Francisco Ortiz González y Roberta Septién Peña
Bellas tradiciones, elegancia y folclore mexicano, presentes en la boda celebradaen la colonial Oaxaca
Francisco Ortiz González y Roberta Septién Peña, el pasado 24 de septiembre realizaron su deseo de casarse en el templo de Santo Domingo de Guzmán, de la ciudad de Oaxaca, majestuosa joya colonial, cuyos retablos totalmente cubiertos con oro refulgente se remontan a la época del dominio español.
La radiante y señorial iglesia lució en todo su esplendor.
Con el Aria de la suite No.
3, de Bach, Roberta, ataviada con una creación de Reem Acra, de chiflón colo marfil, talle drapeado, mangas de perlas y brillantes, portando mantilla española como una virgen sevillana, elegante y hermosa, fue llevada al altar por su madre, Bertha Isabel Peña Garza.
Según antigua tradición, los padrinos de velación fueron los padres del contrayente, Francisco Javier Ortiz González y María Asunción González de Ortiz; padrinos de anillos, Cecilia Ortiz González y Daniel Ortiz González; padrinos de arras, Carlos Peña Garza y Maki Ortiz de Peña, y padrinos de lazo Roberto Peña Garza y Martha Alicia González de Peña.
Todos muy atentos a la liturgia oficiada por el presbítero Amador Garza de Saro, director de la Basílica de Nuestra Señora de San Juan, Texas, y amigo de la familia Peña Garza, de varias generaciones, especialmente cuando dirige a los novios de frente a los asistentes, para impartirles el sacramento del matrimonio y hacerlos partícipes de la bendición nupcial.
La homilía dedicada al amor, citando al "Principito", de Antoine de Saint-Exupéry, y al bello soneto No.
17 de Neruda, finalizó con la oración de Tobías, orando y encomendando esta unión a Dios.
Felices y emocionados Roberta y Francisco recorrieron el pasillo mientras se interpretaba la canción: "All you need is love" de los Beatles.
En el atrio los nuevos esposos, acompañados de su familia e invitados, disfrutaron de los juegos pirotécnicos, un castillo de boda, cascada de lluvia, bombas y ramilletes de luces en el cielo de una noche mágica e inolvidable.
Una banda típica interpretó alegres sones en honor de los novios, mientras marmotas -estructuras de maderas forradas con colorido satín a las que se les gira al compás de la música- con las figuras de los novios, Roby y Paco, y las típicas calendas -procesión con mujeres cargando flores y canastas- ofrecían carrizos con mezcal en el camino al Patio de los Guajes para llegar a la explanada del Jardín Etnobotánico de Santo Domingo.
Los novios bailaron "Use Somebody", interpretado por Kings of Leon.
Después la novia bailó con sus tíos Roberto y Carlos y el novio con su mamá "What a wonderful world", con Louis Armstrong.
Fue una noche perfecta, donde se reunieron la familia y amigos, se sentía el cariño y alegría para celebrar con Roberta y Paco.
El día anterior se había celebrado la ceremonia civil en el bonito hotel Casa Oaxaca, a las siete y media de la noche, en el jardín interior con sus bellas y grandes enredaderas y bajo la copa de un gran árbol, presidiendo la juez doña María de Jesús Victoria Sibaja Ilescas.
La novia lucía radiante un vestido corto de algodón blanco con bordado de flores caladas, que realzaban su linda figura.
El domingo, para despedir a familiares e invitados, se ofreció un sabroso brunch en el hotel Camino Real, antiguo convento de Santa Catalina, cuya construcción data del XVI, en el hermoso patio de los lavaderos, bajo un toldo blanco, adornado con flores y manteles a juego, con el son de la marimba.
Fue un feliz fin de semana en esta maravillosa ciudad histórica, en compañía de amigos y familiares muy queridos, que compartieron con Roberta y Francisco la alegría de su enlace matrimonial, que fue para ellos la culminación de un bello sueño.
