El Cantinflas del siglo XXI
Relativamente poco conocido fuera de España, el actor catalán Óscar Jaenada ha acometido uno de sus principales retos profesionales: personificar a Cantinflas, el peladito, el cómico de barrio, el mexicano de cepa pura.-Primera de 2 partes-Sentado en la butaca, Óscar se encuentra a punto de girar la cabeza hacia la izquierda y esa acción, aunque él no le sepa aún, marcará su vida. Harto de ver la misma película durante los últimos días, cansado de su estado inerte, ignora el filme y aunque sabe que es difícil hallar otra atracción en la sala oscura, apenas iluminada con las escenas de colores brillantes de la proyección, busca algo, cualquier cosa.Sin pensarlo, gira y observa a las dos personas cercanas a él en la hilera de butacas. No es que note alguna particularidad en ellas. Las mira porque no sabe qué más hacer. Días después, Óscar está en la sala de nuevo, más fastidiado que antes, pues las ideas para matar el tiempo se agotaron. Se aburre casi hasta el sueño, pero justo en ese momento las risas del público lo despiertan. Óscar voltea a todos lados y observa las reacciones. Se da cuenta de que no todos ríen. Algunos arquean las cejas y fruncen el ceño, otros sueltan la carcajada.La mayoría mantiene los ojos fijos al frente, con la boca semiabierta, mostrando expectativa ante la siguiente escena.¿Qué ven? Óscar se asoma a la pantalla de nuevo. En los rostros de los personajes ficticios aprecia emociones similares a las del público. Un actor, se asombra, es capaz de provocar intensas emociones. Óscar sólo tiene 10 años. Casi tres décadas después, el niño observador es el actor que interpreta a Mario Moreno en la película Cantinflas. Además del parecido físico con Moreno, Jaenada tenía algo en su favor para ganar el papel: la empatía hacia las personas que sus visitas al cine generaron.-Algo sucedió, poco a poco. Esa empatía es algo importante para todos los que se dedican a la actuación -sintetiza Óscar Jaenada en el enlace telefónico, en su paso por Nueva York, donde promovió Cantinflas-. La metamorfosis de Óscar comenzó en aquella butaca. Con el tiempo supo que un actor debe entender todo tipo de razonamiento. Si esto se consigue, el público creerá en su interpretación de un personaje. En su Mario Moreno Cantinflas, por ejemplo.El anuncio de lona cuelga debajo de la ventana del primer piso. Las cuatro letras impresas en el rótulo, que juntas forman la palabra "CINE", destacan en el edificio de la transitada avenida en Barcelona. Pero además del letrero en la fachada, no existe otra señal de la existencia de un cine. Es una casa, propiedad de la abuela de Óscar. El cine se localiza en la planta baja del edificio, pero la entrada se encuentra en una vía que pasa desapercibida, perpendicular a la avenida principal, a calle y media de la casa.El trato fue justo. La administración del cine visitó a la mujer para proponerle un trato: si permitía colocar el letrero en la zona frontal de su domicilio, obtendría las cortesías que quisiera para cualquier película. La abuela aceptó porque todos ganaban. Su hija llega siempre con la misma petición. Tiene que ir a trabajar y no puede cuidar a su hijo. A Óscar. La abuela responde que no tiene mucho tiempo tampoco. Pero está bien, que lo deje.El abuelo falleció. Ahora ella tiene que cubrir los gastos. ¿Qué hace con su nieto? Salen de casa y siguen a la calle del cine. Entran al establecimiento. Ella pide un boleto en taquilla y se lo entrega a Óscar. Le dice que entre a ver la película, que regresa por él más tarde.Así que de ahí en adelante Óscar pasará tardes enteras en el mismo lugar viendo la misma película hasta el momento en que se le ocurre voltear a otro lado.El sueño de Óscar Jaenada no era ser actor. Anhelaba ser ingeniero aeronáutico. Pero tras su experiencia cinematográfica infantil, se inclinó por la creación de personajes e historias.-Preferí buscar sentimientos -cuenta Óscar Jaenada al teléfono, de voz recia y veloz, distinta a la de Mario Moreno, más pausada y tenue.La preparación como actor de Jaenada comenzó en los escenarios. Con 13 años, presentó una obra de Shakespeare. Cuando quiso estudiar actuación, le negaron el acceso a la escuela. Le dijeron que su inscripción no era válida. Después ingresó a una escuela privada pero pagando una cantidad que en ese momento le pareció una fortuna. "Aprender" a actuar lo hacía sentir incómodo. Quería contar historias y ahí era imposible. Era muy básico, ordinario.-Mi aprendizaje vino de otra manera: haciendo teatro de calle, teatros alternativos -recuerda el catalán-. A mí me cogió un poco tarde, o un poco asalvajado, el intento de encerrarme entre cuatro paredes para instruirme. La idea no me satisfacía. Aunque me gustaría tener mucha más teoría de la que poseo, mi camino fue otro. Se impacientaba. Por eso, junto con tres colegas, fundó en Barcelona la compañía de teatro L'Endoll, donde escribió y presentó varias obras de teatro, algunas de contenido antibelicista.Quería un teatro radical. Con el teatro de calle, marchando por los pueblos de su provincia, Óscar estaba seguro de que podría lograr sus objetivos. Pero su actividad artística no generaba recursos y consiguió trabajo en una discoteca.Con el tiempo, decidió migrar en busca de algo más serio. A los 20 años se mudó de Barcelona. Consiguió apoyo para continuar con el teatro de calle, pero tenía un objetivo mayor. Se mudó a Madrid. Dos audiciones y un viaje de Madrid al Distrito Federal patrocinado por él mismo. Óscar Jaenada hizo lo que nadie para quedarse con el papel. Y logró, para enojo de muchos mexicanos, que lo llamaron "gachupín", convertirse por varias semanas en uno de los actores y comediantes más internacionales en la historia de México. En Cantinflas, que consiguió miles de adeptos con una sencilla frase en la película homónima de 1940: "Ahí está el detalle".El detalle de Óscar Jaenada, nacido el 4 de mayo de 1975 en Esplugues de Llobregat, Barcelona, fue viajar a México con recursos propios para realizar, una vez más, el casting. El actor siguió el proyecto mucho antes de que cayera en manos de Kenio Films, hace unos tres años, después de que naufragara el intento previo, que comenzó en 2008.Reticente al principio, el director de la película, Sebastián del Amo reconoció a Jaenada. Él se ganó el papel pese a que la producción tenía en mente a otro actor de origen mexicano. El catalán también convenció a los productores Adolfo Franco y Vidal Cantú, y, más difícil aún, a los inversionistas del filme.En México, la película se verá en salas desde el 18 de septiembre. Ya debutó en Estados Unidos. Las críticas son favorables en general. Recaudó 3.2 millones de dólares. Y eso es bueno, tomando en cuenta que la producción tuvo un costo total de 40 millones de pesos.Las reacciones en torno a la actuación de Óscar Jaenada son entusiastas. El español debe sortear decenas de entrevistas por estas fechas. Y está consciente de que, en general, uno de los objetivos de la prensa mexicana es averigüar cuáles fueron las dificultades de interpretar a Mario Moreno. Por eso, para comenzar, el catalán tiene algo que decir sobre esa crítica simplona: la de que no es mexicano. Venga, que a mí, ese escepticismo me viene muy bien. Pero, vamos, yo confío mucho en mi trabajo, en mi disciplina. Si hay desconfianza, perfecto. Yo, después, intento reconvertir eso en sorpresa y en admiración. Al tanto del peso del personaje, de la expectativa que genera la película y la duda sobre su actuación, Jaenada se instaló en México cuatro meses antes de que comenzara la filmación. Quería crear una copia fiel. Ya en el Distrito Federal contrató a un foniatra para aprender el español mexicano y a una profesora de danza que le mostrara cómo bailar con los pies cruzados. También reclutó al mejor imitador de Cantinflas, Celedonio Núñez, para apropiarse de todos los ademanes y demás trucos. Hace algunos meses, Jaenada declaró que no era suficiente contar con un parecido físico: "Había que comer como él, respirar como él".El catalán vio al menos 10 veces cada una de las más de 60 películas de Cantinflas. Quemó tres reproductores de dvd. "Me interesaba tener ese acento especial en casa. Rayé un poco en el friquismo, pero sabía lo que me estaba jugando". Durante esos meses mantuvo el método. Dormía ocho horas al día. El resto lo dedicaba a imitar los bailes y voces cantinflescas, a documentarse sobre la cultura y sociedad mexicanas de aquella época. Un reto fue personificar a Cantinflas y otro, más complicado, a Mario Moreno. El actor reconoció lo difícil que fue entender al ser humano. "De ese hombre no tenía nada. Un par de entrevistas. Me interesaba el artista. Ese trabajo fue duro porque tuve que hacer preguntas incómodas a gente muy cercana".Jaenada conversó con el hijo adoptivo de Mario Moreno, Mario Arturo Moreno Ivanova. Sobre la relación entre él y su esposa, Valentina Ivanova.Como en todas las películas inspiradas en hechos reales, en Cantinflas las licencias están presentes. Pero las historias humanas, los conflictos personales, las infidelidades amorosas, por ejemplo, apenas se abordan.Es, sobre todo, la historia de la relación entre Mario Moreno y su personaje. Un filme que borda las etapas artísticas del actor, desde su origen humilde hasta su incursión en escenarios internacionales, en el sindicato de actores y en la política. La cinta tiene el propósito de rendirle tributo. corre con suertePese a ser personas de esfuerzo y trabajadoras, sus padres no tenían demasiado que aportar. -Me voy a Madrid-, les dijo hace casi dos décadas. Los padres de Óscar le desearon suerte confiando en que al verse en apuros regresaría. Pero, contrario a esa apuesta, a su hijo le salieron bien las cosas. Lo más difícil fue lo económico, pero no padeció hambre. Trabajó como mesero y pronto consiguió pequeños roles en televisión, en la serie El comisario. Después, obtuvo su primer papel pequeño en el cine, en la película Aunque tú no lo sepas, del año 2000.
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