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El corrido de Jacinto y de Ignacio Treviño

Cuenta sobre un hombre valiente mexicano que cruza el río para vengar a su hermano golpeado. El corrido no menciona al pueblo de San Benito, ni que su hermano estuviese muerto. Los versos insinúan que el personaje lo buscan en Matamoros, tal vez porque vivía en ese lugar

Cronista Municipal de Reynosa

1915 Elizabeth and 12th St.El corrido de Jacinto y de Ignacio Treviño

-Segunda parte-

En realidad, existen tres fragmentos de corridos originales sobre los sucesos ocurridos tanto en San Benito y en Brownsville, uno sobre Jacinto y dos sobre Ignacio respectivamente. Las tres versiones originales se conocen bajo los nombres: el corrido de Jacinto Treviño, el corrido de Los Rinches y el corrido de Ignacio Treviño. El acontecimiento original en San Benito, narrado en la nota anterior de este matutino, sucedió un 28 de junio de 1910, mientras que el segundo se estima que ocurrió el mismo año en Brownsville, pero no se está claro si fue el día 16, 23 o 27 de diciembre. Posteriormente, un nuevo corrido fusionaría ambos eventos creando una lírica que sobrevive con ciertas variantes hasta hoy en día, también conocido como el corrido de Jacinto Treviño

En el primer corrido de Jacinto incluye los golpes dados a Natividad, hermano o medio hermano del protagonista, por el americano Darwin. Éste corrido original, incluido por el Cronista de Victoria Francisco Ramos Aguirre en su publicación “Historia del corrido en la frontera Tamaulipeca”, resume los hechos en solo cinco cuartillas. Cuenta sobre un hombre valiente mexicano que cruza el río para vengar a su hermano golpeado. El corrido no menciona al pueblo de San Benito, ni que su hermano estuviese muerto. Los versos insinúan que el personaje lo buscan en Matamoros, tal vez porque vivía en ese lugar.

“Al puerto de Matamoros

cuatro bolillos (anglosajones) 

pasaron a preguntar por Jacinto

y en cuadros se pintaron.”

Es de este corrido que se extrae el nombre de Jacinto hacia el actual corrido, donde sí se menciona a San Benito, Texas, como uno de los lugares de los hechos. De cierta forma se exalta la valentía y el origen mexicano, como lo cuenta el tercer corrido sobre Ignacio Treviño, aunque no con los mismos versos.

“Ya con esta me despido

por las hojas de un manzano

viva Jacinto Treviño

que si es un buen mexicano.”

Ignacio Treviño

Los corridos de Los Rinches y de Ignacio Treviño narran sobre otro suceso, que le ocurrió al policía Ignacio Treviño en Brownsville. A diferencia de Jacinto, Ignacio Treviño había nacido en el lado de Texas. Según una nota del periódico el Heraldo de Brownsville, Ignacio era originario del rancho “Dos de Copas”, como a 20 millas al noreste de esa ciudad. 

Ignacio Treviño fue parte del cuerpo de policía de la ciudad de Brownsville, que dirigió el marshal Joel “José” Crixell desde 1910, según una nota del Heraldo de Brownsville. En este grupo se encontraba también el teniente de la policía Joaquín Treviño, hermano de Ignacio y Jesús del mismo apellido. El marshal tenía varios hermanos, uno que se llamaba Vicente “Tito” Crixell, quien manejaba el White Elephant Saloon. Es en esta cantina por la calle Washington, donde se llevaron a cabo los sucesos mencionados en las dos versiones originales e implícitos en el corrido que se canta en la actualidad. 

Fue después en el verano de 1912, cuando un exranger de Texas asesinó al marshal Crixell no muy lejos de la misma cantina, White Elephant o Elefante Blanco como lo menciona una de las cuartillas del corrido de Ignacio.

Las grabaciones

de John Lomax

En la primavera de 1939, el folclorista John Lomax arribó a Brownsville para grabar su famoso registro de música tradicional del pueblo (folk music).  En este acervo quedó registrado la música tradicional de los estados del sur de los Estados Unidos, antes de la masiva comercialización de la música americana. En las grabaciones y las notas de campo de esta expedición, que se encuentran en la Biblioteca del Congreso en Washington, incluyen grabaciones de la música popular mexicana que se escuchaba en ese tiempo en la parte baja del río Bravo o Grande.

Lomax rescató solamente una cuartilla del corrido “Los Rinches”, cantada de memoria por la hija del marshal Crixell, Otila Crixell Krause. En 1939, ella estaba casada con el vice cónsul de los Estados Unidos en Matamoros, Henry Krause. 

“Decía el rinche Wallie

ahí la cosa esta caliente,

donde estará el comandante

que no viene a apaciguar su gente.”

La Sra. Otila cantó los versos en español y le platicó a Lomax en íngles sobre la pieza, que fue compuesta por un ciudadano de Brownsville entre 1910 y 1911. Ella explicó que era acerca de un tiroteo entre los oficiales de la cuidad y los rangers de Texas por la calle Washington, enfrente del Salón el Elefante Blanco. Aclara que uno de los rangers estaba muy ansioso y buscaba que el jefe de la policía, para que viniera a pacificar al oficial. El jefe era su padre Joe Crixell.

Según el corrido de Ignacio, de 16 cuartetas rescatado por Américo Paredes, la balacera había ocurrido el 16 de diciembre del año 1910. Los hechos involucraban a Alfred R. Baker y a Harry Wallis, quienes anteriormente habían trabajado como rangers con el estado de Texas, y a otros agentes de la oficina del sheriff del Condado Cameron. El oficial Ignacio Treviño ya había tenido otros altercados, específicamente con los exrangers, por lo que, cuando se topó con los agentes del condado se atrincheró dentro de la cantina como lo menciona los versos del corrido de Ignacio Treviño

“El dieciséis de diciembre

apestó a pólvora un rato,

donde encontraron lo rinches 

la horma de su zapato.”

“Cantina de El Elefante

donde el caso sucedió,

en donde Ignacio Treviño

con los rinches se topó.”

La versión de los

Rangers y los periódicos

Otra versión sobre los hechos del corrido fue presentada por Charles Harris y Louis Sadler en su libro sobre los Rangers de Texas y la revolución mexicana. Según esta interpretación, los hechos ocurrieron hasta el día 27 de diciembre de 1910, aunque el periódico el Heraldo de Brownsville confirman que el conflicto ocurrió el 23 de diciembre. 

Los autores del libro explican que había una reyerta entre el departamento del sheriff y la policía de la ciudad de Brownsville. Durante la tarde de ese día 27 de diciembre, un policía local había desarmado a Guillermo Sosa, del departamento del sheriff. Nadie podía andar armado en Brownsville, así que William Crafts, compañero de Ignacio Treviño, actuó bajo las órdenes de la policía de la ciudad. El diario explica que estos policías habían desarmado a Sosa el día anterior a la balacera, o sea el 22 de diciembre de 1910.

Sosa le contó lo sucedido a sus compañeros del departamento del sheriff, Alfred Baker y Harry Willis. Ambos exrangers fueron a buscar y a reclamarle al policía Crafts, quién estaba acompañado de Treviño.  El primero les insistió que estaban siguiendo las órdenes del marshal. Los cuatro representantes de la ley se encaminaron hacia la cantina el Elefante Blanco, pues Crafts iba a utilizar el teléfono para pedirle otras instrucciones al jefe de policía Crixell.

Aparentemente, el altercado había terminado en buenos términos, cuando el ranger Willis y el oficial de la ciudad Crafts hablaron con el marshal Crixell por teléfono y les ordenó a los suyos entregaran la pistola de Sosa. Pero al salir los dos exrangers del Elefante Blanco se desató la balacera. Los autores Harris y Sadler relatan que se presentó un trance de pésima puntería, pues más de una docena de tiros fueron intercambiados casi a quemarropa y nadie murió. 

La nota en el periódico detalla que, el exranger Wallis empezó a vociferar, criticando a la fuerza policiaca local. El propietario del lugar, Vicente Crixell, le pidió que se fuera del lugar y antes de que sacara la pistola del saco, lo agarro de la muñeca aventándolo para afuera del bar. Wallis inmediatamente regreso, empezando el tiroteo.

Los exrangers Baker y Wallis dispararon entre los dos en nueve ocasiones, antes de que al segundo se le atascara su pistola automática calibre .32. El libro enfatiza la participación de los rinches, minimizando la intervención del policía local Ignacio Treviño.  Esta versión, explica que Treviño disparó por lo menos dos tiros y también el propietario de la cantina Vicente Crixell, quién era hermano del marshal, agente especial de la policía y concejal del ayuntamiento de Brownsville. 

En el altercado, el exranger Barker recibió tres disparos, uno de frente en lado izquierdo de la barriga, uno por la espalda en el hombro izquierdo y otro por detrás en la pierna izquierda. Escapando hacia la farmacia Putegnat a la vuelta de la esquina, el agente del departamento del sheriff alcanzó a llegar al Sanatorio Work. En esta versión, Ignacio recibió una herida superficial en el abdomen, alejándose del lugar en busca de atención médica. Según el periódico, mientras que Vicente había confrontado a Baker, Ignacio Treviño le había hecho frente a Wallis. 

Los autores del libro dan su versión desde el punto de vista de los rangers, contando que el hermano del marshal Crixell había disparado primero. La nota periodística explica que eso era lo que había declarado el exranger Baker a los reporteros. Ambos bandos acusaron a sus contrincantes de asalto e intento de homicidio. Todos los participantes fueron primero arrestados y luego puestos en libertad bajo fianza. Éste es lo que dice el corrido de Ignacio recolectado por Américo Paredes.

“Decía Tito Crixell

a l’ahora de los balazos:

- ¡Cuántas botellas de juíscle,

toditas hechas pedazos! -”

Ésta es la versión de Jacinto Treviño que actualmente se canta.

“Y en la cantina de Bekar

se agarraron a balazos, 

por dondequiera saltaban

botellas hechas pedazos.”

Curiosamente en el último corrido que sobrevive de Jacinto Treviño, involucran a uno de los Baker como los dueños de la cantina. Alfred era el hermano menor de Anderson Yancey Baker, un rinche, aduanal y que fue posteriormente jefe político del Condado de Hidalgo. Este es conocido por sus atrocidades a principios del siglo, encontra de ciudadanos estadounidenses de descendencia mexicana, en especial las muertes de los hermanos Ramón y Alfredo Cerda. El último corrido de Jacinto amalgama los nombres de Bekar, Bejar o Vega, como algunos de los dueños de la cantina donde peleó Ignacio contra los “rinches”. Siendo que el dueño verdadero del lugar era el hermano del marshal Joe Crixell. Así lo dice otro de los versos del corrido que se canta en la actualidad.

Está claro que en algún momento el imaginario colectivo mexicano en ambos lados del río fusionó los hechos de Brownsville con los de San Benito, creando un solo corrido. El corrido original de las vicisitudes de Jacinto Treviño se esfumó a través del tiempo, quedando solo por algún período de tiempo el corrido de Ignacio. Más tarde a este corrido se le cambiaría el nombre del protagonista por el de Jacinto Treviño, dando así origen al corrido que se sigue cantando hoy en día.  El folclorista Paredes recogió trece cuartetas, pero siguen nuevas adaptaciones a la lírica como pasa el tiempo. 

Aunque Joe “José” Crixell y su cuerpo de policía del partido rojo obtuvieron éxito en las elecciones del año 1912 en Brownsville, pronto todo se convertiría en tragedia. Los policías de esa ciudad, la mayoría de descendencia mexicana, sufrirían la discriminación que imperaba en esos tiempos en el lado americano, en forma de insultos, calumnias, abusos de autoridad, arrestos, persecuciones e inclusive la muerte. Aunque Ignacio sí estuvo preso del lado mexicano esperando su extradición, su suerte fue muy distinta a la que cuenta los últimos versos del corrido de Jacinto Treviño. El fin de su vida y la de sus compañeros serán narradas en otra oportunidad.

“Ya con esta me despido

aquí a presencia de todos

yo soy Jacinto Treviño

vecino de Matamoros.”

imagen-cuerpo

1911 Brownsville Police



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