Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA

El asesino silencioso

Empecé a fumar a los doce años de edad, mi abuela me mandaba cada hora a la estufa a prenderle un cigarro, fumaba Fiesta y yo llegaba al sillón de la sala de TV, ya con el cigarro a medias y rojo, para los 13 años, ya cargaba mi cajetilla,  fumaba en los camiones, en el billar, el boliche, en el baño de la secundaria, en fin, prácticamente en todos lados, a los 17 le pedí permiso a mi padre de fumar delante de él y accedió sin mayor problema, mis padres nunca fumaron, luego, en cada borrachera, cuando menos un par de ellas a la semana, fui capaz de fumarme más de dos cajetillas al día, lo mismo, cuando jugábamos dominó hasta al amanecer, normalmente, era todos los jueves , duré muchos años prendido del cigarro con un alto nivel de ansiedad fuera de serie y llegué a fumarme cerca de tres cajetillas diarias, un cigarro cada 10 minutos, recuerdo también, que me despertaba cada hora en la madrugada,  me sentaba en la tasa del baño a fumar, claro mi piel seca, muerta, siempre apestando a tabaco, mi boca dañada como mis pulmones y todo mi cuerpo, uno de mis fondos, fue mis crisis de tos, ya tosía como perro callejero, triste y abandonado.

El consumo de cigarrillos aumenta la secreción sebácea, provocando una mayor tendencia a la caspa en el cuero cabelludo y al acné. Disminuye la circulación de la piel, altera su nutrición normal. Como consecuencia la piel empalidece,  se pone más amarilla, se deshidrata,  se arruga más fácilmente. Aún en mujeres jóvenes la piel pierde toda su frescura. La impotencia sexual se presenta precozmente en los fumadores. La nicotina produce una disminución de la circulación en los centros nerviosos de la médula espinal y en los órganos genitales. La adicción al tabaco es la responsable del 20% de las muertes de origen cardiovascular en individuos de 65 años o más. En edades menores a los 65 años es la causante del 45% de las muertes cardíacas. La nicotina estimula el aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, produciendo arritmias cardíacas graves; algunas causantes de muerte súbita en pacientes coronarios. Fumar favorece al aumento del colesterol en la sangre. Todas las drogas dejan grasas en los organismos y la desintoxicación es sumamente difícil, pueden pasar más de 25 años que se haya dejado de fumar o de consumir sustancias tóxicas y las grasas seguirán en la sangre y en las venas, que decir, del cerebro y del resto de los órganos del cuerpo.

El asesino silencioso