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En China declaran a un inocente después de haberlo ejecutado...

El máximo tribunal reconoce que no había pruebas suficientes de la culpabilidad en un asesinato en 1995

Nie Shubin tenía apenas 20 años cuando un tribunal chino le encontró culpable en 1995 de la violación y asesinato de una mujer en las afueras de la ciudad de Shijiazhuang, a 300 kilómetros al suroeste de Pekín. Fue condenado a la pena capital y ejecutado de un disparo en la cabeza. Este viernes el Tribunal Supremo le ha declarado finalmente inocente, 21 años después de su muerte, al encontrar insuficientes las pruebas contra él.

En China declaran a un inocente después de haberlo ejecutado...

En 1994 Nie, un joven tímido y callado, había sido detenido como sospechoso de la muerte de la trabajadora de una fábrica de la vecindad. Tras varios días arrestado, el muchacho confesó. Nunca, ni en su primer juicio ni en el de apelación, llegó a negar los cargos de los que se le acusaban, pese a su gravedad. Su caso parecía claro y no generó especial polémica en el país que más presos ejecuta del mundo. Incluso su familia se resignó inicialmente a la versión oficial.

Pero en 2005 un delincuente común, Wang Shujin, fue detenido en relación con otros tres asesinatos y violaciones de jóvenes. Y Wang admitió ser el culpable auténtico en el caso que había costado la vida a Nie, en una confesión que incluyó detalles que nunca se habían hecho públicos sobre aquel caso.

Wang fue condenado a muerte y ejecutado, después de que un tribunal le encontrara culpable de los tres asesinatos que se le imputaban pero no el del caso de Nie. La corte que lo juzgó decidió que no había indicios suficientes.

Pero la opinión pública no pensó lo mismo. La familia de Nie, tampoco. Desde que Wang se declaró culpable, los padres del muchacho se dedicaron a tratar de limpiar el nombre de su hijo.

Finalmente, en una vista celebrada en 2014 por encargo del Supremo, el tribunal superior de la provincia de Shandong decidió que el caso era lo suficientemente dudoso como para obligar a que se repitiera el juicio contra el joven.

En la nueva vista, el Supremo decidió que había dudas sobre la legitimidad de la confesión del muchacho, así como del momento y el modo en que se perpetró el asesinato que se le achacaba. En su momento no se practicó una autopsia al cuerpo de la mujer asesinada, no se tomaron huellas dactilares ni hubo ninguna prueba de ADN.

“El Tribunal Supremo cree que los datos manejados en el juicio original no están claros y las pruebas son insuficientes, por lo que cambia la sentencia original a una de inocencia”, ha declarado la corte en su cuenta oficial en Weibo, el twitter chino.

Las fotos distribuidas por los medios chinos muestran a los familiares del reo ejecutado rompiendo a llorar tras conocer el fallo. “Muchas gracias a todos los que han ayudado en el caso de Nie Shubin”, ha escrito la madre del joven, Zhang Huanzhi, de 71 años, en las redes sociales chinas.

La anulación de una sentencia en contra de un reo es algo extremadamente raro en China, donde el 99,92% de los juicios encuentran culpable al acusado.

En 2014, un tribunal de Mongolia Interior declaró inocente, 18 años después de su ejecución, a un muchacho llamado Huugjilt, que había sido condenado por asesinato y violación, en otro caso que también generó una amplia polémica.

El caso de Huugjilt entonces, o el de Nie ahora, han hecho poco por sustentar la confianza en un sistema judicial que en muchas ocasiones se percibe como poco igualitario y sin transparencia. “¿Cómo es posible que, después de que el verdadero culpable admitiera su crimen, hicieran falta aún 11 años para anular la culpabilidad de Nie? Es una historia más terrorífica que cualquier cuento de horror”, se pregunta en Weibo un internauta que se identifica como “Alguien conocido como Joseph K”.

Uno de los abogados defensores de Nie, Liu Fujin, declaró a AFP que aunque el veredicto es un “hito”, y el sistema judicial chino ha mejorado desde los años 90, aún faltan por resolver numerosas injusticias. “Cada provincia y cada región cuenta con casos antiguos como el de Nie, y llegan otros nuevos que todavía se silencian”, denunció.

Nie Shubin tenía apenas 20 años cuando un tribunal chino le encontró culpable en 1995 de la violación y asesinato de una mujer en las afueras de la ciudad de Shijiazhuang, a 300 kilómetros al suroeste de Pekín. Fue condenado a la pena capital y ejecutado de un disparo en la cabeza. Este viernes el Tribunal Supremo le ha declarado finalmente inocente, 21 años después de su muerte, al encontrar insuficientes las pruebas contra él.

El caso de Nie es uno de los más conocidos en China, donde desde hace una década se había convertido en uno de losprincipales símbolos de errores judiciales

En 1994 Nie, un joven tímido y callado, había sido detenido como sospechoso de la muerte de la trabajadora de una fábrica de la vecindad. Tras varios días arrestado, el muchacho confesó. Nunca, ni en su primer juicio ni en el de apelación, llegó a negar los cargos de los que se le acusaban, pese a su gravedad. Su caso parecía claro y no generó especial polémica en el país que más presos ejecuta del mundo. Incluso su familia se resignó inicialmente a la versión oficial.

Pero en 2005 un delincuente común, Wang Shujin, fue detenido en relación con otros tres asesinatos y violaciones de jóvenes. Y Wang admitió ser el culpable auténtico en el caso que había costado la vida a Nie, en una confesión que incluyó detalles que nunca se habían hecho públicos sobre aquel caso.

Wang fue condenado a muerte y ejecutado, después de que un tribunal le encontrara culpable de los tres asesinatos que se le imputaban pero no el del caso de Nie. La corte que lo juzgó decidió que no había indicios suficientes.

Pero la opinión pública no pensó lo mismo. La familia de Nie, tampoco. Desde que Wang se declaró culpable, los padres del muchacho se dedicaron a tratar de limpiar el nombre de su hijo.

Finalmente, en una vista celebrada en 2014 por encargo del Supremo, el tribunal superior de la provincia de Shandong decidió que el caso era lo suficientemente dudoso como para obligar a que se repitiera el juicio contra el joven.

En la nueva vista, el Supremo decidió que había dudas sobre la legitimidad de la confesión del muchacho, así como del momento y el modo en que se perpetró el asesinato que se le achacaba. En su momento no se practicó una autopsia al cuerpo de la mujer asesinada, no se tomaron huellas dactilares ni hubo ninguna prueba de ADN.

“El Tribunal Supremo cree que los datos manejados en el juicio original no están claros y las pruebas son insuficientes, por lo que cambia la sentencia original a una de inocencia”, ha declarado la corte en su cuenta oficial en Weibo, el twitter chino.

Las fotos distribuidas por los medios chinos muestran a los familiares del reo ejecutado rompiendo a llorar tras conocer el fallo. “Muchas gracias a todos los que han ayudado en el caso de Nie Shubin”, ha escrito la madre del joven, Zhang Huanzhi, de 71 años, en las redes sociales chinas.

La anulación de una sentencia en contra de un reo es algo extremadamente raro en China, donde el 99,92% de los juicios encuentran culpable al acusado.

En 2014, un tribunal de Mongolia Interior declaró inocente, 18 años después de su ejecución, a un muchacho llamado Huugjilt, que había sido condenado por asesinato y violación, en otro caso que también generó una amplia polémica.

El caso de Huugjilt entonces, o el de Nie ahora, han hecho poco por sustentar la confianza en un sistema judicial que en muchas ocasiones se percibe como poco igualitario y sin transparencia. “¿Cómo es posible que, después de que el verdadero culpable admitiera su crimen, hicieran falta aún 11 años para anular la culpabilidad de Nie? Es una historia más terrorífica que cualquier cuento de horror”, se pregunta en Weibo un internauta que se identifica como “Alguien conocido como Joseph K”.

Uno de los abogados defensores de Nie, Liu Fujin, declaró a AFP que aunque el veredicto es un “hito”, y el sistema judicial chino ha mejorado desde los años 90, aún faltan por resolver numerosas injusticias. “Cada provincia y cada región cuenta con casos antiguos como el de Nie, y llegan otros nuevos que todavía se silencian”, denunció.




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