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El Tiburón y sus amigos poderosos

Así fue como la banda de la Riviera Maya encabezada por Florian Tudor, El Tiburón, usó campañas en medios de comunicación y su cercanía con personas en el poder para protegerse

Ciudad de México.

El Tiburón y sus amigos poderosos

Once semanas después de haber empezado a trabajar en una empresa mexicana de cambio de divisas, Mauro González Galindo fue asesinado por una lluvia de disparos.

En julio de 2018, el hombre conducía por la Avenida Yaxchilán en el centro de Cancún cuando su camioneta Kia Sportage fue atacada por cuatro hombres armados que iban en una furgoneta con placas del estado de Tabasco, según relataron varios testigos.

La policía indicó que el auto quedó acribillado con por lo menos 32 balas, según reportaron medios locales. Siete habrían alcanzado a González, cuatro en el pecho y tres en la cara.

Dos meses y medio antes de su muerte, González se convirtió en el comisario de la empresa Brazil Money Exchange Centro Cambiario, que opera una red de agencias cambiarias bajo el nombre comercial de Master Exchange.

Brazil Money Exchange parece ser una empresa legal. Pero una investigación muestra que Florian Tudor, el jefe de la banda de la Riviera Maya, fue hasta hace poco dueño de la compañía y la compró mientras montaba la infraestructura de lo que la policía ha afirmado es una estafa con cajeros automáticos a gran escala.

Brazil Money Exchange tiene ahora quioscos en muchos de los lugares turísticos de Riviera Maya en que la banda estaba llevando a cabo su operación.

A través de la empresa se pueden ver los vínculos políticos y comerciales que tejió Tudor, desde notarios presuntamente corruptos que la inscribieron, hasta empresarios turbios que se la compraron.

Tudor ha probado ser hábil usando la política, la influencia, y potencialmente dinero y miedo, para presionar a quienes lo investigaban. Dos funcionarios judiciales que lo afrontaron afirmaron que, por los vínculos de Tudor, alias el Tiburón con funcionarios públicos, fiscales y medios de comunicación locales, la banda de la Riviera Maya es prácticamente intocable.

“La fama pública internacional de este grupo de seudo-empresarios es, creo, de lo peor que hemos visto”, dijo Alberto Capella Ibarra, Secretario de Seguridad de Quintana Roo y una de las personas que se ha enredado con Tudor.

“Aquí en el país hay grupos políticos y cierto sector institucional que los trata como si fuera [el hombre más rico de México] Carlos Slim o compañía”, dijo Capella. “Es dramático”.

El año pasado, después de que autoridades mexicanas detuvieran temporalmente a Tudor y registraran su casa, la banda perdió su contrato con un reputado banco y clausuró sus cajeros automáticos. Pero las casas de cambio siguen operando en muchas de las zonas turísticas, en algunos casos a escasos metros de los cajeros ya desmontados.

El asesinato de González, como el 98 por ciento de los homicidios en el estado de Quintana Roo, sigue sin resolverse.

Cambio de guardia

En 2012, Juliano Belmonte do Amaral creó Brazil Money Exchange. Este ciudadano brasileño es hermano de Juceline, que Tudor describe como su esposa. Dos años después, el líder de la banda, apodado el Tiburón, compró la compañía, tan solo dos meses después de haber establecido Top Life Servicios, una empresa fachada que sirvió para montar la operación de los cajeros.

Los reporteros no encontraron evidencia de que Brazil Money Exchange haya sido usado para lavar dinero, como sí lo fueron otros negocios de la banda. Pero la compañía nunca obtuvo certificaciones anti-lavado y ha sido sancionada en varias ocasiones por no ceñirse a regulaciones contra el blanqueo en épocas de Tudor.

Hay poca información sobre las actividades de la compañía antes de 2017. Ese año, Brazil Money Exchange renovó su licencia para funcionar como casa de cambio, con un límite de operaciones de hasta 10.000 dólares por cliente por día. También incluyó información sobre su nuevo nombre comercial: Master Exchange.

Más tarde, en mayo de 2018, la mayoría de sus acciones fueron transferidas a Fabricio Ledesma Heinrich, militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante setenta años seguidos, de 1930 a 2000. Al punto que el escritor Mario Vargas Llosa describió este sistema como “la dictadura perfecta”.

Tudor siguió brevemente siendo administrador único de la compañía, hasta que renunció oficialmente al cargo en mayo de 2018. Un año después, sin embargo, un socio que fue arrestado con Tudor en un cateo policial dijo que éste aún tenía un negocio de cambio de divisas. González se vinculó como comisario en la misma reunión en la que Tudor renunció, ocupando el puesto por solo 11 semanas, antes de ser asesinado mientras conducía su auto.

Mientras Tudor era administrador único, en enero de 2018, Katia Isadora Ledesma Heinrich, la hermana del militante del PRI, fundó ‘Master Exchange Center, Centro Cambiario’. A pesar de que el objeto de la compañía es explícito en su nombre, no tiene licencia para cambiar divisas. Ser dueño de la marca Master Exchange parece ser la única función de la empresa, que parece ser una empresa fachada para los negocios de Ledesma y Tudor.

Los dos cofundadores de esta empresa fachada, Alejandro Carapia Toledo y Gabino Jiménez Vázquez, estuvieron presuntamente involucrados en una trama corrupta de 20 millones de dólares. Se cree que Jiménez y otros socios canalizaron fondos públicos de funcionarios locales, sin su consentimiento, a una campaña presidencial.

Los defraudadores 

detrás de la fachada

‘Master Exchange Center, Centro Cambiario’ de Katia Ledesma, fue fundada por el abogado Alejandro Carapia Toledo y por Gabino Jiménez Vázquez, un empresario que en ese momento vivía en Playa del Carmen. Jiménez no sólo tenía acciones, sino que era administrador único.

Ésta no fue la primera jugada de ambos. Antes dirigieron la empresa constructora Golfmex Development, acusada de recaudar millones de dólares en pagos para supuestamente financiar la fallida campaña del candidato presidencial Ernesto Cordero, del derechista Partido de Acción Nacional (PAN).

En una serie de reportajes publicados en 2013, la periodista Georgina Howard detalló el supuesto esquema de corrupción, en el que representantes de Golfmex recorrieron cientos de municipios pidiendo dinero a cambio de acceder a fondos federales. Los pagos oscilaban entre 20.000 y 200.000 pesos, para un total estimado de 240 millones de pesos (20 millones de dólares) en sobornos.

Como director financiero de Golfmex, Jiménez se comprometió personalmente. Según Howard, en 2011 asistió a una reunión en Ciudad de México en 2011 en la que 180 alcaldes entregaron 17.400 pesos (1.450 dólares) cada uno. Pensaron que era un pago para acceder a fondos federales.

Sin embargo, esos fondos nunca llegaron. Por eso, algunos alcaldes decepcionados afirman que el dinero se usó para financiar la fallida campaña presidencial de Cordero.

Jiménez registró la marca Master Exchange a través de Consorcio Empresarial Century (CEC), una empresa de externalización de servicios financieros. Fabricio Ledesma es el presidente de CEC, aunque varios de sus empleados no tienen las mismas credenciales: su comisario, que sobrepasa los 50 años, es chofer de una combi de transporte público.

Ya con su marca registrada, la empresa fachada y los proxies montados, los negocios de Master Exchange se dispararon. La compañía se convirtió en una cadena, que ahora afirma tener 10 oficinas en destinos turísticos de los estados de Quintana Roo, Baja California y Guanajuato. Su sede en Cancún está a sólo unos minutos a pie de las oficinas de la banda de Tudor.



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