Leyendas de Reynosa

Miedo de boca en boca: fantasmas en panteones 

Los cementerios de la ciudad han sido referentes de toda clase de historias fantasmales, aparecidos y versiones que se cuentan de boca en boca dándoles un toque de leyenda, que la mayoría de las personas las asumen como reales al escucharlas.

Es frecuente escuchar que en determinado panteón de la ciudad se corren historias de aparecidos, fantasmas que salen de las tumbas a perturbar la quietud de las noches y asustar a quienes desafortunadamente rondan por ahí en las noches.

Aunque ninguno de los trabajadores del Panteón Guadalupano ha corroborado ni desmentido los rumores de que por las noches han escuchado ruidos y sombras extrañas por entre las tumbas de estos hombres pistoleros afamados, hay quienes suponen que por su vida arrancada en forma violenta han quedado con cuentas pendientes que al igual que animas en penas los mantiene atados al mundo terrenal.

Versiones son muchas las que afirman que han visto el espectro de alguno de estos personajes, atribuyendo sucesos paranormales difíciles de creer, pero también difícil de negar sin la evidencia concreta.

Lo cierto es que se escuchan ruidos, incluso ecos de balazos de armas que resuenen por entre las viejas tumbas, y gritos lastimeros, quizás evocando los estertores finales de sus vidas que acabaron en forma violenta.

INTRUSOS NOCTURNOS

Se ha dicho que por muchos años el Panteón “Sagrado Corazón “ha sido centro de actividad de prácticas oscuras como ritos paganos y brujería, aunque la administración no ha sido testigo de nada extranormal.

Sin embargo, algunos trabajadores que prestan sus servicios de limpieza refieren que si ocurren. Juan González Batres, es un hombre que desde hace 4 años realiza limpieza a las tumbas a solicitud de los familiares.

Y confiesa que en varias ocasiones ha visto como en las lapidas se han quemado velas de color negro, sacrificado aves e incluso “trabajos “de brujería que se realizan con fines de maldad por parte de “vivos “que acuden al anonimato clandestino que brinda el cementerio para realizar sus actividades oscuras.

LA QUINCEAÑERA DEL GUADALUPANO

En el panteón “Guadalupano” en el Circuito Panteones de Boulevard Hidalgo desde hace algunos años se corre la leyenda del misterio que involucra el alma pena de una joven vestida como quinceañera y durante las noches vaga por los terrenos.

Jorge “N” un ex trabajador de muchos años y ahora empleado en otro cementerio vecino, refiere que desde hace años se ha contado la aparición de una chica joven que deambula vagando y se escucha un murmullo de llanto.

Se dice que se trata del alma penando de una joven que antes de cumplir sus 15 años en la víspera de dicho festejo enfermó y falleció sin cumplir su sueño de festejo.

Por lo que su familia ante la celebración truncada, la sepultaron vestida con su vestido que habría de estrenar en esa ocasión, por lo que con el tiempo empezó a correr la historia de que esa misma joven apareció penando por el Panteón Guadalupano, triste y llorando por aquel anhelo incumplido en su vida.

Las cabezas rodantes 

Se cuenta la leyenda en Reynosa que después de los años convulsos del inicio de la Revolución Mexicana, en nuestra ciudad se vivieron algunos episodios de aquella lucha. 

Se dice que corría el año de 1913 en el mes de mayo, cuando las fuerzas armadas del General Lucio Blanco pasaron por la ciudad, dejando tras de sí una estela de dolor, temor, inseguridad y miedo por un hecho que aun hoy- aseguran- sucede.

Entre “la bola” de guerrilleros anidados en el movimiento revolucionario, andaban bandidos y ladrones que solo al amparo de la lucha armada, se aprovechaban para cometer-sin castigo e impunidad- toda clase de delitos como el robo, saqueo y despojo a las familias, así como asesinando y quemando jacales para apropiarse de lo ajeno.

Una noche un grupo de vándalos rociaron una despepitadora con petróleo para posteriormente prenderle fuego y acabar con el ingenio que daba empleo, afortunadamente no cundió la violencia destructiva hacia la otra despepitadora propiedad de la familia Tárrega que estaba en donde ahora es la escuela ya referida. O quizás se salvó por que no tuvieron tiempo los autores.

Por esos mismos días llegó a Reynosa, un trenecito de pasajeros. Que apenas hacía ocho años había sido inaugurado para recorrer la región campirana entre Monterrey y Matamoros. El trenecito también sufrió la acometida de los revoltosos violentos, quienes le prendieron fueron y sin conductor para manejarla la echaron a toda velocidad a recorrer las vías en una carrera sin control, hasta incendiarse totalmente y volcar en un tramo conocido “la Curva” a la altura del ejido “Corrales”.

A partir de estos hechos, el comandante en jefe asignado para labores de custodia de la plaza, Espiridion Espericueta despertaba en las noches sudoroso y con miedo al verse en sueños sin su cabeza.

Y es que según se contaba, cuando el militar ordenó la destrucción e incendio de aquel trenecito turístico que corría por la región, cuando fue lanzado a una carrera sin freno, ocurrió que un cristiano fuereño que dormía sobre los rieles del ferrocarril con su cabeza descansando en un durmiente, cuando la maquina pasó lo decapitó, causándole una muerte horrible.

Esa era la razón por la cual Espiridion Espericueta se despertaba aterrado, viéndose a sí mismo sin su cabeza. Sin embargo, después se tuvo la certeza que era una macabra premonición de su propia muerte.

Cuando el general Genovevo de la O se enteró de los crímenes y delitos que eran ordenados por Espericueta, lo mandó al patíbulo sentenciado de muerte, ordenando decapitarlo con un sable.

La casa de los Duendes 

En la división de las colonias Cañada y Las Fuentes en una transitada avenida hay una vivienda de dos pisos que en años pasados era una lujosa mansión llamativa en el rumbo, pero que al poco tiempo fue deshabitada y desde entonces permanece abandonada y se ha formado una leyenda a su alrededor, pues ahora la conocen como “La Casa de los Duendes”.

El sobrenombre le vino ante la presunta historia de que los habitantes desertaron de la cómoda vivienda, tras experimentar presuntas actividades paranormales.

Se cuenta que en sus bardas en las cuatro esquinas había figuras de duendes mirando hacia los cuatro puntos cardinales y por las noches, esos duendes cobraban vida y se movían de sus pedestales para vagar por los jardines y asustar a transeúntes por las noches.

Dicen que la actividad de los duendes era tal que terminó por intimidar a los moradores de la casona, quienes decidieron marcharse y dejarla como tal.

Los años han pasado y aunque ha sido puesta en venta, nadie hasta ahora se ha animado a poseer la propiedad.

Los duendes que estaban colocados en lo alto de sus bardas, fueron retirados, pero aun así se cuenta que se les sigue observando, al igual que sombras, ruidos y risas que salen dentro de la casa.

Un gran misterio: la leyenda del Ahorcado de cantarranas   

Una historia de misterio contenida en el libro “Leyendas de Reynosa”, aborda la leyenda que se cuenta entre los residentes del Barrio “Cantarranas”.

Contaban anteriormente que si alguien pasaba por el barrio “Cantarranas” – cerca de las cuatro de la mañana-, donde está un frondoso mezquite, podía oír el susurro cual batir de alas de aves estampida. O moverse las hojas con el aire suave o silbar el viento al pasar entre las ramas de los árboles de una voz que imploraba perdón.

Ese grito ahogado era la voz de un muchacho enamorado en antaño de una hermosa joven de la alta sociedad, quien fue rechazado cuando pretendió ofrendarle su amor, hechizado ante la dulce belleza y alegría sin par de la agraciada jovencita.

Los estratos sociales eran diametralmente opuestos, el comportamiento de ambos era diferente tanto en la manera de vestir como de hablar, no asi la religión que era la misma: católica.

El joven esperanzado, una noche de pleniliunio agarro un cordel y alcanzando una de las ramas del antiquísimo mezquite, a como pudo intento quitarse la vida, y en el estertor ante la irremediable perdida de los sentidos se tuvo compasión de sí mismo, pidiendo perdón a Dios antes de morir.

-Perdón Dios mío, se escucha a través del roce del follaje en las noches de luna llena, y hay veces en el mes de octubre en que claramente se refleja una figura tétrica colgando de uno de los brazos del árbol. Este es el espectro de aquel joven suicida cuyo cuerpo y la soga, no se ven, pero si la sombra balancearse al compás del viento en plena luz de la luna que cubre la faz de la tierra.

Al pasar los años murió la malograda dama. Desde ese día en ciertas noche de estío, si eres perspicaz y paciente y tienes suerte, podrás observar una silueta nebulosa danzar alrededor de la soga del colgado.

Este fue el castigo cruel impuesto por el destino a la muchacha muerta de hastió, decepcionada de la vida, su hermosura al parecer fue obstáculo en conquistar varón y contraer matrimonio.

Al final de su existencia, se percató que sus pretensiones sociales eran tan valiosas como la carcajada de un gato: nada.

Esta es la inexistente historia de dos seres desafortunados, la dama de sociedad y el pobre enamorado ilusionado. Es la tragedia de la doncella y el plebeyo que la idolatro al verla danzar grácilmente en un baile en que fue coronada Reina del Algodón y lo desprecio. 

La danza enriquecida frenéticamente se repite al crecer la luna en cada aniversario del ahorcado.