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Caro Quintero: obsesión de Estados Unidos

Ningún otro traficante de drogas ha sido una afrenta personal para las agencias estadounidenses como Rafael Caro Quintero

Cd. de México.-Rafael Caro Quintero, hijo de una familia de campesinos y con apenas estudios de primaria, fue uno de los principales responsables de la crisis diplomática más agria que ha confrontado a México y Estados Unidos en casi un siglo.

Caro Quintero: obsesión de Estados Unidos

 Otros traficantes han sido más violentos y sanguinarios, más astutos u ostentosos, con más giros ilegales y recursos, pero ningún otro es una afrenta personal para las agencias estadounidenses como el capo sinaloense.

 Es hijo de Emilio Caro Payán y Hermelinda Quintero, nació el 24 de octubre de 1952 en la localidad de La Noria, en el municipio de Badiraguato, Sinaloa, cuna de otros grandes capos como Joaquín "El Chapo" Guzmán y los hermanos Beltrán Leyva.

 Desde fines de los años 70 y principios de los 80, encabezó junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, "Don Neto", el último monopolio de las drogas que operó en México.

 Nunca el volumen de las operaciones de producción y transporte de sustancias ilegales estuvo en tan pocas manos, una circunstancia de la que hay indicios y evidencias de la protección y cobertura de agentes de los servicios de inteligencia de los dos países.

 El principio del fin de este imperio construido en menos de una década no fue el volumen industrial de su oferta de drogas, tampoco sus excesos de violencia, sino un crimen: el de Enrique Camarena Salazar, "Kiki Camarena", agente de la DEA.'El Búfalo' y un secuestro.

En 1984, Camarena había sobrevolado y descubierto el rancho "El Búfalo", en Chihuahua, el mayor centro de producción, acopio y manufactura de mariguana en la historia.

 La DEA proporcionó su ubicación a las autoridades mexicanas y el 6 de noviembre el Ejército intervino esta fábrica de enervantes en la que trabajaban más de 4 mil campesinos y aseguraron más de 6 mil toneladas de mariguana, a la fecha un récord mundial.

 La réplica de los traficantes vino el 7 de febrero de 1985, cuando Camarena y el piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar fueron secuestrados en Guadalajara. Sus cadáveres fueron hallados el 5 de marzo en Michoacán.

 La cacería que desató el asesinato fue de dimensiones nunca antes vistas. 'La huida de Caro Quintero huyó a Costa Rica con Sara Cosío, sobrina del ex Gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri, pero hasta allá fue localizado y detenido el 4 de abril de 1985 y deportado a México.

  •  A partir de entonces, empezaron a aparecer en la prensa estadounidense publicaciones contra altos funcionarios mexicanos implicados en el narcotráfico.

 Se reveló que Caro Quintero había logrado huir a Centroamérica con una credencial de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la entonces policía política que dirigía José Antonio Zorrilla y que era parte del organigrama de la Secretaría de Gobernación, cuyo titular por aquellos tiempos era Manuel Bartlett.

 La crisis desatada por el caso Camarena fue el último clavo en el ataúd para la DFS, que fue disuelta el 29 de noviembre de 1985 por el Presidente Miguel de la Madrid. La corporación ya estaba inmersa en el escándalo desde el asesinato del periodista Manuel Buendía, un año antes.

La furia de EU no apaciguó las aguas, pues autoridades del vecino país apuntaron todavía más alto. El Departamento de Justicia no tardó en presentar en las Cortes Federales a Jorge Godoy López y René López Romero, pistoleros de "Don Neto", quienes en calidad de testigos protegidos acusaron a altos funcionarios mexicanos del crimen de Camarena.

 René fue quien declaró que cuando el agente de la DEA ya estaba secuestrado, Caro Quintero y "Don Neto" se reunieron con Juan Arévalo Gardoqui, Secretario de la Defensa Nacional; Enrique Álvarez del Castillo, Gobernador de Jalisco, y Bartlett.

 Dijo que algunos de los poderosos funcionarios eran asistentes habituales a las fiestas de los capos, a las que también asistían Rubén Zuno Arce, cuñado del ex Presidente Luis Echeverría, y Javier García Paniagua, ex jefe de la DFS.

 Zuno Arce, detenido en 1989 en Texas, había sido propietario de la casa donde Camarena fue torturado. Zuno murió en 2012, a los 82 años de edad, purgando una cadena perpetua.

 Pero la furia de los estadounidenses todavía fue más lejos. En 1990, unos "caza recompensas" mexicanos al servicio de la DEA secuestraron en la Ciudad de México al médico Humberto Álvarez Machain.

 Los mismos testigos protegidos lo señalaban de inyectar lidocaína a Camarena para mantenerlo vivo durante las torturas. Tres años después, Álvarez Macháin sería liberado.

 Cuando refiere estos episodios en su libro "Cambio de rumbo", el Presidente Miguel de la Madrid no se guarda sus críticas al entonces Embajador de Estados Unidos, John Gavin.

 Le molestaba que tirara la piedra y escondiera la mano, cuando había filtraciones en la prensa estadounidense sobre la implicación de altos funcionarios de su gabinete con el narcotráfico.

"El problema de Gavin es que se rebaja a andar con chismes. Además, su actitud de prepotencia y soberbia es absoluta: se presenta ante mí como si fuera nuestro gran juez. Lo verdaderamente intolerable es que filtra a la prensa recriminaciones de las que no tiene ninguna prueba", recuerda De la Madrid.BartlettBartlett, hoy director de la Comisión Federal de Electricidad, no ha pisado suelo estadounidense desde 1992, aunque también ha descalificado como grotescas las acusaciones en su contra, basadas --dice-- en "testigos pagados" por la propia agencia antinarcóticos.

 "Estaba mencionado el nombre del Presidente de la República, el nombre del ex Presidente de la República, del Secretario de Gobernación, el de la Defensa Nacional y el Gobernador de Jalisco, en una posición verdaderamente grotesca de participantes de una conspiración para matar a un agente de la DEA", dijo en 1998.

Condena

 "Como está hecho ese proceso, es un proceso contra México, pero me lo han achacado a mí. El acusado no es Manuel Bartlett, el acusado es México".La condena Caro Quintero fue sentenciado en México a 40 años de cárcel por el crimen de Camarena.

 Recorrió durante 28 años los reclusorios de la capital del País y los penales federales del Altiplano y Occidente. Finalmente, fue transferido al penal estatal de Puente Grande, en Jalisco.

 En los primeros minutos del 9 de agosto de 2013, el traficante abandonó este último centro penitenciario, acompañado de cinco abogados.

 Lo saludaron, lo abrazaron y luego uno de ellos lo subió a un vehículo y lo llevó hasta un punto de Guadalajara a donde llegó a recogerlo otro coche. Al día siguiente tuvo una fiesta familiar para festejar su liberación y el 11 de agosto voló en un avión privado a un destino desconocido.

 Salió de la cárcel porque un Magistrado, en cumplimiento a un amparo, sentenció que la justicia federal no era competente para juzgarlo por el caso Camarena, pues los delitos de secuestro y homicidio son del fuero común.

 Su libertad volvió a cotizarlo nuevamente como uno de los principales enemigos públicos de Estados Unidos, donde el precio a su cabeza en poco tiempo subió a 20 millones de dólares.

 No pasó mucho tiempo para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación revocara su libertad y, en consecuencia, el 22 de enero de 2015 el Segundo Tribunal Unitario Penal de Guadalajara ordenara su reaprehensión y ratificara su condena de 40 años de cárcel.

 Por ello, el capo ahora tiene pendiente estar 11 años y 7 meses en prisión, para terminar de cumplir con su sentencia.No es su único pendiente legal. A solicitud de EU, el 11 de agosto de 2013 el Juzgado Sexto de Distrito en Procesos Penales Federales de la Ciudad de México ordenó su detención provisional con fines de extradición por ocho cargos, tres de ellos relacionados con el crimen del agente de la DEA.

 La orden de detención se basa en una orden de aprehensión librada en 1987 por una Corte Federal de California, con sede en Los Ángeles.

 El 26 de marzo del año pasado perdió en última instancia el amparo contra esta orden con fines de extradición, lo que permitió que ayer se la ejecutaran y lo internaran en el Penal del Altiplano, donde ya estuvo hace más de dos décadas.

 En julio de 2016, el capo dio una entrevista a la periodista Anabel Hernández para negar su participación en el asesinato de Camarena y decir que ya no estaba involucrado en el narcotráfico.

"Yo le pediría a la DEA que fuera más cuidadosa y al gobierno de México. Si me aclaran a mí, que sea verdad; me entrego pero no me voy a entregar de informante", dijo.

 El traficante, sin embargo, no dejó de estar bajo el asedio de las agencias estadounidenses y mexicanas, como tampoco era visto con buenos ojos por los hijos de "El Chapo" Guzmán, quienes lo consideraban un obstáculo, según fuentes federales.

 No es inminente la entrega de Caro Quintero. A principios de los años 90 las autoridades mexicanas decidieron no tramitar el juicio de extradición en su contra y en la década pasada negaron a Estados Unidos la extradición de "Don Neto".

 A partir del 24 de octubre próximo, cuando cumpla 70 años de edad, el narcotraficante estará en posibilidad de solicitar la prisión domiciliaria en su juicio de extradición y el confinamiento domiciliario en la causa penal en la que fue sentenciado, beneficio este último que también le concedieron a "Don Neto" en julio de 2016.

 Algunas personas que lo trataron durante años, cuentan que Caro Quintero era un tipo que buscaba agradar a la gente, siempre sonriente, pero al mismo tiempo se ufanaba de un estatus al saberse como un hombre de poder.

 En 2020, el capo alegó en un amparo no tener dinero porque no estaba pensionado ni jubilado y su condición de prófugo le impedía "desempeñar alguna actividad por la que pueda adquirir recursos económicos". Es el mismo que hace más de tres décadas habría ofrecido pagar la deuda externa y que ayer fue detenido gracias al olfato de un perro.



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