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Estrés de vacaciones sin fin

¿Y si tu empresa te diera todos los días libres que quieras?

EJEMPLO. Netflix ofrece a su plantilla alargar los días libres a su antojo si cumple los objetivos. ¿Son todo ventajas?Estrés de vacaciones sin fin

¿Y si nadie llevase la cuenta de nuestros días de vacaciones? ¿Y si los días libres pudieran ser ilimitados? Esta aparente utopía funciona desde hace años en algunas empresas como Netflix. En 2004, la compañía de streaming usó una presentación con más de 100 diapositivas para anunciar que iba a dejar de contabilizar los días de vacaciones a sus empleados, siempre que estos cumplieran con unos flujos de trabajo determinados y se pusieran de acuerdo con sus compañeros. Es decir, les daba vacaciones sin límite siempre que no dejen tareas pendientes y los jefes consideren que las circunstancias lo permiten.

Netflix aún mantiene esta política, pero otras empresas, como la plataforma de crowdfunding KickStarter, la han abandonado porque los empleados se sentían tan presionados por cumplir los objetivos necesarios para pedir días libres que apenas lo hacían. El empresario Sam Zell, dueño de los diarios Chicago Tribune y Los Angeles Times, tuvo que dar una precipitada marcha atrás a los ocho días de anunciar este sistema debido a la reacción negativa de los propios trabajadores. Y es que a veces el precio de las vacaciones ilimitadas exige disponibilidad absoluta y ritmos de trabajo anormalmente altos.

Carlos de la Torre, inspector de trabajo en excedencia y abogado del bufete Baker & McKenzie, cree que el concepto de vacaciones ilimitadas es “muy disruptivo”. “Todo el mundo cree que solo ofrece ventajas, pero tiene limitaciones y está muy ligado a la cultura del alto rendimiento”, dado que se asocia con una cultura del trabajo basada en plazos y proyectos. Además, advierte De la Torre, por ilimitadas que sean, que tus vacaciones dependan de tu productividad puede provocar una diferencia de trato entre “empleados premium” y gente de rendimiento normal. U obligar a una política de selección centrada únicamente en esos perfiles tan concretos.

La legislación convierte las vacaciones en un derecho anual, muy regulado por normas imperativas que obligan a tener calendarios individuales de vacaciones y que judicializan la asignación de estas en caso de desacuerdo entre empresario y trabajador.

Para este abogado, la regulación se ha quedado obsoleta para la era digital, donde “las zonas grises entre el trabajo dependiente e independiente [la diferencia entre empleados y autónomos] son cada vez mayores”. Se impone un cambio de modelo donde primen la independencia y la flexibilidad.

Alberto Gavilán, director de recursos humanos de Adecco Training, cree que la flexibilidad del sistema de vacaciones ilimitadas está demasiado ligado a las start-ups. “Está muy basado en proyectos con fechas de entrega, lo que hace que sea muy adecuado para ese contexto y para países con una legislación diferente a la española”.

El problema, reflexiona Gavilán, no es tanto de legislación como de modelo productivo. “Todo el trabajo que sea de cara al público complica la aplicación del sistema”, afirma. Una salvedad con la que coincide De la Torre: “Tenemos un problema de modelo laboral muy basado en la presencia del empleado” y ni siquiera en Netflix se aplican las vacaciones ilimitadas al personal de atención al cliente, añade.

Por otro lado, el abogado de Baker & McKenzie recuerda casos en los que los propios empleados o los sindicatos han opuesto resistencia a ese sistema de vacaciones sin límite a cambio de objetivos, porque se basa en relaciones individuales “y devalúa los convenios y las normas que hemos tenido hasta ahora”.

Un diagnóstico que confirma Gonzalo Pino, secretario de política sindical de la Unión General de Trabajadores (UGT): “Es un sistema que no tiene ningún control y establece falsas relaciones de igualdad entre empresario y trabajador”. Para el sindicalista, la promesa de vacaciones sin fin unidas al cumplimiento de objetivos de trabajo puede provocar que el empleado renuncie a sus días de descanso “por miedo a no progresar o a quedarte fuera del círculo de trabajadores que echan más horas”.




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