La historia de un gran idolo
El 15 de julio de 1965, Reynosa vio nacer a Enrique Silva Medina, quien 18 años después se convertiría en luchador profesional, dándole vida a El Asterisco, personaje que con el paso del tiempo se convirtió en todo un ídolo de los encordados. Grandes batallas ante leyendas del ring lo avalan como uno de ellos, uno de los grandes de la lucha libre mexicanaCientos de fotografías regadas sobre la mesa hacen que don Enrique Silva Medina retroceda en el tiempo.
Es un breve viaje al pasado, es echar un vistazo a la época de oro de la lucha libre en Reynosa. Es recordar la década de los 80's, cuando don Enrique le dio vida a El Asterisco, un luchador en toda la extensión de la palabra, un personaje que luego de 30 años de carrera sigue vigente, un señor del cuadrilátero que se ganó a pulso la etiqueta de ídolo. Don Enrique ha sido un luchador dentro y fuera del encordado, pues además de los costalazos, siempre tuvo otra forma de ganarse la vida gracias a la herrería, profesión que nunca ha descuidado. Sus dos pasiones tienen muchas cosas en común. Arriba del ring hace arte con sus lances y castigos, en su taller hace arte con simples trozos de metal. Arriba del ring alguna vez estuvo enmascarado, en su taller también tiene que cubrir su rostro. Arriba del ring lucha para ganarse el aplauso, en su taller lucha para ganarse el pan de cada día.EL NACIMIENTO DEL ASTERISCO Un asterisco se dibujó en su mente, tal y como sucedía a diario en el pizarrón del grupo "I" en la Preparatoria José de Escandón. Al ver cómo su maestro de economía remarcaba cientos de veces ese símbolo, aquel joven estudiante supuso que era algo muy importante, así que decidió que ese asterisco sería ahora su identidad, la identidad de un deportista nato que jamás pensó que se enamoraría de la lucha libre."Ya voy a llegar a los 30 años como luchador profesional, aquí está toda esa historia", comenta con orgullo el jefe de la familia Silva Castor, mientras entre sus manos se deslizan algunas fotografías. "Se dice fácil pero." Asterisco se queda sin palabras, así que con simples ademanes y gestos termina de expresarse, para luego compartir cómo decidió cambiar los tachones y las canchas, por las máscaras y los encordados."Me siento muy a gusto viendo esto, son bonitos recuerdos, comencé en la lucha libre porque mi hermano me lanzó un reto, yo era futbolista en las reservas de Torreón, en la Segunda División, y mi hermano Máscara Roja fue el primero que empezó a luchar, él me decía que si tenía miedo, que por qué no luchaba, acepté el reto y así inició Asterisco", relata ante la atenta mirada de su esposa María de los Ángeles Castor, y de sus hijas Esdeidy Sarahí y Elena Astrid. Luego de tres décadas de costalazos, el cuerpo y los años ya comienzan a cobrarle factura. A pesar de eso, el veterano luchador no piensa en el retiro, pues la buena vibra de la afición le sigue inyectando juventud."La mera verdad no me imaginé todo esto, ha sido gracias al apoyo del público, me imagino que les gustaba cómo trabajaba en el ring, la gente es la que decide en esto, y me dan más ganas para seguir adelante, me dice mi señora que cuando me subo al ring me transformo, me dice que parezco quinceañero, no siento en ese momento cansancio, la gente teinyecta ánimo, al otro día sí se resienten los golpes, pero el público te quita todo eso, ahora sí que como dice Vicente Fernández, hasta que el público deje de aplaudir, yo dejo de luchar" asegura esbozando una gran sonrisa.De regreso a su enciclopedia fotográfica, El Asterisco encuentra capítulos memorables en su carrera, como haber ganado un campeonato del Consejo Mundial de Lucha Libre o también el haber perdido su preciada capucha ante un grande como El Hijo del Santo. A final de cuentas sabe que todos fueron pleitos dignos de presumirse."A mí me tocó la época de oro de la lucha libre, lo que es la verdadera lucha, tengo una historia muy grande, enfrentando luchadores como el Hijo del Santo en una lucha de campeonato en la Arena Coliseo, fueron varias batallas y de hecho contra él perdí la máscara hace 14 años, estoy contento porque la perdí con un gran luchador, con una leyenda, fue una descalificación porque en ese tiempo andaba de rudo, y tenía como pareja a mi compadre Halcón de Oro, así que ya sabrán. Me enfrenté con El Ángel Blanco, Gran Markus, El Solitario, Mil Máscaras, con toda la baraja de la lucha libre, con todas las leyendas que pueden ver en la televisión, gracias a Dios estamos satisfechos, pues creo que gané todos los reconocimientos habidos y por haber en la lucha" recuerda, aunque reconoce que las verdaderas batallas encarnizadas las vivió en el medio local, teniendo en su compadre el Halcón de Oro, al rival más acérrimo."La mayor rivalidad fue con mi compadre Halcón de Oro, le mando un saludo, hemos tenido luchas sangrientas, arriba del ring cada quien para su santo, yo le quité la máscara ya hace 15 años, no quedó nada, eran luchas a muerte, yo no me voy a dejar y él tampoco, pero es mi cliente de toda la vida" afirma el alumno del legendario Zarsy.Su figura ya no es la misma con la que cautivaba a las féminas hace 30 años, pero el viejón está corrioso, sigue fuerte, y con gusto se pone la máscara para comprobar que todavía le queda bien."Esta es la máscara original del Asterisco, claro que me queda, has de cuenta que me transformo, era un galán el Asterisco, yo se que el público se queda con la incógnita de quién estará debajo de esa máscara, luego ya te la quitas y corren.. pero todavía estoy joven" dice con gran sentido del humor.El luchador está sentado frente a su familia, hablando netas y diciendo lo que en verdad siente por ser El Asterisco, por eso su voz se rompe al recordar a sus padres, y al saberse querido por mucha gente. "Tengo a mi familia, mis hermanos, mi padre y mi jefa esta allá (apunta al cielo), al público de Reynosa le debo lo que soy, yo creo que si volviera a nacer sería otra vez luchador, si Dios me lo permitiera, es un deporte muy duro, pero a la vez muy bonito, te quiere mucha gente, y conoces mucha gente" expresa el gladiador reynosense.Los trancazos, los gritos, la adrenalina, el sudor yla sangre, los deja en el ring de la Arena Juba, empresa a la cual pertenece. En casa don Enrique es un padre de familia cariñoso, un esposo responsable y algo "mandilón", un ídolo para su familia, un ejemplo para su hijo que ya continúa con la dinastía.El Asterisco es famoso y descansa de vez en cuando, pero don Enrique no, así que como todos los días, se despide de su familia para emprender el camino a su taller en donde, para variar, también tiene que luchar.DEJA TU COMENTARIO
