Hotel de NY rinde homenaje a Broadway y sus trabajadores
Los huéspedes de un nuevo hotel en Nueva York pueden ir caminando a uno de los espectáculos de Broadway o quedarse adentro del hotel y empaparse del pasado y el presente del distrito teatral de la ciudad
NUEVA YORK — The Civilian, un hotel con 203 habitaciones, bares, salones y una cafetería, expone cientos de objetos de Broadway, incluidos bosquejos, maquetas, atuendos, fotos y artefactos.
El edificio de 27 pisos, en el 305 West de la Calle 48 entre las avenidas Octava y Novena, es propiedad de Sixty Collective, del hotelero Jason Pomeranc, quien dice que el objetivo es sumergir al visitante en una experiencia teatral. El Civilian abre sus puertas este miércoles.
Casi todos los rincones del Civilian fueron diseñados con un toque teatral, desde la iluminación inspirada en las marquesinas y las grandes cortinas hasta los materiales industriales típicos de la parte trasera de los escenarios.
Se exhiben modelos de escenografía de espectáculos como “Hadestown”, de Rachel Hauck, y “Slave Play”, de Clint Ramos, así como bocetos de “Chicago” de William Ivy Long. El hotel planea retirar algunas piezas e incorporar otras nuevas todos los años.
El empapelado del hotel se inspira en detalles abstractos de diseños de ropa de Isabel y Rubén Toledo (“After Midnight”) y de William Ivey Long (“Beetlejuice” y “Hairspray”). Los creadores esperan que el hotel ofrezca la oportunidad de exponer el talento de personas que trabajan entre bambalinas.
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“Siempre me maravillo cuando trabajo en un proyecto y hay un momento en el espectáculo en el que te das cuenta de que 25 personas trabajaron para que funcionase. Por ello, en ciertos sentidos, esta es una oportunidad de mostrar a toda esa gente”, dijo Rockwell.
Una pared tiene obras de 20 artistas y estudiantes que ofrecieron piezas inspiradas en una cita del musical “Company”: “Es una ciudad de extraños/Algunos vienen a trabajar/Otros a jugar”. Un piano cedido a préstamo por Rockwell estará disponible para quienes quieran hacer interpretaciones improvisadas.
Hay además una biblioteca privada con acabados en azul y bombillos de marquesinas en la que los visitantes pueden encontrar réplicas de armas y una corona de “Hamilton”, la maqueta original del set de “Company”, botas rojas de “Kinky Boots” y una chaqueta rosada de “Cabaret”. “Te sientes como en el vestidor de un teatro”, dijo Rockwell.
Las habitaciones de huéspedes tienen dos colores — un azul intenso y un marrón rojizo —, con detalles pintados a mano, camas con dosel, bancos tapizados y atuendos y bosquejos de escenarios enmarcados.
En las camas hay almohadas con motivos abstractos de diseñadores de ropa como Jeff Mahshie y David Zinn. Las maletas caben debajo de la cama y los baños tienen lavabos glaseados con porcelana y pisos con calefacción.
“Si bien las habitaciones son más pequeñas que las que hemos tenido en el pasado, no creo que el huésped se vea privado de una experiencia visual o textual”, dijo Pomeranc. “El nivel de calidad no debería bajar por el tamaño del cuarto”.
Los visitantes entran a un lobby a través de lo que parece la puerta de un escenario y luego se encuentran con un vestíbulo con una interpretación abstracta de luces de marquesina en el techo. Hay asientos rescatados de un teatro de las afueras de la ciudad junto a una pared de ladrillo y los visitantes pueden subir por una escalera metálica en espiral a un segundo piso en el que hay un bar, una sala de espera y una biblioteca.
“¿No se siente como que estás en el tipo de telar donde siempre deseaste estar?”, preguntó Rockwell, aludiendo a la parte superior del escenario de un teatro donde se recogen telones y demás elementos móviles del decorado. Efectivamente, uno se siente como en “El fantasma de la ópera”.
Hay fotos por todos lados. En los pasillos de cada piso hay obras de arte enmarcadas alusivas a un tema. El cuarto piso, por ejemplo, está dedicado a ensayos, con fotos de Michael Bennett en “Dreamgirls” y del elenco de “Miss Saigón”.
En el restaurante hay 41 apliques redondos con bocetos de teatros de Broadway de diseñadores como Derek McLane, Es Devlin, Scott Pask, Tony Walton, Mimi Lien y Rockwell. En la azotea funcionará un bar durante la primavera y el verano.
Pomeranc espera ofrecer distintas experiencias y, por ejemplo, que la sala de espera sea un sitio donde la gente puede trabajar y comunicarse durante el día, y escuchar música de noche. “Una experiencia auténticamente neoyorquina”, afirmó.
Parte de las ganancias del Civilian serán donadas al American Theatre Wing, cuya presidenta y CEO Heather Hitchens dice que la comunidad teatral necesita un lugar donde ir a tomar unos tragos.
“Un sitio donde la gente se pueda reunir, que exponga y celebre el trabajo de quienes no siempre reciben la atención que se merecen, es una buena adición” al distrito teatral, expresó Hitchens.