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Los consultorios de las farmacias: Un gran negocio a expensas de enfermos y médicos

Los cerca de 18 mil Consultorios Adyacentes a Farmacias se han convertido en un sistema de salud paralelo que le quita presión a las sobrecargadas instituciones públicas del sector: cubren a 20% de los enfermos que requieren atención básica

La crisis del sistema de salud pública ha propiciado el acelerado crecimiento de los Consultorios Adyacentes a las Farmacias (CAF) –con consultas a muy bajo precio o de plano gratuitas–, pero con un esquema de explotación de unos 36 mil médicos, quienes reciben pagas raquíticas, son obligados a recetar los medicamentos que vende su patrón y por lo general no cuentan con las prestaciones de ley.

Los consultorios de las farmacias: Un gran negocio a expensas de enfermos y médicos

El propio subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, admitió públicamente el pasado 16 de agosto que el gobierno no puede suprimir esos consultorios que “sólo buscan hacer negocio” y someten a sus médicos a “condiciones laborales precarias”, al extremo de convertirlos en “agentes de ventas” de las farmacias.

El doctor Vladimir Román Castillonájera, quien intenta aglutinar a estos médicos explotados en una asociación, comenta indignado: “Los llamados consultorios adyacentes son un gran negocio para los empresarios farmacéuticos y están proliferando a costa de la precarización del trabajo de los médicos generales, quienes prácticamente ya nos convertimos en sus esclavos, pues nos explotan de una manera brutal”.

–¿Y cómo se da esta explotación laboral?

–En primer lugar somos obligados a dar la consulta a 40 pesos, muy por abajo del costo promedio de una consulta de un médico general, que es de alrededor de 500 pesos.

Y eso cuando bien nos va, porque en algunas farmacias nuestras consultas deben ser gratuitas a cambio de un salario raquítico, o bien, aceptar lo que el paciente quiera darnos, como si fuéramos limosneros.

“Aparte, no tenemos las prestaciones laborales que marca la ley, como es la pensión o el derecho a sindicalizarnos, quienes intentan aglutinarse en algún sindicato simplemente son despedidos. Trabajamos con contratos temporales.

La cadena de Farmacias Similares, por ejemplo, a sus médicos ni siquiera les da copia del contrato.

Los médicos que siempre han laborado en estos consultorios adyacentes, surgidos a finales de los noventa, ya están casi en edad de pensionarse. Serán la primera generación bajo este esquema empresarial. Pero no tendrán pensión.

  • ¿Qué van a hacer? ¿qué harán para sobrevivir? ¿pedirán limosna en la calle?... Les espera un futuro muy dramático.”

  • –¿Son solamente médicos generales, y no especialistas, quienes trabajan en esos consultorios?

  • –Sí, así es. Al empresario le conviene tener al médico general porque es quien atiende 90% de las consultas que se dan en el país. Son las llamadas consultas de primer nivel. La intención es que se den rápidamente una tras otra, como en una fábrica de maquila. Y nosotros somos el caballito de batalla.

Explotación tolerada

Bajo la figura de “comodato” –agrega el entrevistado–, el farmacéutico le permite al médico trabajar en el consultorio que construyó anexo a su farmacia.

“En comodato significa que te lo presta para que ejerzas libremente tu práctica médica, pero aquí es muy distinto porque el empresario te dice cuánto cobrar por consulta, te impone los días laborales, el horario y otras condiciones.

De manera que realmente es el patrón del médico”, dice Román Castillonájera, quien lleva 15 años trabajando en esos consultorios.

Y asegura que –según las estadísticas– un consultorio anexo eleva 50% las ventas a su farmacia, pues el principal negocio consiste en recetar al paciente los medicamentos que hay en la farmacia, para que los compre ahí.

También es común que se le exija al médico recetar medicinas que vayan de determinado precio hacia arriba, para obtener más ganancias.

Relata el entrevistado: 

“Me ha tocado vivir esa experiencia: el dueño de una farmacia en la que yo trabajaba, en la Ciudad de México, por el rumbo de Six Flags, revisaba constantemente la caja registradora y luego me decía molesto: ‘Oiga doctor, no se le olvide que esto es un negocio, cada una de sus recetas debe estar arriba de los 400 pesos. Ya hago bastante con dar consultas baratas a tanto muerto de hambre’”.

El modelo empresarial de los CAF lo instauró, a finales de los noventa, la cadena Farmacias Similares, manejada por el empresario Víctor González Torres, conocido como Doctor Simi, quien para ese propósito creó la Fundación Best, “un mecanismo formal de reclutamiento de médicos para potenciar la venta de sus fármacos”, asegura el estudio Los médicos de Farmacias Similares: ¿degradación de la profesión médica?, elaborado por Marco Antonio Leyva Piña y Santiago Pichardo Palacios, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Modelo gerencial

Los consultorios de Farmacias Similares –agrega el estudio– “no van más allá de diagnósticos y expedición de recetas de los medicamentos que se consideren apropiados”, por lo que son un modelo “gerencial” donde el médico es “un empleado asalariado” que “pierde el monopolio del conocimiento experto y la autonomía en su trabajo”, para transformarse en un “trabajador residual”, producto de un “mercado nuevo y en expansión donde no existe competencia”.



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