Arte y protesta en América Latina
“No somos memoria” se exhibe en La Habana, a cargo de artistas nicaragüenses críticos de la revolución sandinista
Ciudad de México
“¿Cómo la práctica artística y sus procesos permitieron lidiar con los espectros de la revolución, con un trauma resucitado en el presente?”, se pregunta la artista y activista cubana Celia González, quien escribe un artículo sobre la exposición “No somos memoria”, que tuvo lugar en La Habana para permitir un espacio seguro a los artistas nicaragüenses críticos de la revolución sandinista. Dicha exposición, sin embargo, causó controversia frente al gobierno cubano.
En su texto, González expone la vulnerable situación de la escena cultural de Nicaragua, la cual ha optado por dispersarse para proteger su integridad después de las manifestaciones de abril de 2018, donde hubo más de 300 muertos no reconocidos por el gobierno sandinista, muchos de ellos estudiantes.
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- Imagen de ‘Mordaza’, de María Félix Morales.
LAS OBRAS
“Las obras expuestas en ‘No somos memoria’ fueron, además, una oportunidad de conocer los últimos acontecimientos ocurridos en Nicaragua y de su relación con la historia revolucionaria”, comenta la activista.
En este contexto, diez artistas nicaragüenses: Alejandro de la Guerra, Darling López, Dariana Valenzuela, Elyla, Federico Alvarado, María Félix Morales, Milena García, Moisés Mora, Norlan Gutierrez y Patricia Belli, iniciaron varios procesos de investigación que luego han devuelto como dispositivos artísticos en forma de videos, videos registros, documentales, dibujos y un proyecto interdisciplinario mostrado en línea.
“No somos memoria surge de la curiosidad y el deseo de conocer cómo los artistas nicaragüenses contemporáneos habían respondido ante los acontecimientos represivos del FSLN, en el poder desde 2007 hasta la actualidad”.
El mar como un cielo (Saint-John Perse) es la metáfora de un lago que históricamente ha sido utilizado para lanzar a las víctimas de los represores. “Monumento –expone Federico Alvarado, otros materiales audiovisuales, como Mordaza, de María Félix Morales, Marimba Sangrienta, de Alejandro de la Guerra, El año que vivimos en Resistencia, de Moisés Mora López, Meditación, de Darling López Salinas, Oración contra dictadura, Todo lo grabé y A Leonel Rugama, de Milena García, establecieron relaciones vinculantes entre el archivo, la memoria y el presente nicaragüense.
- ‘Monumento’, de Federico Alvarado.