Narra inicios del cine
En cinta nos regala una clase de historia de tres horas de duración, que nunca es aburrida
Cuando le hablan de Hollywood, usted piensa en a) Los Ángeles b) la industria cinematográfica c) lugar donde los sueños se hacen realidad d) sitio de perdición e intensidad. Veamos en cuál de estas categorías entra el Hollywood de “Babylon”.
- Ciudad de México
California, inicios del siglo 20. Hay celebración en la casa del productor más poderoso de la naciente industria del cine. Mujeres topless, música estruendosa, animales. Ahí aparece una joven aspirante a actriz, Ellie LaRoy (Margot Robbie). La promesa del éxito viene envuelta en destrucción.
Si hemos de definir con una palabra esta cinta, utilizaríamos “ambición”. Imposible no admirar la empresa de Damien Chazelle de retratar, a través del relato de tres personajes, las primeras décadas de la industria cinematográfica en Estados Unidos. Toda una odisea.
El cineasta nos regala una clase de historia de tres horas de duración, que nunca es aburrida.
Chazelle confirma su talento con una narrativa de enorme riqueza visual -la secuencia de la fiesta es un agasajo shockeante y absorbente. Sólo por esa escena valdría la pena toda la película, pero hay más.
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Esta maestría visual se acompaña con una multitud de referencias y homenajes a filmes icónicos: desde “Tiempos Modernos” y “Sunset Boulevard”, hasta su gran referente, “Cantando bajo la Lluvia”.
Al igual que Quentin Tarantino, Chazelle convierte en un nuevo lenguaje este pastiche, aportando un idioma cinematográfico que tiene la virtud de ser tan vibrante como oscuro, tan eufórico como melancólico.
Como intérpretes de esta euforia brillan Robbie, un gloriosamente despostillado Brad Pitt y el mexicano Diego Calva, complejo como el advenedizo Manny Torres; además, la magnífica banda sonora de Justin Hurwitz nos embriaga en la acción.
“Babylon” no es una cinta para todos. Es para los que no sólo aman al cine, sino que por ese cielo e infierno, que es Hollywood, sienten fascinación.