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El presidente de México que murió impune

Su gobierno, entre 1970 y 1976, estuvo marcado por la crisis económica y la represión de los movimientos sociales

Ciudad de México.- Hace 45 años el periodista Julio Scherer, encaramado en la parte posterior de un jeep, describió en el periódico Excélsior una escena ocurrida en las montañas de la provincia de Guangxi, en China. A bordo del vehículo iban Chou En-lai, el primer ministro de Mao Tse-tung y, a su lado, el presidente mexicano, Luis Echeverría. El automóvil reptaba los sinuosos caminos de terracería rumbo a Dazhai.

Luis Echeverría habla ante la militancia del PRI tras recibir la nominación presidencial para 1970.El presidente de México que murió impune

“Si tuviéramos un accidente, los que venimos con usted pasaríamos a la historia” Mao Tse-tung

Luis Echeverría no murió allí. El presidente que guío a México entre 1970 y 1976 con un estilo populista e hipernacionalista ha fallecido este sábado a los 100 años en su casa en Cuernavaca, en el Estado Morelos, a 80 kilómetros a las afueras de la capital del país. La noticia fue dada a conocer por el actual jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, en Twitter.

El polémico exmandatario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) será recordado como un funcionario que concentró en su figura la dualidad absoluta. Por un lado, y de cara al mundo, fue un fervoroso creyente en las políticas progresistas y el socialismo como una forma de contrarrestar el imperialismo de Estados Unidos. Por el otro, y en su visión de política interna, fue un autócrata de mano dura que no dudó en reprimir movimientos sociales para mantener la estabilidad del sistema político del partido único.

Echeverría (Ciudad de México, 1922) llegó a la presidencia en diciembre de 1970 después de haber derrotado al candidato de la derecha, Efraín González Morfín, por diez millones de votos. En la campaña, el exsecretario de Gobernación del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) llegó a ser llamado “el nuevo Cárdenas”, en honor al presidente que dio un rostro de modernidad a un México que sufrió las secuelas de la Revolución. Antes de llegar al poder, Echeverría había hecho campaña, quizá de modo algo ingenuo, con la idea de que tendría una buena relación con Estados Unidos.

“Soy anticomunista”, había proclamado con orgullo en una visita a Washington.

Las cosas cambiaron extraordinariamente en poco tiempo para este abogado de la Universidad Nacional, quien había comenzado su trayectoria política incorporándose al partido en 1946. Al llegar a Palacio Nacional a inicios de la década de los setenta la relación entre México y su vecino del norte se agrió. La economía fue un factor determinante en aquella descomposición.

Washington se negó a hacer una excepción con México y Estados Unidos al imponer un arancel de 10% a las importaciones, en una reacción proteccionista similar a la que los tres países viven 47 años después. Esta era inflacionaria rompió con el ritmo de crecimiento de la economía a lo largo del periodo conocido como Desarrollo estabilizador. Cuando Echeverría ganó las elecciones, la inflación oscilaba entre el 4 ó 5%. Al terminar su sexenio, en diciembre de 1976, era de 19%. La economía creció 6% en su Administración gracias al impulso del petróleo y a pesar de un estilo derrochador que aumentó en dos millones de personas la burocracia. El oneroso dispendio colocó la deuda exterior mexicana en 26.000 millones de dólares.

GRANDES CRISIS

Echeverría enfrentó otra de sus grandes crisis a escasos meses de tomar posesión. A finales de marzo de 1971 miles de estudiantes de la Universidad de Nuevo León, al norte del país, expulsaron al rector y tomaron las instalaciones de rectoría exigiendo derogar la ley orgánica. La manifestación tuvo eco en la capital del país y el movimiento estudiantil de Ciudad de México convocó a una marcha en su apoyo el 10 de junio. La protesta era importante porque era la primera desde la matanza del 2 de octubre en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco.

Contaría con la presencia de varios líderes estudiantiles que habían sido encarcelados y liberados después por gracia de Echeverría. Durante la marcha, celebrada el día de Corpus, los policías que servían de contención desaparecieron y un grupo de choque, conocido como Los Halcones, reprimió nuevamente a los estudiantes. La cifra de muertos se desconoce hasta hoy, aunque algunas versiones hablan de entre 12 y 40 fallecidos.

CIERRAN FILAS

El historiador Enrique Krauze recuerda que varios intelectuales cerraron filas con Echeverría tras la matanza del jueves de Corpus. Entre ellos se encontraban los escritores Fernando Benítez y Carlos Fuentes, quien llegó a escribir que no apoyar al mandatario era “un crimen histórico”. Carlos Monsiváis, quien dirigía el suplemento cultural de la revista Siempre!, censuró un texto de Gabriel Zaid que llamaba a Echeverría un “criminal histórico”.

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Militares apostados en las calles aledañas a la marcha, disparan contra los jóvenes estudiantes.



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