No ha podido llorar a Joan Sebastian
José Manuel Figueroa no puede parar. Simplemente no puede detenerse sin terminar los asuntos pendientes que su padre le encargó, aunque eso signifique que no puede llorarle “como Dios manda”
. “Hay dos factores importantes que no he enfrentado todavía, que es el estar solo, que es bueno y malo. Porque (hasta ahora) he estado acompañado de gente que me quiere y que está conmigo en los momentos difíciles; pero la otra (situación) es la soledad”, dice el hijo del fallecido Joan Sebastian.
El 13 de julio, Joan Sebastian falleció en uno de sus ranchos en Guerrero y desde ocho meses antes, José Manuel no se separó de su padre y agradece la oportunidad que le dio la vida de hacerlo así.
“Me tocó entregar a mi padre a la luz eterna, estaba yo preparado para recibir este golpe con mis hermanos y ahora, al no tenerlo, me doy cuenta de la pérdida tan grande en mi vida, el trauma, la mutilación de mi alma, que he sufrido”, reconoce.
A 13 días de la partida del compositor, José Manuel no puede detenerse. Todavía tiene muchos pendientes como para poder entregarse a su guitarra y tener su propio duelo y sacar sus sentimientos. Según él, su padre lo escogió para el proceso de sucesión por su forma de ser y tomar decisiones.
De esta forma Figueroa está detrás del último disco que su padre grabó, diez días antes de morir.
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“Son las últimas canciones que interpretó desde la cama ya muy enfermo y ahora me toca la responsabilidad de apoyar el último disco de mi padre”, cuenta José Manuel.
Además de grabarlo, acompañarlo en segundas voces, el también cantante tuvo que encargarse de la mezcla de las canciones inéditas y que terminó hasta hace seis días.
“Tengo que confesar que fue algo muy duro, fue complicado hacerlo, noté a mi padre, que su voz tenía una sabiduría que antes no le había captado, es el disco mejor interpretado de mi padre”, explica.