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Dice jueza ser víctima de persecución política

La servidora pública habla sobre su reciente detención, encarcelamiento y puesta en libertad.

Angélica Sánchez, tras su detención en Coatepec (Veracruz), el pasado 16 de junio.Dice jueza ser víctima de persecución política
  • Veracruz

Los últimos tres meses han sido una pesadilla para la jueza Angélica Sánchez Hernández. Después de 25 años de carrera nunca imaginó que sería detenida dos veces, que estaría en prisión preventiva y que casi un mes después, sería puesta en libertad. Su historia es una historia tan cuajada de irregularidades e inconsistencias que pone en duda la independencia del poder político y judicial en el Estado de Veracruz y en todo México. Sánchez Hernández habla en exclusiva con El País para contar cómo fue vivir todo aquello y acusa al gobernador Cuitláhuac García y a la Fiscalía del Estado de una cacería en su contra que nada tiene que ver con su desempeño como jueza. "Soy víctima de una persecución política. Si algo me llegara a suceder a mí o a mi familia no habría más responsables que el gobernador del estado de Veracruz, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia y el secretario de Gobierno", dice al otro lado del teléfono.

La Fiscalía veracruzana y el poder ejecutivo acusan a Sánchez de delitos contra la fe pública y tráfico de influencias, pero también de delitos contra la salud y de disparar contra varios agentes de la Secretaría de Seguridad Pública. La jueza se defiende de estas acusaciones y reitera que siempre realizó su trabajo con la máxima diligencia y apego a la ley. "Tengo miedo de que la Fiscalía esté fraguando otra orden de detención en mi contra", afirma y reconoce que teme a salir a la calle. Las investigaciones en su contra siguen abiertas. "El día que salí sola de mi casa iba con temor. Mis hijos y yo nos sentimos perseguidos, acosados... con la paranoia de que me puedan hacer algo otra vez", asegura.

Si así sucediera, sería la tercera detención contra la jueza Sánchez en menos de tres meses por parte de las autoridades. La primera fue en junio de este año. Aquella noche la jueza circulaba por Xalapa, la capital del Estado, cuando la policía le dio el alto. Varios agentes le obligaron a bajar de su coche y a subir a una patrulla. "Me llevaron al cuartel de San José, me tuvieron incomunicada cinco horas, me sembraron un arma y pusieron droga en mi bolso", dice la togada. "Yo nunca había manejado un arma (...) uno de los policías puso su dedo en el mío y me obligó a jalar del gatillo".



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