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El sol vuelve a brillar

Los Cabos está más que listo para dar bienvenida a los viajeros

Vientos de 205 kilómetros por hora devastaron el extremo sur de la península el 14 de septiembre del año pasado, provocando el cierre temporal de decenas de hoteles, cientos de negocios y la suspensión de actividades en el aeropuerto internacional, durante poco más de un mes.

El sol vuelve a brillar

La tendencia entre la mayoría de los hoteles fue aprovechar el desastre para desarrollar intensas remodelaciones. También, durante los últimos meses han surgido nuevas alternativas en el destino, en plan golfista, gastronómico o aventurero.

Entre el desierto y el mar, Los Cabos está más que listo para dar la bienvenida a los viajeros.

LO NUEVO

Junto con la pesca deportiva, el golf es una de las actividades más buscadas en Los Cabos: su ubicación geográfica, entre el desierto y el mar, ha sido aprovechada para crear 14 campos únicos cuyo lenguaje arquitectónico involucra árboles torotes, cactus, piedras y arena.

Uno de los más nuevos es Quivira Golf Club, un campo de 18 hoyos proyectado por el estadounidense Jack Nicklaus, estrenado oficialmente en diciembre del año pasado y nombrado en enero de 2015 como el Mejor Nuevo Campo Internacional, por la publicación especializada Golf Magazine.

Mira hacia el Océano Pacífico y en su diseño retoma elementos de un campo escocés tradicional, explica Antonio Reinante, director de golf. De estilo "links", su vegetación es chaparrita, carente de árboles y aquellos hoyos puestos casi a la orilla del acantilado regalan vistas espectaculares hacia el mar.

ENTRE AZULES INFINITOS

Arriba todo es silencio: el ruido del motor de la lancha y el sonido del vaivén del agua desaparecen a medida que los viajeros se elevan por encima del Mar de Cortés al practicar parasailing. En Los Cabos, esta actividad deja ver el famosísimo Arco a casi 200 metros de altura, contemplar en calma el Fin de la Tierra, sobrevolar la playa del Medano y la bahía de Cabo San Lucas.

Equipados con un arnés, los viajeros son sujetados a un asiento conectado a un globo, el cual se levanta por la acción del viento. El despegue, suave, se hace desde la lancha en aguas abiertas. Durante el recorrido este globo siempre está conectado a ella.

Cabo Expeditions es una de las compañías que ofrece la aventura. Sus recorridos en el aire duran aproximadamente 10 minutos y se pueden hacer en pareja.

Una manera íntima de visitar el Arco y ver de cerca la colonia de lobos marinos es llegar en kayak. Se sale remando desde la playa y en el camino se pasa por la roca conocida como El pelícano. Alrededor de esta formación se ven varios grupos practicando esnorquel, es uno de los puntos favoritos para hacerlo, pues la aguas son apacibles y hay miles de peces tropicales. Baja Outback propone un paseo de cuatro horas que incluye ambas actividades.

Comer en las alturas

Pero si, literalmente, de altura se trata, entonces hay que acudir a Dinner in the Sky, que se estrenó apenas hace tres meses en el destino. La experiencia, presente en más de 40 locaciones alrededor del mundo, consiste en elevar con una grúa una mesa para 22 comensales, a 45 metros de altura.

En Los Cabos el programa incluye cuatro experiencias al día: lunch a las 13:30 horas; cocteles a las 17:00 o las 21:00 y una cena de cuatro tiempos a las 19:00.

Desde este punto privilegiado, situado en el número 23470 de la carretera Cabo San Lucas-San José del Cabo, los comensales saborean, brindan y conversan con vista a la Bahía de San José, las montañas y el mar: el viento refresca mientras la mesa gira 360 grados. Nadie desaprovecha el momento para las fotos.

Las reservaciones (desde 100 dólares por persona) están abiertas sólo para mayores de 10 años, de martes a sábados. 

Y atención, singles, la grúa siempre sube, aunque sólo haya reservado una persona.

loscabos.dinnerinthesky.com.mx

CUANDO ACELERA EL CORAZÓN

Sin ir demasiado lejos del mar, en Los Cabos sobran emociones en el desierto. Dos parques de aventura, cada uno con su estilo, proponen circuitos de tirolesas y recorridos a bordo de vehículos 4x4, entre las montañas cubiertas por cardones y matorrales.

Grupos conformados por máximo 14 personas van de reto en reto en Outdoor Adventure, una propuesta de la compañía Cabo Adventure, donde la estella es Superman: la tirolesa más larga de México. Mide mil 200 metros de longitud y los máas temerarios pueden alcanzar hasta 100 kilómetros por hora.

Se trata de una de las siete tirolesas que, a diferencia del resto, uno se lanza boca abajo, protegido por un arnés que sostiene el cuerpo desde las rodillas hasta el pecho. 

Entre algunos, la tensión y las dudas se disipan al ver con qué tranquilidad se lanzan niños que apenas rebasan los 8 años de edad. Sujeta a su casco, cada participante lleva una cámara que se encarga de documentar la experiencia. 

El paseo incluye una mini escalada en roca, descenso de 30 metros a rapel y el cruce de un río con los pies sobre un cable y con las manos sujetando otro situado a la altura de la cabeza.

El riesgo de caer al agua es nulo, puesto que se asegura a cada viajero con arneses y demás equipo.

Todo se complementa con la atracción más nueva, estrenada hace seis meses: un circuito en vehículos Racers de la marca Polaris (son como go karts aguerridos), que se conducen por caminos sinuosos, llenos de roca y arena que, a propósito, hacen más complicadas las maniobras.

Por otro lado, en torno al cañón de El Tule, el parque Wild Canyon concentra ocho tirolesas, salto en bungy, paseo en camello y un recorrido en cuatrimoto, cuyo momento cumbre es atravesar el puente de madera colgante llamado Canyon Bridge, que se presume como el más largo del mundo, diseñado para peatones y ATV's.

Mide 330 metros de longitud, dos metros de ancho y está a 50 metros de distancia del suelo en el punto más bajo.

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