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Atizan temores de nueva crisis

La caída del banco insigne del ecosistema tecnológico ha elevado el nivel de riesgo para levantar capital en este sector

El derrumbe de Silicon Valley Bank (SVB) ha despertado los peores fantasmas en el ecosistema de las startups en México y en América Latina. En cuestión de horas, el banco de nicho para empresas emergentes tecnológicas, colapsó y atizó los temores de una nueva crisis sobre los más de 209.000 millones de dólares en activos que tiene en sus registros. Aunque el Gobierno de Estados Unidos ha asegurado que los depósitos de los clientes del SVB, valuados en 175.000 millones de dólares, están garantizados, la incertidumbre y el riesgo de insolvencia planean sobre uno de los sectores más boyantes de los últimos años.

Un trabajador de la ‘startup’ de compra y venta de autos mexicana Kavak, inspecciona una unidad en 2020.Atizan temores de nueva crisis

  • Ciudad de México

Brian Siu, gerente general para América Latina de Jeeves, la plataforma financiera que tiene entre sus clientes a grandes startups mexicanas como Kavak o Bitso, reconoce que aunque ellos no tienen una cuenta con el banco colapsado, muchos de sus clientes sí. “Directamente, Jeeves no tiene ningún riesgo. Nuestros clientes, obviamente sí, varias fueron impactadas. No puedo decir quién o cómo, pero el viernes (pasado) fue un día muy largo, había mucha incertidumbre porque no sabíamos exactamente qué fin iba a tener esta historia”, señala el gerente de esta firma con presencia en una veintena de países.

Los orígenes del batacazo de SVB—la mayor quiebra de un banco desde 2008— se remontan al año pasado, cuando el apetito por las inversiones en tecnología comenzaron a descender. Sus clientes, en su gran mayoría startups, empezaron a retirar su dinero para cubrir sus gastos operativos. Al caer en picada los depósitos, el banco no tuvo manera de reemplazarlos y se vio forzado a vender su portafolio de activos, entre ellos, los bonos del Tesoro de Estados Unidos, asumiendo una pérdida debido al alza en las tasas de interés. La comunicación errónea de esta venta, así como de la necesidad de levantar capital, terminó por encender las alarmas entre sus clientes, solicitando en estampida y en cuestión de horas su dinero. “Yo creo que fue una tormenta perfecta, de mala comunicación y mala gestión de un banco”, refiere Siu sobre la inédita crisis financiera.



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