Llega a Gaza tensión palestino-israelí
La escalada de violencia entre israelíes y palestinos alcanzó a la Franja de Gaza.
Seis palestinos murieron y más de 86 resultaron heridos por las Fuerzas israelíes durante enfrentamientos en varios puntos de la Franja de Gaza cercanos a la frontera con Israel, según fuentes médicas palestinas.
Tres de los heridos están en situación crítica, uno de ellos con una herida de bala en la cabeza, explicó el portavoz del ministerio de Sanidad de Hamás en Gaza, Ashraf Al Qedra.
Se trata de los primeros palestinos que mueren en enfrentamientos en la Franja de Gaza desde la escalada de violencia que se inició el 1 de octubre.
La misma fuente identificó a tres de los fallecidos como Ahmed Al Herbawi, de 20 años, Shadi Dulah y Abdullah Al Wahidi, y señaló que los heridos han sido trasladados al hospital de Al Shifa, en la capital.
Los enfrentamientos comenzaron después de las oraciones del mediodía del viernes cuando docenas de jóvenes de Gaza iniciaron una protesta y lanzaron piedras contra las posiciones del Ejército israelí en el este del enclave, cerca del barrio de Suhaiya y del cruce fronterizo de Nahal Oz, explicaron testigos.
Los soldados emplearon munición real y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes.
Los disturbios se extendieron luego a otros tres puntos, la localidad de Jan Yunis, en el sur, y las de Yabalia y Beit Hanun, en el norte, siempre cerca de la línea divisoria.
Los cinco fallecidos tienen entre 19 y 21 años, excepto un adolescente de 15 años, que murió de un disparo en la zona de Jan Yunis.
Una portavoz del Ejército israelí confirmó a los enfrentamientos y señaló que, tras registrarse un amotinamiento cerca de la divisoria, las fuerzas dispararon contra los atacantes confirmando haber hecho once blancos.
La región vive desde hace nueve días una oleada de violencia que se ha cobrado la vida de cuatro israelíes y siete palestinos, cuatro de ellos autores de ataques, otro sospechoso de serlo y dos más durante enfrentamientos con fuerzas israelíes en Cisjordania.
También han resultado heridos más de una decena de israelíes y cientos de palestinos.
Aunque la tensión se inició hace tres semanas, la violencia se disparó el 1 de octubre, tras el asesinato de dos colonos israelíes en el norte de Cisjordania, del que Israel acusa a una célula de cinco miembros de Hamás en la ciudad de Nablus.
Ciudadanos palestinos se enfurecieron por los sucesos en la mezquita de al-Aqsa, en la Ciudad Antigua de Jerusalén, y temen que Israel quiera cambiar las normas en la ciudad sagrada, venerada por los musulmanes como el Noble Santuario y por los judíos como el Monte del Templo.
En lo que va de día se han producido tres ataques palestinos con arma blanca a israelíes, que resultaron heridos y en los que uno de los atacantes fue abatido por la policía y el resto detenidos.
También esta mañana fueron apuñalados cuatro árabes, dos de ellos palestinos y otros dos árabe-israelíes, por un ultraderechista judío en el sur de Israel, en la ciudad de Dimona.
Llama Hamás a intifada
Los choques se han producido horas después de que el jefe del Gobierno del movimiento islamista Hamás en Gaza, Ismail Haniye, llamase a ampliar la actual oleada de ataques para convertirla en una intifada (levantamiento) con el fin de liberar Jerusalén.
"Confirmo que Gaza apoya la batalla por Jerusalén y por (la mezquita de) Al Aqsa, y apoya la bendita intifada a pesar del dolor, el bloqueo y las conspiraciones", dijo el dirigente islamista.
Añadió que la Franja de Gaza está preparada para unirse a una intifada completa.
El movimiento islamista Yihad Islámica llamó también esta semana desde Gaza a llevar a cabo una intifada.
La ola de violencia no ha tenido la intensidad de los levantamientos palestinos de fines de la década de 1980 e inicios de la década del 2000, pero los ataques han generado especulaciones sobre una posible tercera Intifada.
Tanto el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, como el Presidente palestino, Mahmoud Abbas, han hecho llamados a la calma y la Policía palestina sigue coordinando la seguridad con las fuerzas israelíes para restaurar el orden, pero hay pocas señales de que la tensión y la violencia vayan a disiparse.