Apoyan a damnificados del huracán ´Erick´ en Oaxaca

Familias reciben alimentos, ropa y artículos de higiene, entregados directamente por los brigadistas durante la jornada de apoyo.

En respuesta a los estragos causados por el huracán "Erick", un grupo de voluntarios, misioneros y representantes de organizaciones civiles realizó una jornada de asistencia humanitaria en diversas localidades de la región de la Costa Chica, en Oaxaca. La labor se extendió durante tres semanas, en las que decenas de familias afectadas recibieron alimentos, ropa, productos de higiene y apoyo en la reparación de sus viviendas.

La intervención fue coordinada, principalmente, por los albergues Senda de Vida 1 y Senda de Vida 2. Desde estos centros se organizó el envío de un equipo integrado por entre 30 y 35 personas, incluyendo 15 voluntarios de Senda de Vida 1, 20 de Senda de Vida 2 y dos migrantes con documentación regular, entre ellos el pastor Miguel, quien participó acompañado de su familia.

Durante su estancia en el lugar, los voluntarios trabajaron en jornadas diurnas, descansando por las noches y se encargaron tanto de la entrega de apoyos como de la identificación de necesidades en los hogares más afectados. La ayuda fue distribuida directamente en las comunidades sin intermediarios, y en muchos casos los apoyos se entregaron casa por casa.

Entre los insumos proporcionados se incluyeron alimentos básicos, como arroz y frijol. Según el equipo organizador, se logró distribuir, aproximadamente, 25 toneladas de frijol y una cantidad similar de arroz; también se entregaron 300 botes de leche infantil, cerca de 1,500 cajas de pañales y alrededor de una tonelada de ropa. Para los niños se llevaron juguetes, gorras y calzado, según el pastor Hector Silva, dirigente de Senda de Vida, ya que muchas de las familias no cuentan con acceso a artículos de este tipo.

Además del suministro de insumos, los voluntarios colaboraron en la rehabilitación de viviendas dañadas; en total, se apoyó en la reparación de entre ocho y nueve. Las láminas que se colocaron para reemplazar techos destruidos fueron adquiridas con dinero propio de los misioneros, quienes decidieron cubrir este gasto ante la necesidad urgente de brindar seguridad a las familias afectadas.

La ayuda se organizó, principalmente, desde el albergue Senda de Vida, que funcionó como centro de acopio y distribución. El proceso fue realizado con base en recorridos por las comunidades, donde se identificaron a las familias con mayor grado de vulnerabilidad tras el paso del huracán.

Aunque la jornada permitió atender a un número significativo de personas, los responsables del operativo señalaron que la falta de voluntarios fue uno de los principales retos. La magnitud de la emergencia rebasó, en algunos casos, la capacidad del grupo, y muchas otras familias no pudieron ser atendidas por limitaciones logísticas y humanas.

Pese a ello, el dirigente destacó el compromiso y la solidaridad mostrada por las personas que participaron en esta misión y subrayaron la importancia de mantener este tipo de esfuerzos. Aseguró que, aunque esta intervención representa una muestra clara de lo que se puede lograr con voluntad colectiva, todavía hay comunidades en aquella región que requieren atención urgente y apoyo sostenido para avanzar en su proceso de recuperación.