El Joe’s Place

Cronista Municipal de Reynosa
(Segunda parte)
Sabemos por algunos documentos del Archivo Histórico de Reynosa y por lo que nos ha contado nuestro amigo Ángel “Nene” González de los Santos Coy, que a principios del siglo pasado, el terreno inmediato al vado de Reynosa, en el río Bravo, era propiedad de su tío Medardo González Ochoa. Éste, algunos de sus hermanos y otros compañeros de Reynosa fueron parte del movimiento antirreeleccionista desde años antes de la revolución mexicana. Medardo fue un seguidor de don Venustiano Carranza, al cual acompañó en el convoy de trenes que le llevaría a su muerte en Tlaxcalantongo.
En esos terrenos manejó una próspera ladrillera a principios del siglo pasado, cuya amplia producción era enviada a los Estados Unidos utilizando un considerable número de guayines estirados por mulas. En el cruce, Medardo fue propietario del chalán conocido como “La Luisiana”. Parte del terreno quedó del lado americano en Hidalgo, Texas, después de una de las grandes avenidas que desvió el curso del río Bravo.
Dentro de la propiedad de Medardo pasaba el camino que iba a la plaza principal de Reynosa, en lo que se conoció como la Calzada del Puente Internacional, después que se inauguró el primer puente el 10 de julio de 1926. El camino iba por las actuales calles Puente Internacional, Los Virreyes y Allende.
Fue en este trayecto que se pusieron los establecimientos que sirvieron al turismo durante la “Prohibición,” la Segunda Guerra Mundial, Post Guerra y hasta la primera década del segundo milenio. Los terrenos al norte y poniente del camino fueron adquiridos para los años de 1940 por don Eligio Cavazos Domínguez, quien alcanzó el grado de capitán 1º en el Ejército Constitucionalista, durante los eventos de la revolución mexicana; estos acontecimientos los hemos tocado en historias de 1913 y 1915, narradas anteriormente en este matutino.
A finales de la década de los años de 1940, en los terrenos de don Eligio ya existían tales negocios como el Sam’s Place, El Montecarlo y La Cucaracha antigua. Por el lado sur de la Calzada del Puente, don Miguel Gutiérrez Domínguez había adquirido uno de los terrenos donde se encontraba su negocio El Patio. Este lugar fue primero administrado por Isaac “Chaco” Rodríguez.
A una cuadra de la garita del Puente Internacional, rumbo a la plaza principal, se encontraba el negocio Joe’s Place, al cual nos referimos en la nota pasada. La propiedad era de la cervecería Corona, la cual la operaba su concesionario don Antonio Nassar Hatem; yerno de don Eligio Cavazos Domínguez.
Desde la primera parte de los años 1940, este edificio de la Corona, en la esquina sur poniente por la calle Allende esquina con Ocampo, lo rentó José “Joe” Ortega y su esposa “Tina.” La pareja vivió al principio dentro de la misma propiedad, nos cuenta el “Nene” González. Por esos años, éste personaje corría el Casino Montecarlo de su primo Rubén González Chapa; ubicado en sus inicios en la cera norte al cruzar la plaza principal y posteriormente al lado poniente de la garita del Puente Internacional, uno de los lugares más amplios para todo tipo de eventos sociales y de espectáculos. Su capacidad era para mil personas.
La variedad
En estos establecimientos para el turismo fueron importantes las bebidas y la comida. Nos platica el “Nene” que el ron, la ginebra y el tequila eran comprados en Monterrey o en otras partes de México. Por los años de 1940, el platillo de comida costaba más de $ 0.50 de dólar, en esos lugares. Por la noche se transformaban en verdaderos clubes nocturnos, en donde se presentaban las variedades que atraían al turismo.
Luis Alejos Corona, un músico originario de Michoacán, nos cuenta que llegó a Reynosa por el año de 1946. Su hermano mayor Julio, apodado el “Cachipuchis,” ya había probado suerte en las fuentes de trabajo para los músicos en Reynosa, por lo que le pidió viniera a esta ciudad junto con su hermano José. Después de permanecer algunos días en el Hotel Nuevo León del Dr. José María Cantú, suegro del “Nene,” los hermanos Alejos Corona se alojaron en el mismo Joe’s Place.
Los tres hermanos formaron parte de la variedad nocturna del Joe’s Place y eran presentados como el trío Cachipuchis. Luis, conocido entre sus amigos como el “Cachis,” cuenta que los americanos prácticamente tiraban el dinero en Reynosa. El personal militar de la base aérea Moore Field, a 22 kilómetros de Mission, Texas, se divirtieron en los clubes nocturnos de esta ciudad. Seis mil pilotos fueron entrenados en esa base aérea desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial hasta su final en 1945. Esta base americana fue reabierta en 1954, donde entrenaron más pilotos hasta la aparición de los jets entre 1959 y 1962.
Durante los años 1940 y principios de 1950, el acceso a la propiedad se encontraba al norte en una esquina con un ángulo truncado. Al entrar al establecimiento se encontraba un tipo de recibidor con una barra circular donde había todo tipo de bebidas, las paredes en el fondo se encontraban cubiertas con espejos. En el lado izquierdo pegado a la pared se hallaba una puerta que daba acceso a un gran salón a desnivel en donde se presentaba la variedad.
En el centro del salón se localizaba una gran pista forrada con duela de madera en el nivel inferior. Ahí se hallaban alrededor las mesas para los espectadores más cercanos; subiendo un segundo escalón se encontraban el resto de las mesas. Al fondo por el lado sur de este salón se encontraba el escenario donde los artistas eran presentados antes de que pasaran a dar sus actuaciones en el centro de la pista. La orquesta se encontraba a un lado, pues el lugar servía como pista de baile para los turistas.
Por la parte poniente había una barra y atrás el cuarto del comedor. Al fondo de éste había un patio con algunas jaulas, donde José Ortega tenía un pequeño zoológico con leones y osos. En los límites al poniente de la propiedad se encontraban los baños para los comensales y algunos cuartos donde se quedaban los artistas y los camerinos donde se preparaban para sus presentaciones.
José Ortega era un personaje grandote que parecía general, nos cuenta el “Cachis.” Este llevaba trajes, especialmente en las temporadas frescas y frías en Reynosa. Su esposa Tina vestía siempre elegantemente y era una persona con un trato muy agradable. Jaime Torres, hijo de una hermana de ella, era el manager del lugar. Nos cuenta el Nene que esa persona fue veterano de la Segunda Guerra Mundial.
Durante los años de 1940, las orquestas tenían más integrantes, siendo de hasta 16 músicos. Eran solo dos variedades la que se presentaban en la noche, una empezaba alrededor de las 10 y otra a las 12 de la noche, para terminar como a las 2 de la madrugada, nos cuenta el “Nene”. En años posteriores, se hacían tres variedades por noche. El maestro de ceremonia siempre daba la bienvenida al espectáculo y abría cantando tres canciones con la orquesta.
Este personaje después presentaba a bailarinas, cancioneros, cómicos, ventrílocuos, magos y las bailarinas exóticas que cerraban el show. Los artistas provenían de diferentes partes de México y el mundo. En la próxima nota contaremos sobre estos personajes que vivieron en Reynosa.
Tina Ortega

