Los mágicos 1.5 grados
Detener el calentamiento en torno a esa meta evitaría o al menos reduciría algunos de los efectos más catastróficos en el clima
Una frase, en realidad tan sólo un número, domina las negociaciones climáticas en Glasgow, Escocia: los esquivos y mágicos 1,5 grados.
Se trata del objetivo internacional de limitar el calentamiento futuro del planeta a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) desde la era preindustrial. Es una cifra que puede resultar confusa y no fue un factor clave en las negociaciones de hace apenas siete años. Pero esta sugerencia política resultó ser de una importancia científica crucial.
Detener el calentamiento en torno a los 1,5 grados evitaría o al menos reduciría algunos de los efectos más catastróficos en el clima, y para algunas personas es una cuestión de vida o muerte, según han señalado los expertos en muchos reportes.
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La cifra de 1,5 es ahora “el objetivo general” de la cumbre climática de Glasgow, conocida como COP26, según dijo el presidente de la conferencia, Alok Sharma, en el primer día de la cita. Más tarde, el sábado, señaló que la conferencia, que se tomaba un receso el domingo, seguía tratando “de mantener con vida los 1,5”.
Y es una meta más cercana de lo que parece. Es porque no se trata de 1,5 grados desde la situación actual, sino desde la era preindustrial, y por lo tanto apenas 0,4 grados Celsius (0,7 grados Fahrenheit) desde ahora. El mundo ya se ha calentado 1,1 grados Celsius (2 grados Fahrenheit).
La cuestión no es en qué año se alcanza una media global de 1,5 grados más que en la era preindustrial. Los científicos suelen referirse a una media de varios años que supere los 1,5 grados porque las temperaturas -aunque sigan una tendencia de ascenso en el largo plazo-, tienen pequeñas variaciones arriba y abajo de la tendencia.
Pero el tiempo se agota deprisa.
Los científicos han calculado cuánto dióxido de carbono puede producirse con la quema de combustibles fósiles antes de que se consolide ese aumento de 1,5 grados. Un reporte publicado hace unos días por el Global Carbon Project estimaba que queda un margen de 420.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, y este año la humanidad produjo 36.400 millones de toneladas. A ese ritmo -que va en aumento en lugar de remitir-, quedarían unos 11 años.
Para no superar esa marca, los científicos y Naciones Unidas afirman que el mundo debe recortar sus emisiones actuales en torno a la mitad para 2030. Es uno de los tres objetivos que ha marcado la ONU para determinar si Glasgow ha sido un éxito.
“Es físicamente posible (limitar el calentamiento a 1,5 grados), pero creo que en el mundo real, salvo milagros, está cerca de lo políticamente imposible”, dijo el científico climático Adam Sobel, de la Universidad de Columbia. “Por supuesto, no debemos dejar de reclamarlo”.
Una docena de científicos climáticos dijeron a The Associated Press básicamente lo mismo: que si comienza de inmediato una reducción drástica de emisiones, el mundo puede mantenerse en esos 1,5 grados. Pero no ven indicios de que eso vaya a ocurrir.
Esos 1,5 grados podrían ser la gran cifra del momento, pero no empezó así. El criterio se introdujo hacia el final de las negociaciones en el histórico Acuerdo Climático de París de 2015. Sólo se menciona una vez en el texto del acuerdo. Y esa parte señala el objetivo principal de limitar el calentamiento a “2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales e impulsar esfuerzos para limitar el aumento de temperatura a 1,5 grados Celsius sobre los niveles preindustriales”.
El objetivo de dos grados era la meta de la fallida cumbre de Copenhague de 2009. El objetivo se interpretó en principio como 2 grados o mucho menos si era posible.