La Batalla de Santa Gertrudis
Los intentos por tomar Matamoros a finales de octubre y principios de noviembre de 1865 fueron desastrosos para el General Mariano Escobedo. El futuro de los imperialistas en el noreste mexicano se definiría en Las Lomas de Santa Gertrudis (al sur de Camargo) el 16 de junio de 1866.
CAUDILLO. Servando Canales Molano, caudillo que luchó en el bando liberal contra la ocupación francesa.
Siendo esta última batalla la más representativa a nivel nacional en el norte de México, apresurando el desalojo de las tropas imperialistas al mando del General Tomás Mejía en Matamoros.
ANTECEDENTES DE LA INTERVENCIÓN
Las cerradas elecciones de 1861 para gobernador del estado habían dejado completamente polarizado el estado de Tamaulipas.
En vísperas de la intervención militar de Francia en México, la lucha por el poder habían llevado a dos grupos antagónicos a controlar diferentes partes del territorio del estado; mientras que los crinolinos (conservadores) se apoderaron de los puertos de Tampico y Matamoros, los rojos (liberales) luchaban por ganar el control en todo el estado tratando de confirmar su victoria electoral.
Los reconocidos caudillos del río Bravo, José María de Jesús Carvajal, Juan Nepomuceno Cortina y Servando Canales Molano lucharían por el bando liberal.
El primero era natural de San Antonio de Béjar (Texas) mientras que los dos últimos eran nativos de Camargo, Tamaulipas: todos consideraban a esta última villa como trozo de su terruño.
Los tres veteranos de la Guerra de la Intervención Norteamericana, habían participado en la Guerra de Reforma; respondieron al llamado de don Benito Juárez para detener al ejército francés en su primer afán por tomar el centro de México y posteriormente en las márgenes del mismo río Bravo.
El desembarco liderado por el general Elías Forey en Tampico en noviembre de 1862 y la tentativa del español José María Cobos por tomar Matamoros en noviembre de 1863 fueron intentonas efímeras por parte de Francia y sus seguidores en Tamaulipas.
El avance definitivo de las tropas francesas hacia el noreste de México culminaría el 26 de septiembre de 1864, cuando el entonces sutil gobernador Cortina fue acorralado en el Puerto de Matamoros por diferentes flancos: el Almirante Bosse por mar en la desembocadura del río Bravo; Charles Louis Du Pin con su contraguerrilla por el lado de Soto la Marina; el General Tomás Mejía desde Cadereyta.
El gobernador Cortina entonces decide someterse a las fuerzas francesas, involucrándose las Villas del Norte con el Imperio Mexicano de Maximiliano en octubre de 1864.
No sería hasta el 1º de abril de 1865 que Cortina retomaría las filas republicanas en San Fernando, Tamaulipas.
El Ejército del Norte comandado por el ministro de Guerra, Miguel Negrete, viajó desde Chihuahua para tomar a Monterrey uniendo fuerzas con el ejército de Mariano Escobedo.
Negrete trató tomar infructuosamente el Puerto de Matamoros, dejando a Cortina encargado de hostilizar a Matamoros, mientras que el resto del río Bravo quedaban intermitente del lado Imperialista o del Juarista, dependiendo de la presencia militar en las villas de Reynosa, Camargo y Mier.
DESASTRE
EN MATAMOROS
Los intentos por tomar Matamoros a finales de octubre y principios de noviembre de 1865 fueron desastrosos para el General Escobedo. El futuro de los imperialistas en el noreste mexicano se definiría en Las Lomas de Santa Gertrudis (al sur de Camargo) el 16 de junio de 1866.
La lucha entre los liberales por la gubernatura de Tamaulipas por los caudillos del río Bravo (Carvajal, Cortina y Canales) quedaría en suspenso mientras los partidarios del Imperio de Maximiliano eran desalojados del noreste de México.
Santa Gertrudis
Ya desde el 12 de abril de 1866, el coronel Pierre Jean Joseph Jeanningros (comandante de la legión extranjera francesa, designado gobernador del distrito de Monterrey) había avanzado desde esa ciudad hasta la comunidad Charco Escondido en el municipio de Reynosa, con objeto de conducir 600 hombres para Tomas Mejía y cambiar convoyes de mercancías; pero las tropas francesas fueron desatinadamente desviadas hacia Galeana, Nuevo León por el General de División Charles Abel Douay.
En un segundo intento el 8 de junio de 1866, el Teniente Coronel Adrián de Tucé fue enviado con dos mil hombres desde Monterrey hacia el río Bravo con dos batallones de la legión extranjera, compuesta con soldados belgas (1,500) y mexicanos (500); con alguna caballería llevando seis piezas de artillería.
Mientras que Tomás Mejía, envió desde Matamoros con cargamentos que se intercambiarían en Mier; para que trajeran a sus respectivos destinos. Los aranceles del intercambio comercial eran críticos para mantener a las tropas imperialistas funcionando.
El General Republicano, Mariano Escobedo sabía, por comunicaciones interceptadas, sobre el plan del enemigo imperialista; entendía que si cualquier de los grupos era acometido podría ser auxiliado por el otro.
En el momento que las tropas de Tucé arribaron a Cerralvo, el General Escobedo a marcha forzada movió sus tropas al oriente hacia las Lomas de Santa Gertrudis, cerca de Camargo, dejando a la vista de los franceses acantonados 600 caballos al mando de don Ruperto Martínez, quien lo mantenía a raya haciéndole creer que iba a ser atacado.
El convoy, de 200 carros con mercancía arrastrados por más de dos mil mulas, venía de Matamoros custodiado por una fuerza de dos mil hombres, compuesta por austriacos, americanos confederados y mexicanos imperialistas, bajo el mando del General Feliciano Olvera.
Desde las 10 de la mañana, Escobedo llegó al sitio de Santa Gertrudis (localmente conocido como la Loma del Ebanito). Esa tarde tras un reconocimiento con una fuerza de 200 soldados de caballería y otros tantos de infantería fue rechazado por los cuerpos fuerzas imperialistas después de un ligero combate; retrocediendo su campamento hasta una milla, la cual sería recuperada a la mañana siguiente.
Escobedo regresó a las lomas dividiendo 1,400 hombres en cinco columnas: cuatro de ataque y una de reserva. Además eran acompañados por dos columnas de caballería al mando del General Gerónimo Treviño. Las tropas Republicanas llevaban como segundo al mando al Mayor General Sóstenes Rocha.
La cuarta columna se componía de 300 rifleros de la Brigada Tamaulipas o Canales, la cual era dirigida por los Coroneles Servando Canales y Julián Cerda.
A las seis y media de la mañana del día 16 de junio de 1866, las fuerzas imperialistas dispararon un primer cañonazo seguido por fuego de artillería tratando de reconocer el campo, mientras que sus tropas avanzaban con lentitud. La táctica de Escobedo fue mantener su gente pecho a tierra y la caballería oculta en un pequeño bosque.
PECHO A TIERRA
Escobedo dio la orden de carga hasta que el enemigo se encontraba a menos de tiro de fusil.
Según “el parte”, la ejecución fue admirablemente precisa, caminando las columnas de infantería a paso de carga hasta trabarse el combate a la arma blanca con la respuesta inmediata de la caballería. Concluyó todo a las siete y media de la mañana con la completa destrucción de las fuerzas austro-francesas.
Según los datos recopilados por el General Sóstenes Rocha, en el campo de batalla al día siguiente, habían fallecido 551 soldados (396 imperialistas y 155 republicanos) los heridos llegaron a un total de 243 personas (165 imperialistas y 78 republicanos). Los prisioneros de guerra sumaban 1 mil 001 individuos (858 mexicanos y 143 austriacos).
Entre el material recuperado se encontraban ocho piezas entre cañones y obuses, cinco carros de baterías y municiones, 627 municiones de artillería, 5 mil 500 municiones de infantería, 2093 armas de todo tipo (rifles Misisipi, carabinas austriacas, marrazos, lanzas, sables y bayonetas) y 34 instrumentos musicales.
El Coronel Tucé se enteró de la batalla el día 17 de junio, por lo que se trasladó en el acto hacia Mier donde llegó al día siguiente.
Debido a la derrota de Olvera en Santa Gertrudis aumentaron las deserciones en su tropa, por lo que procedió a retirarse hasta Monterrey, en donde llegó el 28 de ese mes.
Al no poder sostenerse en Matamoros, el General Tomás Mejía capituló con el General José María Jesús Carvajal, quien recientemente había retornado a Brownsville; comisionado por Juárez había visitado al gobierno de Abraham Lincoln.
Mejía desocupó la plaza el 23 de junio, dejando las piezas de artillería de su ejército; sus hombres fueron trasladados en barcos americanos de vapor hasta Veracruz.

