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Sobre las vías del tren, reviven la Pasión de Cristo en Sonora

Con una oración por las personas fallecidas en el centro de detención migratoria de Ciudad Juárez, el pasado 27 de marzo, inició en las vías del ferrocarril de Hermosillo, el Viacrucis migrante

Gilberto Lezama, el sacerdote que desde hace más de 20 años abraza la causa migrante y los apoya con albergue y alimento, a un costado de las vías tren en el Ejido La Victoria, área rural de la capital Sonora, dirigió el camino de las 14 estaciones que simbolizan la Pasión de Cristo.

Foto El UniversalSobre las vías del tren, reviven la Pasión de Cristo en Sonora

  • HERMOSILLO, Son.

Dos hombres caminaron con una cruz de madera, hasta llegar al comedor de los migrantes Mateo 25,35, donde decenas de personas de otros países y algunos mexicanos, sin hogar, esperaban que les regalaran comida.

El cura que la tarde de ayer Jueves Santo, en medio de una ceremonia litúrgica en la Iglesia San Luis Gonzaga, de la Colonia San Luis, en un acto de humildad como lo hizo Jesucristo con sus apóstoles, lavó y besó los pies de migrantes, este viernes de crucifixión y muerte de Jesucristo, también les dio alimento.

El Padre Lezama pidió ofrecer el corazón por esta causa y ayudar a las personas que por salir de sus países de origen para buscar una vida mejor, en su trayecto hacia el norte, sufren un verdadero calvario.

Destacó que los migrantes deben ser tratados con respeto, con alto sentido espiritual y humano, y no deben ser criminalízanos por buscar el bienestar de su familia y el propio.

Esta procesión de duelo se celebra en medio de una ola de deportaciones de las autoridades migratorias de Estados Unidos.

En el transcurso de esta semana llegaron más de cien migrantes al albergue que dirige la pastora cristiana Hilda Cambuston "Vida Plena Corazón Contento", ubicado en la Colonia San Luis.

Hombres, mujeres y niños que ingresaron a la Unión Americana por Ciudad Juárez, fueron expulsados a México por la frontera de Nogales, Sonora.

Personal del Instituto Nacional de Migración (INM), los trasladó a la central migratoria de Hermosillo mientras procesó sus datos, después los remitió al albergue donde esperan una nueva oportunidad para ser llamados por las autoridades de Estados Unidos

En este albergue se puede observar una gran cantidad de colchonetas en el piso, pertenencias, y niños jugando por todos lados. Las mujeres solo los observan y la mayoría de los hombres permanecen afuera.

Una estructura techada con lona protege del sol a miles de prendas de vestir colgadas y dobladas, para hombre y mujer, de todos colores, tallas y texturas; son donaciones continuas de la sociedad hermosillense para apoyar a las personas en tránsito.

Si bien, los migrantes tienen el respaldo de dos representantes de la iglesia católica y cristiana, quienes les dan refugio y alimento en su estadía en esta ciudad, su travesía es un verdadero calvario, un viacrucis.



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