El encanto de Galápagos
Las costas ecuatorianas ofrecen al turismo un archipiélago volcánico formado de 19 islas grandes y 120 de menor tamaño
Ciudad de México
Hace 4 ó 5 millones de años, a cerca de mil kilómetros de las costas ecuatorianas, en el Océano Pacífico, surgió un archipiélago volcánico formado de 19 islas grandes y 120 de menor tamaño. Las condiciones tan particulares del lugar motivaron a Charles Darwin a escribir “El origen de las especies”.
ISLAS DE MARAVILLAS
En 1535, Fray Tomás de Berlanga, Obispo de Panamá, navegando hacia al Perú se desvió accidentalmente y descubrió las islas. Sus maravillas hicieron que se les conociera, desde el siglo 16, como las Islas Encantadas.
Las islas se convirtieron en refugio de piratas, quienes se abastecían ahí de agua y alimento al matar tortugas, fenómeno que se agravó con la presencia de balleneros y cazadores de focas. Afortunadamente, los científicos comenzaron a preocuparse por ellas, siendo la primera expedición de este tipo la encabezada por el español Alejandro Malespina en 1790.
En 1832, Ecuador reclamó la posesión del archipiélago y tres años más tarde, llegó Darwin para permanecer cinco semanas investigando sus peculiaridades, buen ejemplo que continúa la estación científica que lleva su nombre. En 1978, la UNESCO declaró a Galápagos Patrimonio Natural de la Humanidad.
DE VOLCANES
El origen del archipiélago de las Galápagos es volcánico y esto es evidente desde sus playas rocosas donde habitan las iguanas marinas hasta las elevaciones que presiden los paisajes.
Las islas se localizan en una de las zonas volcánicas más activas del mundo, en ocho de sus islas, especialmente en la Isabela y Fernandina, se ha manifestado intensa actividad en años recientes.
En Galápagos hay desde pequeñas elevaciones cónicas hasta unas que alcanzan mil 700 metros. Los volcanes son uno de los principales atractivos para los excursionistas que buscan paisajes de notable belleza.
BELLEZA NATURAL. Sus maravillas hicieron que se les conociera, desde el siglo 16, como las Islas Encantadas.
EL SOLITARIO JORGITO
A finales de 1971, un matrimonio de biólogos descubrieron en la Isla Pinta una tortuga gigante de la especie Chelonoidis abingdonii, el hecho fue todo un acontecimiento, pues se creía extinta la especie.
La tortuga, nacida a principios de 1900, fue bautizada como Lonesome George (El Solitario Jorge) y fue trasladada a la Estación Científica Charles Darwin, donde vivió 40 años rodeada de tortugas hembras, de especies semejantes, con la esperanza de lograr su reproducción, la cual no fue posible.
Conocerlo fue un hecho inolvidable, dada su gigantesca presencia y la sobrecogedora certeza de estar frente al último ejemplar de una especie. Al fotografiarlo no podía uno eludir su expresiva mirada buena.
Murió en 2012. Fue embalsamado en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, donde fue exhibido y posteriormente regresado a las Galápagos, donde le siguen visitando los viajeros.
SUS PAISAJES. El origen del archipiélago de las Galápagos es volcánico y esto es evidente desde sus playas rocosas donde habitan las iguanas marinas hasta las elevaciones que presiden los paisajes.
UNA SERIE DE IMPACTOS
Si bien la fuerza descomunal de la actividad volcánica ha modificado a las Galápagos, los impactos más fuertes han sido obra de los seres humanos, que trajeron cabras, gatos, ratas y hasta hormigas, perjudicando a las especies locales. Esto, más los efectos del calentamiento global.
Las islas son excepcionales porque, durante millones de años, lograron un delicado balance entre sus formas de vida, tan importantes como frágiles. Infortunadamente, el hombre comenzó a poblar de manera anárquica y aparecieron 110 hoteles, a donde llegan 200 mil turistas cada año.
Sectores conscientes en el Ecuador pugnan porque las Galápagos cuenten con un modelo de turismo sustentable basado en la preservación del entorno, el beneficio de la comunidad y en viajeros responsables. Todo, bajo un razonable principio: que el viajero se adapte al entorno y no el entorno al visitante.
ESPECIE EN EXTINCIÓN. A finales de 1971, un matrimonio de biólogos descubrieron en la Isla Pinta una tortuga gigante de la especie Chelonoidis abingdonii, el hecho fue todo un acontecimiento, pues se creía extinta la especie.