Columnas - Dra. Yirla Paola García López

Depresión en Navidad: cuando la época "más feliz" del año no lo es para todos

  • Por: DRA. YIRLA PAOLA GARCÍA LÓPEZ
  • 25 DICIEMBRE 2025
  • COMPARTIR
Depresión en Navidad: cuando la época "más feliz" del año no lo es para todos

Diciembre suele presentarse como el mes de la alegría, la unión familiar y la esperanza. Las calles se iluminan, los mensajes hablan de amor y las reuniones sociales se multiplican. Sin embargo, desde la práctica médica cotidiana, es evidente una realidad menos visible: para muchas personas, la Navidad y las fiestas decembrinas son un detonante de tristeza profunda, ansiedad y depresión.

Hablar de depresión en estas fechas no es exageración ni pesimismo; es un asunto de salud pública. Diversos estudios muestran que durante diciembre aumentan las consultas médicas relacionadas con alteraciones del estado de ánimo, insomnio, crisis de ansiedad y consumo excesivo de alcohol. También se incrementan las descompensaciones en pacientes con depresión previamente diagnosticada.

La depresión no distingue calendarios

Puede afectar a cualquier persona, sin importar edad, género o nivel socioeconómico. No obstante, las fiestas decembrinas concentran factores emocionales y sociales que pueden intensificarla. Uno de los más importantes es el duelo. La ausencia de un ser querido se vuelve más evidente cuando la narrativa social insiste en la familia reunida y la mesa llena. Para quien ha perdido a alguien, diciembre puede convertirse en un recordatorio constante de lo que ya no está.

Otro factor relevante es la presión social

Existe una expectativa implícita de "estar bien", de sentirse agradecido y feliz. Las redes sociales refuerzan imágenes idealizadas de celebraciones perfectas que poco tienen que ver con la realidad cotidiana. Compararse con estos escenarios genera sentimientos de insuficiencia, fracaso y soledad, especialmente en personas que atraviesan dificultades económicas, conflictos familiares o problemas de salud.

En ciudades fronterizas como Reynosa, este fenómeno adquiere matices particulares. La migración, la separación familiar, la inseguridad y la incertidumbre laboral impactan directamente en la salud mental. Muchas familias pasan estas fechas incompletas; otras viven con la carga emocional de tener seres queridos lejos o en situaciones vulnerables. La Navidad, lejos de aliviar, puede amplificar estas tensiones.

Desde el punto de vista clínico, es importante distinguir entre tristeza normal y depresión. La tristeza es una emoción humana esperable; la depresión es una enfermedad que afecta la forma de pensar, sentir y actuar. Se manifiesta con síntomas como apatía persistente, cansancio extremo, alteraciones del sueño y del apetito, dificultad para concentrarse, sentimientos de culpa o inutilidad y, en casos graves, ideas de muerte. Cuando estos síntomas se prolongan más de dos semanas o interfieren con la vida diaria, requieren atención médica.

Durante las fiestas, también se observa un aumento en conductas que pueden agravar la depresión. El consumo excesivo de alcohol, socialmente normalizado en estas fechas, actúa como un depresor del sistema nervioso central. Lejos de "animar", puede intensificar la tristeza, la irritabilidad y la impulsividad. Además, mezclar alcohol con medicamentos para la ansiedad o la depresión sin supervisión médica representa un riesgo serio para la salud.

¿Qué podemos hacer frente a esta realidad? Desde la medicina, el primer paso es visibilizar el problema. No todos viven la Navidad de la misma manera, y eso debe ser comprendido y respetado. Escuchar sin juzgar, evitar minimizar el sufrimiento ajeno y ofrecer acompañamiento genuino puede ser más terapéutico de lo que imaginamos.

A nivel individual, es fundamental ajustar expectativas. No todas las Navidades serán felices ni perfectas, y aceptar eso reduce la carga emocional. Priorizar el autocuidado; dormir adecuadamente, mantener horarios regulares de comida, realizar actividad física y limitar el consumo de alcohol, tiene un impacto directo en el bienestar mental. Pedir ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino una decisión responsable y valiente.

La depresión tiene tratamiento y pronóstico favorable cuando se atiende a tiempo. Médicos, psicólogos y psiquiatras trabajan de manera integral para ofrecer opciones terapéuticas seguras y eficaces. Ignorar los síntomas o normalizar el sufrimiento solo retrasa la recuperación.

Reflexión final

Tal vez el verdadero sentido de las fiestas no esté en la alegría obligatoria, sino en la capacidad de mirarnos con honestidad y compasión. Reconocer que no todos están bien es un acto de humanidad. Si esta Navidad se siente pesada, recuerde que no está solo y que su malestar es válido. Cuidar la salud mental es tan importante como cuidar el cuerpo, y hacerlo también es una forma de celebrar la vida. Porque a veces, el regalo más necesario no es la felicidad inmediata, sino la esperanza de sentirse mejor.


Continúa leyendo otros autores