Columnas > ERIC VALDEZ GÓMEZ

La Guerra de las Cartulinas

El primer debate presidencial de 2024 ha marcado un punto decisivo en la carrera hacia la presidencia de México, ofreciendo al país un primer vistazo directo a las propuestas y personalidades de Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez, y Jorge Álvarez Máynez. Este evento no solo sirvió para medir el pulso de las campañas, sino también para establecer las expectativas de lo que será el segundo debate.

En un giro inesperado, el debate se transformó en lo que ahora llamamos "La Guerra de las Cartulinas", donde los candidatos, armados con fotografías comprometedoras, buscaron desacreditar a sus oponentes. Esta táctica, más allá de ser un simple recurso visual, reflejó la intensidad de la competencia y la disposición de los candidatos a emplear todas las herramientas disponibles para ganar ventaja.

La Guerra de las Cartulinas

Durante el debate, temas como salud, educación y combate a la corrupción fueron abordados, pero fue el uso estratégico de las cartulinas lo que capturó la atención del público. Sheinbaum defendió las políticas actuales y su promesa de expansión educativa, mientras Gálvez criticó el status quo, proponiendo un enfoque más pragmático hacia la violencia y la salud. Álvarez Máynez intentó posicionarse como una tercera vía, prometiendo superar la vieja política. Sin embargo, fueron las "barajitas de cambio" las que añadieron un elemento dramático al debate, mostrando la dinámica entre los candidatos y sus estrategias para conectar con el electorado.

Las plataformas digitales jugaron un papel fundamental, donde cada equipo mostró  una organización operativa para posicionar cada equipo a su virtual ganador y sus propuestas. El protagonista del debate fue el uso de las cartulinas que generó discusiones importantes entre los votantes. Este método visual de confrontación añadió una dimensión adicional al debate, obligando a los candidatos a defenderse no solo con palabras, sino también con la imagen que proyectan al público.

El próximo debate, programado para el 28 de abril en los Estudios Churubusco, promete profundizar en "La ruta hacia el desarrollo de México". Con la introducción de una "Bolsa de Tiempo" y preguntas videograbadas por la ciudadanía, los candidatos tendrán otra oportunidad de presentar sus propuestas. Sin embargo, queda por ver si "La Guerra de las Cartulinas" continuará siendo una táctica empleada y cómo esto influirá en la percepción pública.

"La Guerra de las Cartulinas" nos recuerda que en la política moderna, la imagen y la percepción juegan un papel tan crucial como las propias políticas. A medida que avanzamos hacia el segundo debate, es importante que los candidatos trabajen sus mensajes y estrategias, recordando que el electorado busca soluciones concretas a sus problemas, más allá de las batallas visuales.

En este momento crítico de nuestra historia democrática, cada uno de nosotros está llamado a ser más que meros espectadores. La claridad, la integridad y una visión de futuro no son solo exigencias que debemos hacer a nuestros candidatos; son la base sobre la que debemos construir nuestra participación en este proceso electoral. Recordemos las palabras de Martin Luther King Jr.: "Nuestra vida comienza a terminar el día que guardamos silencio sobre las cosas que importan". El próximo debate no debe ser un evento más en el calendario electoral; sino un acto de responsabilidad en nuestra búsqueda colectiva de un México renovado, donde la justicia, la igualdad y la prosperidad sean el legado que dejemos a las futuras generaciones.

Este es el momento de elevar nuestras voces, de exigir más de quienes aspiran a liderarnos y de comprometernos activamente con el futuro de nuestra nación. No es simplemente un debate; es el espejo de nuestra determinación por forjar un México que refleje nuestros valores más profundos y nuestras esperanzas más altas. Que este debate marque el inicio de una era en la que, juntos, hagamos realidad el México justo, equitativo y próspero que todos merecemos.