LOS BAJAN DE LA NUBE

Querétaro, Querétaro

Querétaro tiene a jugadores desequilibrantes como Ronaldinho, Patricio Rubio y Emanuel Villa, pero fue Mario Osuna, uno de los de más bajo perfil, el verdugo de las Chivas.

Esa labor silenciosa en la contención le dio al futbolista la libertad para disparar de media distancia al 90’, con el mérito de colocar el balón al ángulo superior derecho para el 1-0 sobre el Rebaño ayer en el Estadio Corregidora.

Osuna, más diseñado para robar balones que para meter goles de antología, no sabía ni para donde correr en su festejo, en un partido en el que ambos equipos se habían nulificado precisamente en la media cancha.

Los jugadores del Guadalajara tenían una actitud como de quien asiste a un funeral. Carlos Salcido se llevó las manos a la cabeza, mientras el resto se quedó paralizado. 

Si Chivas tenía la intención de invitar a Gallos a la lucha por el no descenso, se acabó en el momento en que bajó la guardia.

Porque la posesión de balón había sido del Rebaño y, antes del gol, la mejor oportunidad tenía la firma de Omar Bravo, quien desvío el balón tras un pase de Marco Fabián y estuvo cerca de marcar al 25’.

El Guadalajara marcó el ritmo y lo intento con algunos buenos disparos por conducto de Isaac Brizuela e Israel Castro, pero al equipo le faltó esa agresividad que sí tuvo Osuna en su disparo.

Querétaro, en plena reconstrucción con Víctor Manuel Vucetich, apenas se habían insinuado con un penal que el árbitro Luis Enrique Santander no marcó sobre Danilinho, tras una falta de Salcido.

Son ya 19 partidos al hilo sin que se registren empates en la Liga MX gracias a ese gol de Osuna, que además incrementó la presión a las Chivas que la próxima semana tienen un duelo crucial en la lucha por no descender al visitar al Puebla.