En abandono papeles con mucha historia
Fundador de CANACO. El comerciante fundó la Cámara en la ciudad y sus documentos están tirados en el inmueble a punto de caer
AntigUo. El edificio fue uno de los puntos de mayor comercialización de abarrotes, alcohol y tabaco.
”Llegó aquí en la época de la Revolución y se convirtió en uno de los principales promotores del desarrollo, progreso de la ciudad”.* Martín Salinas Rivera, cronista municipal.
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Los papeles, anotaciones comerciales, diarios de compras, transacciones bancarias y archivos del Diario Oficial de la Federación que acumuló Antonio Nassar Hatem, fundador de la Cámara Nacional de Comercio (CANACO) en Reynosa y uno de los primeros empresarios del que se tengan registros, están abandonados en un inmueble descuidado, a punto de caer.
Ubicado entre las calles Morelos y J.B Chapa el edificio que en 1950 se consideró el mayor comercializador de abarrotes, tabaco y bebidas alcohólicas hoy luce sin techo, con escalones débiles, con puertas remachadas a tablas y pedazos de madera con muebles destruidos.
En su interior existe un cuarto que alberga una pila de hojas impresas con fecha de abril, junio, septiembre, noviembre y diciembre de 1950 que de acuerdo con Martín Salinas Rivera, cronista municipal, marcaron una de las épocas de comercialización más importantes “Él personaje es un libanés, existen varias cajas con información sobre él, llegó aquí en la época de la Revolución y se convirtió en uno de los principales promotores del desarrollo, progreso de la ciudad”.
Los resultados del trabajo de Nassar Hatem en la ciudad son visibles tras fundar junto con otros empresarios el gremio de comerciantes (CANACO) que hasta la fecha permanece en el centro. “Él vendía semillas, fiaba los materiales y esos cuadernos que están ahí abandonados representan gran parte de la vida y de la obra que el hizo, fue de los propulsores en el cultivo del algodón”.
En el inmueble se conservan aún documentos casi intactos dirigidos para el negocio de Nassar Hatem con el nombre “Puerto de Matamoros”, fechados en 1952, 1956 y 1957.
Salinas Rivera consideró urgente que se realice una renovación de las instalaciones.

Apilados. Así luce uno de los cuartos que mejor se conserva dentro del inmueble.

