Tamaulipas

La heroica batalla de Santa Gertrudis

Hombres, niños, mujeres e incluso ancianos del antiguo Camargo se sumaron a la lucha por la libertad
  • Por: Pedro Ontiveros
  • 18 / Junio / 2016 -
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La heroica batalla de Santa Gertrudis

homenaje. El Obelisco fue levantado en el lugar estratégico en donde emboscaron a las fuerzas contrarias.

Camargo, Tam.

El 16 de junio de 1866, la soberanía mexicana se vio amenazada por el Ejército Francés, por lo que una facción del Ejército Mexicano, destinada a proteger una de las zonas norteñas de Tamaulipas, decidió preparar una megaofensiva situándose en uno de los lugares más altos en las márgenes del Bravo, de esa forma podrían ver la intrusión de los combatientes extranjeros para iniciar una emboscada y desterrarlos de una vez por todas.

Los anterior fue explicado por el antropólogo y filósofo en letras Víctor Sáenz Ramírez, quien también agregó que hombres, niños, mujeres e incluso ancianos del antiguo Camargo se sumaron a la lucha por la libertad, a la lucha por sus tierras y a la lucha por el orgullo mexicano, acto que hizo aún más fuertes las defensas del ejército entonces dirigido por el general Mariano Escobedo.

Antes de iniciar con la heroica batalla de Santa Gertrudis, es importante agregar que en Tamaulipas, se llevaron a cabo otras luchas importantes como la de Tula, la de Chamal, Tantoyuquita, Tampico y la de Victoria.

En el caso particular de la batalla en Santa Gertrudis, la victoria lograda fue de una vital importancia para rechazar al “imparable” enemigo.

Bajo el mando del general Mariano Escobedo, el 16 de junio de 1866 la tropa que apenas se empezaba a constituir como el Ejército del Noreste derrotó a una fuerza de aproximadamente unos 2,500 hombres, entre las que se encontraban austriacos, franceses, americanos, confederados y traidores.

Para conocer un poco la historia de la heroica batalla de Santa Gertrudis, es necesario iniciar por el principio: Después de recuperar Matamoros, se corrió el rumor que las tropas del marcharían hacia Monterrey y que Feliciano Olivera al mando de dos mil hombres en combinación con el general francés De Tuce, que dirigía una tropa de mil quinientos hombres entre franceses y belgas, prestarían apoyo en caso de un asalto en el transcurso del camino.

Escobedo al conocer la información, siendo que debía marchar rumbo a Matehuala, decidió quedarse para combatir a los invasores en el lugar que ofrecería la oportunidad de tender una emboscada, ese lugar nada más y nada menos sería Santa Gertrudis.

Olivera apoyaría a De Tuce en caso de un ataque republicano. Cuando el segundo llegó a Cerralvo, Nuevo León, Escobedo decidió atacarlo para mantenerlo encerrado y que no se juntara con Olivera, y así atacarlos por separado.

En Cerralvo, Mariano Escobedo situó al coronel Ruperto Martínez con 700 caballos y él se dirigió al rancho de Derramaderos en donde se encontraba el convoy salido de Matamoros; aquí, el general republicano observó por cual camino Olivera saldría para Mier, punto en el que se supone lo esperaría De Tuce para cambiar cargamentos. Escobedo buscó un sitio en el que fuera muy escasa el agua para obligar al enemigo a resistir poco tiempo.

El número total de las fuerzas republicanas al mando de Escobedo era de unos 1,300 hombres; las posiciones ventajosas que tomó y lo retirado del agua al punto donde se encontraban apostadas las fuerzas traidoras, daban un solo resultado del enfrentamiento: la derrota del enemigo era inminente.

Olivera y sus hombres avanzaron hacia Santa Gertrudis confiadamente. Uno de los soldados republicanos, sin orden previa, saltó al encuentro de los invasores, tal acción rompía la estrategia de Escobedo, sin embargo la habilidad militar de este último se puso de manifiesto en seguida, ordenó cambio de campamento dejando fuera la sospecha en el enemigo de otra posible emboscada.

Al otro día, Olivera y sus convoyados continuaron el viaje con todas las precauciones, pero las medidas tomadas por él traídos no surtieron efecto. Escobedo y su gente, al momento del ataque, estrecharon tanto la distancia con el enemigo – algo así como cincuenta metros – que en pocos minutos utilizaban las bayonetas y la pelea cuerpo a cuerpo.

Todo quedó en poder de Escobedo: el cargamento del convoy, 11 piezas de batalla, 2 de montaña, las municiones y 1,200 prisioneros. Cerca de ochocientos muertos y heridos quedaron en el campamento, más de 500 eran del enemigo.

Las tropas de Escobedo estaban organizadas por cuatro columnas de infantería para ataque, dos de caballería y la reserva que también era de infantería. De la primera de éstas columnas el primer jefe era el coronel Alfonso Flores, y como segundo el coronel Cáceres.

La segunda columna era ordenada por el coronel Miguel Palacios y el teniente coronel Emilio Mayer; mientras que la tercera estaba dirigida por el mismo coronel Francisco Canales y el coronel Adolfo Garza; la cuarta estaba bajo las órdenes del general Servando Canales y del coronel Julián Cerda. La caballería estuvo bajo la orden del general Jerónimo Treviño.

Las columnas de caballería, la “Legión del Norte’’ estaba bajo las órdenes del coronel Joaquín Garza; la reserva estuvo encomendada al coronel Salvador F. de la Cavada. Todas las columnas estaban bajo la orden directa del general Escobedo, quien como segundo en el mando tuvo al Mayor General Sóstenes Rocha.

Dicha formación planeada estratégicamente, dio como resultado una heroica victoria, una de las más importantes de la historia de México, inclusive si no se hubiera ganado en Santa Gertrudis, muy posiblemente lo que hoy se conoce como Nuevo León y Tamaulipas, no formarían parte de México.

48 años después de la gran victoria un grupo de Guerrero y pobladores de Camargo, levantaron un obelisco de casi 14 metros en honor a los caídos.

La heroica batalla de Santa Gertrudis

GENERAL MARIANO ESCOBEDO.

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