Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA

Muerto en vida, podrido y atrapado sin salida

Crónica de una muerte anunciada

Duraba días enteros, encerrado en mi recamara, sin bañarme, drogándome todo el tiempo, puedes visualizar un montón de vasos medios llenos, medios vacíos por todos lados, platos sucios, klines y papel de baño impregnados de mocos en toda la alfombra, ropa y zapatos por donde quiera, ceniceros atascados de colillas, ceniza y papeles chupados donde venía la cocaína, así como esta ese cuadro de mi recamara, así  estaba mi vida, hecha un desastre, hundido en mi soledad, atrapado en mis depresiones y víctima de mis conmiseraciones, una vida inútil, nada divertida, con los crudos ingredientes de mis delirios obsesivos, mi celotipia infernal y mis delirios de persecución, en mi mente enferma, llegue a leer letreros escritos con tinta sangre en la pared.- ¡ Púdrete!  Te vamos a matar cabron.- Yo veía y leía, mensajes que solo yo podía ver y me volvía loco por los pensamientos patológicos, si coticos, repetitivos, cuando mi mujer, le dijo a alguien que yo necesitaba ayuda de algún psiquiátrico, me ofendí tanto, que procese una demanda por difamación de honor.- ¡ Loco ¡  toque fondos muy crudos, tristes pero que no fueron suficientes, yo juraba y juraba después de una santa guarapeta de que ya no me iba a drogar y basta con darme el primer pasecito de cocaína para volver a la danza del atascamiento.

Muerto en vida, podrido y  atrapado sin salida

Los adictos somos alma gemelas

No hay diferencias, somos como copias al carbón, la perra enfermedad es igual de cruel para un marihuana que para un borracho, o un cocainómano, no hay diferencias con el ludópata, el heroinómano o el fármaco, es exactamente lo mismo, emocionalmente hablando, únicamente cambiamos de sustancias, escenarios y de fondos, hay de todo en la villa del Señor, entrar al infierno es muy fácil, salir de él, es meramente imposible, el adicto se aferra a pésimos hábitos y costumbres toxicas que le impiden una rehabilitación física, mental y emocional, no llega al camino espiritual por lo toxico de sus pensamientos, tal vez, llegue a un grupo de autoayuda y podrás mantenerse limpio, pero esta esclavizado a una borrachera seca, a un personalidad enferma, por demás toxica y a la vuelta de la esquina se topara de nuevo con las atractivas sustancias, será entonces, el cuento de nunca acabar.