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Ricos en ladrillos, pobres en ingresos

Nuevos instrumentos financieros permiten que el adulto mayor pueda seguir viviendo en su casa hasta su fallecimiento

Madrid

Enrique Rojo posa junto al edificio en el que se encuentra su vivienda, en Majahadonda, sobre la que ha hecho una hipoteca inversa.Ricos en ladrillos, pobres en ingresos

El acertijo define a más de nueve millones de personas mayores de 65 años, casi el 21% de la población española. Este colectivo ha ahorrado durante toda su vida, pero se lo ha jugado todo, o casi todo, a una sola carta: la vivienda. 

La mayoría de ellos (el 89%) tiene al menos una vivienda en propiedad. El 85% del ahorro generado a lo largo de sus vidas está ahí, entre esas paredes, mientras que solo el 14,9% está colocado en productos financieros canalizadores del ahorro.

Sin embargo, el dinero que entra por la puerta no siempre basta para mantener la calidad de vida que tenían antes de la jubilación. Sin olvidar que, inexcusablemente, a mayor edad, más cuidados y más gastos. 

“Más de la mitad de los jubilados no logran llegar a fin de mes. Tienen el ahorro inmovilizado en su vivienda”, señala Ángel Cominges, consejero delegado de Óptima Mayores. La sal en la herida es la inflación, del 9,8% en marzo, que provoca una pérdida de poder adquisitivo que está aún por ver si se va a compensar con la revalorización de las pensiones.

El problema es evidente. Con los ladrillos no pueden pagar la asistencia en el domicilio, una residencia, cambiar la bañera por una ducha, arreglarse la dentadura, cancelar deudas o llenar el cada vez más caro carro de la compra. 

Por no hablar de cosas que hasta hace dos días eran habituales, como hacer un viaje, asistir al teatro o ir a la peluquería una vez por semana. “Hay millones de pensionistas que necesitan un complemento de pensión ya y no lo pueden tener porque no han hecho ahorro para la jubilación”, dice José Antonio Herce. 

Este doctor en economía experto en longevidad da cuenta de que el valor del parque de viviendas en España equivale a 3,5 veces el PIB y se pregunta si “tamaña riqueza no podría servir al bienestar financiero de sus propietarios en su fase vital tras la jubilación”.

La solución existe desde hace años: pasa por convertir esos ladrillos en euros con productos como la hipoteca inversa, la nuda propiedad o la vivienda inversa. Todos permiten que el mayor pueda seguir viviendo en su casa hasta su fallecimiento, algo que desean encarecidamente y que no es posible con las fórmulas tradicionales del alquiler o la venta del inmueble. 

Es lo que querían Miguel, Enrique, Santiago y otros cientos de personas, cuya historia se contará a lo largo de estas líneas.

Ellos son la excepción, puesto que estas fórmulas que monetizan la vivienda nunca han tenido demasiado éxito en España. Entre otras razones porque hay desconocimiento y “una desconfianza brutal hacia productos en los que medie la vivienda”, cuenta Pedro Serrano, profesor de Economía Financiera de la Universidad Carlos III y autor junto a Juan Ángel Lafuente, catedrático de Finanzas y Contabilidad de la Universitat Jaume I, del libro Cómo complementar la pensión utilizando la vivienda en propiedad. 

También porque en España dejar el piso como herencia ha sido siempre un gesto sagrado. Aunque Herce lanza un aviso: “Las personas que ahora tienen 55 o 70 años van a tener que utilizar su vivienda para generar liquidez; cuanto antes se diga alto y claro, mejor”. Y parece que cala entre algunos aludidos: “El 60% de los que nos llaman son los hijos, a pesar de que heredarán menos”, dice Cominges.

EL CRÉDITO AL REVÉS

El listado de soluciones arranca con la hipoteca inversa, “la única fórmula de monetización que permite mantener la propiedad de la casa, seguir viviendo en ella o alquilarla y dejar el patrimonio a tus hijos”, resume Nuria López Catalán, directora de Hipoteca Inversa de Caser. 

Este producto financiero, pensado para que los mayores de 65 años o dependientes puedan obtener un complemento a sus ingresos, se dejó de vender en España a partir del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Tras años intentando despegar sin mucha fortuna, ahora se reaviva.

El punto de inflexión de este raquítico mercado ha sido el anuncio, el 22 de febrero, de la entrada del Banco Santander y la aseguradora Mapfre. Lo hacen creando una sociedad para la comercialización de hipotecas inversas. Los expertos están convencidos de que habrá un antes y un después. “La alianza diluye el riesgo reputacional, por lo que habrá una reacción en cascada de competidores”, cree Lafuente.

Mapfre reconoce haber estudiado la hipoteca inversa en varias ocasiones, pero “nunca hemos encontrado el momento”, dice Begoña Magaz, directora del Área Técnica de Personas de Mapfre España. Ahora sí. “Porque la mayor longevidad hace que los ahorros y el poder adquisitivo de los mayores se vayan perdiendo con el tiempo. El hecho de que vivas más, hace que los consumas antes”, cuenta Magaz. Espera comenzar a vender la hipoteca inversa en verano, pero no da detalles sobre cómo será el producto. “No tenemos cerrada la configuración, se adaptará a cada cliente”.

El paso adelante de Santander y Mapfre refuerza la idea de que el sector va a ensancharse en los próximos años. Recorrido tiene. En 2021 apenas se firmaron 197 hipotecas inversas por una cuantía promedio de 476.107 euros, según el Consejo del Notariado. Es un 77,4% más que en 2020 (111) y un 337,7% más que en 2018, cuando solo hubo 45 hipotecas sénior. El año dorado fue en 2009, con 780 contratos. En el Reino Unido, el mercado más maduro, se hicieron 42.000 préstamos en 2021 por 4.400 millones de libras.

Según un informe del EPPARG, asociación europea que agrupa a proveedores y asesores de hipotecas inversas, y la consultora EY, el mercado global se triplicará en diez años. El documento, con datos de 13 países, concluye que ahora se liberan más de 15.000 millones de dólares al año con las distintas modalidades de hipoteca sénior y que en 2031 se superarán los 50.000 millones de dólares anuales. 

Este producto “puede desempeñar un papel mucho más importante en España, pero también en Italia, Francia, los Países Bajos e Irlanda, si se consigue una financiación suficiente para promover el crecimiento del mercado”, señala Steve Kyle, secretario general del EPPARG, que destaca la fuerte implantación del producto en el Reino Unido y Suecia. Interés hay.

 “Cada vez más bancos y aseguradoras, incluso fondos de inversión extranjeros, están interesados en comercializar hipotecas inversas en España”, defiende Ángel Cominges, el también presidente del Consejo Español de Hipoteca Inversa. La consultora EY apunta en la misma línea: “Todos los grandes bancos han iniciado el análisis de qué producto dar a sus clientes, aunque esperan a que el mercado evolucione”.



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