Reynosa

La batalla inmediata al Moquete en 1813

(Y la Independencia de México en el río Bravo)
  • Por: Martin Salinas Rivera
  • 04 / Agosto / 2019 -
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La batalla inmediata al Moquete en 1813

Acuarela de indígenas carrizos del río Bravo, de Sánchez Tapia.

Cronista Municipal de Reynosa 

Hace 206 años, en los meses de julio y agosto de 1813, llegó a un punto determinante la lucha fratricida de la Independencia de México en la región del noreste mexicano. Desde hacía tres años que en las “Villas del Norte” del Nuevo Santander (Laredo, Revilla, Mier, Camargo, Reynosa y la recién florecida congregación El Refugio), los insurgentes se oponían a la autoridad colonial. La lucha por la Independencia en el noreste de México culminó con una batalla no muy lejos del Moquete, al sur de la actual ciudad de Matamoros.

La historia inicia a principios de 1811, cuando la mayor parte de la población de Coahuila y Texas, del Nuevo Reino de León y del río Bravo en el Nuevo Santander dieron el apoyo a Mariano Jiménez en Monterrey y a la columna insurgente en Saltillo. Pero esto cambió el 21 de marzo con la captura de los principales jefes, incluyendo a Hidalgo y Allende, por Ignacio Elizondo en Acatita de Baján, cerca de Monclova. Esto dio punto final al primer movimiento de la Independencia de México,  iniciado el 16 de septiembre del año anterior  en los pueblos de Dolores y San Miguel el Grande, Guanajuato. Ese mismo año, la represión enviada por el comandante realista José Joaquín de Arredondo y Mioño, pronto se hizo presente en las villas a lo largo del río Bravo.

Una segunda etapa de la insurgencia resurgió por parte de la población indígena del río Bravo en 1812. El levantamiento mejor conocido es el del  3 abril de ese año,  de los carrizos y garzas en la villa de Camargo encabezado por Julián Canales. Éste fue apoyado por caudillos de la región y otros que se habían desbalagado de la columna de Allende el año anterior en Acatita de Baján.  

Todos los grupos indígenas cazadores y recolectores del río Bravo, entre Laredo y la desembocadura del río, se sumaron a la causa insurgente, contraponiéndose a la autoridad colonial, difundiendo la propaganda subversiva, peleando a lado de los rebeldes y a veces por su propia cuenta. La insurgencia pronto irradiaría desde el norte.

Insurgencia desde Texas

Previo al primer desenlace insurgente en Baján, José Bernardo Maximiliano Gutiérrez de Lara en la hacienda de Santa María, a las afueras de Saltillo, presentó a Allende una carta de Jiménez recibida por su hermano José Antonio. Bernardo tomó el cargo de coronel y fue comisionado como plenipotenciario por los insurgentes para pedir ayuda en los Estados Unidos.

Después de un escape abrupto desde su hogar en Revilla (antiguo Guerrero) a finales de julio de 1811, llegó a la frontera entre Texas y la Luisiana. En un viaje de ida y vuelta de cinco meses entre Washington y Natchitoches (Luisiana), Bernardo logró el apoyo solapado del secretario de estado James Monroe y del gobernador de la Luisiana, William C. C. Claiborne.

El “Ejército Republicano del Norte,” como se conoció al grupo comandado por Gutiérrez de Lara y un grupo de oficiales anglosajones, tomó sin oposición el puesto fronterizo de Nacogdoches en Texas. Éste cuerpo, formado por 800 reclutas americanos y mexicanos, fue sitiado por el gobernador de Texas, Manuel Salcedo, durante cuatro meses en el presidio de la Bahía del Espíritu Santo (Goliad, Texas), desde noviembre de 1812 hasta febrero de 1813.

El gobernador de Texas al no recibir apoyo de los gobernadores de las provincias del Nuevo Santander, Nuevo Reino de León y Coahuila, se vio obligado a retirar sus tropas hacia Béjar (San Antonio, Texas) donde fue derrotado en la batalla del Rosillo y forzado a capitular. Manuel Salcedo y Simón Herrera (ex gobernador del Nuevo Reino de León) junto con otros 15 colaboradores fueron degollados por una facción del ejército que pretendía el desprestigio de Gutiérrez de Lara. Este último crea una junta gubernativa en San Antonio, haciendo la primera declaración de independencia y la primera Constitución novohispana que poco se conoce en México.   

El 6 de abril de 1813, el mismo día que se implantaba la junta gubernativa, se le une en Béjar una pequeña columna comandada por Antonio Baca compuesta por: 10 insurgentes de Felipe Garibay; 20 rebeldes del norte de Nuevo Santander y la Bahía de Juan Ceballos; 40 desertores milicianos del destacamento de Aguayo del capitán José Antonio Guerra; 30 soldados desertores de la guarnición de Mier y Revilla. En esta columna  venía como oficial el insurgente José María García Salinas (el Cantareño). Algunos participaron en las batallas a lo largo del Río Bravo en los meses siguientes. Los milicianos de Aguayo, Mier y Revilla combatieron con el ejército de Gutiérrez de Lara derrotando a las tropas de Ignacio Elizondo en la batalla del Alazán, cerca de San Antonio en Texas.

El cubano Álvarez de Toledo sustituyó a Gutiérrez de Lara como comandante en jefe del ejército aprovechando una intriga creada sobre su actitud cambiante contra la intervención de Estados Unidos, después de la toma de Béjar. El 18 de Agosto de 1813, el “Ejército Republicano del Norte” con 1400 soldados y más de 600 indígenas al mando de Toledo sería desintegrado en la batalla del “Encinar del río Medina” por las tropas del estratega militar realista, Joaquín de Arredondo, dejando una estela de aproximadamente 1000 rebeldes muertos entre mexicanos y angloamericanos. Estos últimos pertenecían a los batallones Voluntarios de Madison y Voluntarios de Washington.

Arredondo terminó con la insurrección de Texas. El Virrey Venegas le había dado esta orden dos años y medio antes, cuando desembarcó en Altamira en el Nuevo Santander.

La Batalla al sur del Moquete 

A poco tiempo de su llegada a la Bahía en noviembre de 1812, Gutiérrez de Lara había mandado llamar a Felipe Garibay y al “Cantareño” para formar guerrillas y sublevar las provincias hacia el sur. Desde Béjar envió hacia Nuevo León al insurgente José Herrera, quien contaba con 200 hombres. Éste desde Pesquería atacó a Monterrey el 2 de julio de 1813. Los insurgentes eran acompañados por sus familias, además de un grupo de indígenas del indio Doroteo, perteneciente a las etnias  Garzas o Ayaguas.

De acuerdo con el diario del maestrescuela de la catedral de Monterrey, Francisco Javier Treviño, entre julio y agosto, se produjo una lucha brutal entre realistas e insurgentes en la región inmediata a esa capital, donde se azotaban y ejecutaban insurgentes casi a diario en la plaza del mercado.

Después de retirarse a Pesquería, Herrera sería derrotado en Salinas, reagrupándose para tomar Vallecillos el 26 de julio. Los insurgentes se pertrecharon en la Chorreada, cerca de Cerralvo para después dividirse en cuatro grupos que se reencontrarían en Camargo, algunos pasando por Revilla, Mier y otros por el Zacate (Dr. Coss). En Camargo se encontró Herrera y el ex seminarista Policarpo Verástegui con Felipe Garibay y Juan Cavazos.

Estos últimos y el “Cantareño” pertenecían a un grupo de siete rebeldes, que habiéndose trasladado desde la Bahía en Texas, juntaron de 200 a 250 indígenas y otras castas en la congregación el Refugio (Matamoros). Los insurgentes de José Herrera eran perseguidos por tres grupos realistas desde Nuevo León, entre los que se encontraba el del coronel Felipe de la Garza. El 21 de agosto, los cabecillas Cavazos y el “Cantareño” mandaban llamar a 200 insurgentes que se encontraban en Camargo para el Refugio, ya que se aproximaban por San Fernando las tropas de Extremadura comandadas por Benito Armillán. 

La tropa española llevaba tres días de marcha entre Agua Puerca y la Tijera, en el camino entre la villa de San Fernando y la congregación El Refugio. A media jornada el Coronel Armillán mandó a cuatro jinetes a seguir a un vigía insurgente que velozmente evadió a la persecución, ocultándose de la vista del contingente. Sospechando de un encuentro con los insurgentes, las tropas continuaron hasta una llanura que se encontraba a una legua del Moquete. Un soldado de la avanzada le comunicó al coronel que de un bosquecillo salían un número excesivo de insurgentes, que se encontraban a media legua de donde se encontraban.  

El 23 de agosto de 1813, cerca de 600 insurgentes, incluyendo un gran número de indígenas de la región, se enfrentaron al contingente realista de 200 hombres mejor entrenados y armados, que provenían de España, 160 hombres de infantería y 40 de caballería. El enfrentamiento fue cerca del Moquete al sur de congregación El Refugio, en lo que es hoy Matamoros. El jefe Marcelino García de los indios comecrudo de Reynosa, quien había participado con sus guerreros en la persecución del indio Canales en 1812, muere apoyando a la causa insurgente en esta batalla.

El parte de guerra de los realistas reportan entre los despojos una gran cantidad de arcos y flechas, confirmando la fuerte participación indígena; por lo menos 33 insurgentes fueron encontrados muertos por bayoneta. No se contabilizó a otros que quedaron muertos de bala entre el zacate del bosque. 

La desastrosa derrota en manos de las tropas de Armillán sería reafirmada con severos castigos por las tropas del entonces Coronel Felipe de la Garza, quien viajó hacia la costa por el margen sur del río Bravo. Aunque aparecieron algunos pequeños levantamientos en los años siguientes, la región queda relativamente pacífica bajo la mano dura del comandante realista Joaquín Arredondo, quién dirigió la Comandancia de las Provincias Internas de Oriente en Monterrey hasta la consumación de la Independencia en 1821. El anhelo de libertad para la población indígena del río Bravo terminó a una legua del Moquete, al sur de la actual ciudad de Matamoros.

 

La batalla inmediata al Moquete en 1813

Reporte  del Coronel Benito Armillán, fragmento en el AMR.

 

La batalla inmediata al Moquete en 1813

Mapa de la Insurgencia en el noreste de México, AMR.

La batalla inmediata al Moquete en 1813

Escultura de José Bernardo Maximiliano Gutiérrez de Lara, en el patio del edificio del Congreso del Estado.

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