Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA

La maldición de tener un drogadicto en casa

Nacido para perder

El destino del niño adicto, será por demás triste, la mayoría no se permiten concluir sus estudios, a través de los años, el  adicto se distingue por sus nefatos patrones de conducta, malos hábitos, se torna, mitómano, perezoso conformista, neurótico, por supuesto, narcisista, es soberbio, no escucha ni de la oportunidad a que le marquen sus errores, es irresponsable, no dura en los empleos, se llena de conflictos y a todo  le pone pero, se justifica y devoran sus miedos, complejos, no logra establecer una buena relación de pareja, no cierra círculos, emocionalmente es un cero a la izquierda, su manera de ser y de pensar, es mediocre, por demás cuadrada, no acepta ayuda, se convierte en el hombre del mañana, sin palabra ni compromiso, ante los problemas, es un imán, el lo s atraer, le llegan solos, por supuesto, que no tiene paz, ni estabilidad emocional, sufre por su sentencia a sufrir y a morir a consecuencia de sus adicciones

La maldición de tener un drogadicto en casa