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El Affaire de Florence

El ''affaire'' Florence, protagonizado por los gobiernos de Francia y México en los últimos días, tiene múltiples ingredientes: una implacable banda de secuestradores, una ciudadana francesa ligada al líder de los plagiarios, un montaje televisivo para el lucimiento del secretario de Seguridad Pública y un sistema judicial que ha sostenido la condena pese a los vicios de origen en el proceso para evitar que delincuentes de cuya culpabilidad no existe la mínima duda salgan por la puerta principal de la prisión. Ratificada su sentencia a 60 años de prisión, la suerte de Florence Marie Louise Cassez Crepin ha movido al presidente Nicolás Sarkozy a emprender una lucha entre épica y ridícula, escalando el conflicto hasta llevar a la suspensión de toda la participación de nuestro país en los festejos del Año de México en Francia. Francia alega que el sistema judicial mexicano ha mostrado sus vicios, fallas y corrupción en el caso de Florence, México ha respondido con un alegato que reivindica la autonomía de podere
  • Por: Humberto Padgett / Emeequis
  • 02 / Marzo / 2011 -
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(Primera Parte)

 

Florence Marie Louise Cassez Crepin nació el 17 de noviembre de 1974 en Francia.
Es soltera, atea y fumadora.
No tiene tatuajes y la ficha con que se inicia el expediente de su caso destaca algo ineludible: el lunar redondo de un centímetro de diámetro sobre su mejilla derecha.
Es hija de Bernard Cassez, fabricante de bolsas, cortinas, manteles y cojines, y de Charlotte Crepin, empleada de una notaría.
Se independizó a los 16 años y estudió la licenciatura en técnicas de venta y comercialización.
Se empleó en la tienda departamental Eurodiv.
Llegó a México en marzo de 2003, invitada por su hermano Sebastien, residente desde 1996 y casado con una mexicana, Vanessa Mercado, con quien vivía en Toluca.
Su hermano trabajaba en la empresa Radiancy, dedicada a la venta de cremas y lociones para la depilación y el acné, propiedad de Eduardo Cuauhtémoc Margolis Sobol, también dueño de negocios de blindaje de vehículos, ropa y restaurantes.
Florence lo conoció personalmente porque su hermano se lo presentó.

Sebastien le pidió a Florence que lo apoyara en ese negocio y, luego, que ayudara a su esposa, quien hacía tratos con una empresa francesa llamada Darphin.
Florence recibía embarques de productos de belleza en la Aduana del aeropuerto de Toluca que más tarde se vendían en El Palacio de Hierro.
Florence vivió con Sebastien en la capital mexiquense y se mudó, junto con el matrimonio, a un departamento en la colonia Legaria, cerca de la cervecería Modelo.
En julio de 2004, Florence y Vanessa tuvieron problemas y la francesa dejó de trabajar con su cuñada.
Se ocupó de tiempo completo en la empresa creada por su hermano, SSB, en la colonia Anzures, cuyo giro era la distribución de aparatos de cosmetología.

En julio de 2004 Florence rentó un departamento en la calle de Puebla, en la colonia Roma.
Lo compartió con una amiga y compañera de trabajo.
Ganaba seis mil pesos, más comisiones por ventas y por promover la empresa.

Un mes después, Sebastien presentó a Florence con un amigo suyo, Israel Vallarta Cisneros, a quien conoció en una exposición de productos cosméticos.
La esposa de Israel manejaba una clínica de belleza en Guadalajara, Jalisco.

"En septiembre de 2004 Sebastien viajó a Francia para la festividad de Bradorie y me dejó encargada de la empresa -declararía Florence-.
Yo tenía un problema de salud y mi hermano, antes de irse, le pidió a Israel Vallarta que me acompañara al ginecólogo.
Luego Israel me invitó a salir.
Al principio me resistí, porque era casado.
Insistió.
Fuimos a comer y me confió que se estaba divorciando.
El 22 de octubre de 2004 comenzamos el noviazgo".

A principios de noviembre de 2004, Florence y Vanessa volvieron a pelear y como su cuñada había instalado una clínica de belleza llamada Centre Francais D'Ondermologie en la planta baja de la empresa de Sebastien, los hermanos convinieron en que la Florence trabajara desde su casa.
Concertaba citas y entregaba volantes en los hospitales para promover los productos.
Al poco tiempo, dejaría el trabajo con Sebastien.

Israel le explicó a Florence que vivía de comprar flotillas de autos chocados que reparaba y vendía.
En ocasiones llevaba los autos al rancho Las Chinitas, donde sus hermanos René y Mario, y su amigo Carlos, los arreglaban.
Israel utilizaba entonces un Volvo negro.

"Todas mis amistades se alejaron de mí -diría Florence-.
Me decían que Israel no me convenía.
Israel es una persona violenta y prepotente.
En una ocasión tomó por el cuello a un amigo mío y no volví a saber de él.
Israel vivía en el rancho Las Chinitas, propiedad de unas señoras.
Vivía solo y me comentó que estaba en trámite con unos abogados para comprarlo.
Por lo menos llevaba siete años viviendo en ese lugar".

El 24 de diciembre de 2004, Florence viajó a Francia para pasar la Navidad con su familia.
Israel estuvo con sus hijos y su esposa Claudia.
La francesa regresó a la Ciudad de México el 1 de enero de 2005 y su novio mexicano la recogió en el aeropuerto.
En todo el mes de enero no trabajó y se mantuvo con los ahorros depositados en el banco francés Credit Mutuel.

Poco tiempo después, en febrero de 2005, Florence encontró empleo como decoradora de interiores en un despacho de las Lomas de Chapultepec.
Sólo estuvo un mes, pues el director general le dio un trato grosero.
Además, Florence salía de trabajar a la medianoche.
Israel enloquecía de celos.
En una ocasión, Israel aprovechó su ausencia, entró en su departamento y esculcó sus cosas.
Encontró la fotografía de un exnovio y rompió varios objetos.
Le escribió un correo electrónico insultándola y desapareció durante una semana.
Luego la buscó en el despacho de arquitectos y le pidió que regresara con él.

Florence no trabajó entre marzo y julio de 2005.
Tomó cursos de modelaje en la escuela de Pedro Loredo, en la Zona Rosa.
Aún vivía en el departamento de la colonia Roma, pero con frecuencia dormía en el rancho Las Chinitas.
Los problemas de la pareja eran cotidianos.
En una ocasión, tras un pleito, ella intentó salir del rancho, pero Israel se lo impidió.
Puso cerrojo en la puerta de la casa y candado en la puerta principal.

En julio de 2005, cuando venció el contrato de renta del departamento de la colonia Roma, Florence regresó a Francia.
Israel no dejaba de llamarle por teléfono para pedirle que regresara.
La súplica coincidió con que la relación de Florence y su familia estaba agriada y su padre le pidió que se fuera, pues llegaría Sebastien con su esposa y no la querían ver.

El 9 de septiembre regresó a México a vivir con Israel.
"Quedó claro que ya no sería como pareja [.] Israel cambió mucho, salía todo el día y me dejaba en el rancho.
En ese tiempo manejaba un Volvo gris".

Florence encontró empleo en el hotel Fiesta Americana de Polanco.
Fue contratada como hostess.
Inició el 9 de noviembre con horario de tres de la tarde a 11 de la noche.
Israel le prestó un Jetta color verde militar.

"En ese tiempo, cuando yo llegaba al rancho, pasada la medianoche, Israel me decía que le mandara un mensaje, para que yo no saliera del carro para abrir el portón.
Luego tomaba mi mano para dirigirme a la cabaña, cosa que me resultó extraña, ya que nunca acostumbró esas actitudes".

El 12 ó 13 de noviembre de 2005, Israel comentó que iría a Guadalajara con sus hijos, pero se quedarían sus hermanos Mario y René reparando un vehículo.

Dos fines de semana después, 26 y 27 de noviembre, Vallarta volvió a Guadalajara y dejó a uno de sus trabajadores, El Diter, quien se mudó temporalmente al rancho debido a un problema familiar, explicó el jefe de Los Zodiaco.

"La siguiente semana pasó todo normal, excepto un día en el que Israel estaba muy exaltado.
Me dio de comer pechugas empanizadas y agua de jamaica.
Otra mañana llegó con 50 huevos.
Los coloqué en una base y, al regresar por la noche del trabajo, faltaba la tercera parte de los huevos.
Le pregunté a Israel a quién invitó a comer y no me contestó.
Se molestó mucho.
Su amigo seguía en el cuarto de la entrada.
Esa noche, Israel le llevó todos los cereales de la alacena".

El sábado 3 de diciembre, día de descanso de Florence, la pareja fue a ver departamentos.
Otra vez se iría a vivir sola.
Cerró trato con los dueños de un departamento en la calle de Hamburgo esquina con Burdeos, colonia Juárez, donde le cobrarían una renta de 6 mil pesos, equivalentes a su sueldo completo.
Israel le obsequió 10 mil pesos para que diera un adelanto.
Fueron al supermercado a comprar despensa.
Israel le compró dos litros de leche al Diter.
En la semana, cuando Florence regresó de trabajar, había comida preparada, sopa de pasta y flautas doradas.

"Se pasaba el tiempo muy estresado".

* * *
La sábana convertida en velo resbaló centímetros de su cabeza y sus ojos asomaron.
En el reflejo estaba él, su secuestrador, Israel Vallarta.
Y gracias a ese instante de luz y descuido, ella, Valeria Cheja, jamás lo olvidó.

Valeria fue secuestrada el 31 de agosto de 2005.
Circulaba en su auto cuando, delante de ella, un Volvo color claro frenó de repente.
Bajaron dos hombres, rompieron su cristal y la sacaron.
Diez minutos después estaba encerrada en un amplio baño.
Israel, a quien los demás se dirigían como El Patrón, le dijo que podría quitarse la venda de los ojos cuando saliera.
Así, durante su encierro, a solas, tenía la vista descubierta.
Al día siguiente, Israel tocó su puerta.

-Cúbrete los ojos -pidió el hombre con voz amable.

Vallarta entró y se colocó a unos pasos de Valeria.

-¿Qué quieres de desayunar? -le preguntó Israel con suavidad.

Ella dudó.

-Cereal con leche -pidió al fin y desayunaron juntos.

-No voy a permitir que te hagan nada.
¿Qué más quieres?
-Un espejo -contestó ella desde la oscuridad.

-Eso no se puede hacer. pero haré una excepción.
Mandaré a mis muchachos para te lo traigan y lo coloquen.

A la hora llegaron dos de los hombres encargados de cuidarla.
Tocaron la puerta y ella se tapó la cara.
Valeria escuchó el ruido del taladro, entrando y saliendo por la pared.

-Ya está listo tu pedido -dijo uno de ellos y salieron.

Valeria se paró y se miró secuestrada dentro del cristal de metro y medio de largo y 50 centímetros de ancho, colocado en la pared derecha, entrando por la puerta falsa del baño, una hoja improvisada y recién colocada.
Ese mismo día, a las seis de la tarde, Israel Vallarta llamó.
Valeria volteó hacia la pared y se cubrió la cabeza con una sábana.

"No me gusta donde colocaron el espejo, estaría mejor frente a la puerta", resolvió y ordenó su cambio.

Valeria escuchó el taladro al lado de la mesita, junto a su colchón.
Cuando todo quedó en silencio, pensó que la instalación estaba terminada y que ella se encontraba sola.
Jaló un poco la sábana y su mirada se encontró con la figura del jefe reflejada en el espejo: 35 años de edad, complexión regular, de un metro 75 centímetros de estatura, piel blanca, cabello corto, un poco quebrado y con entradas poco pronunciadas sobre las sienes.
Israel no se percató de que la muchacha lo había visto.
Valeria no quiso exponerse al cruce de miradas y regresó debajo de la tela.

La banda de Los Zodiaco reclamó cinco millones de pesos por su vida.
La madre de Valeria dijo no tener dinero y era verdad.
Fue liberada el 5 de septiembre de ese año tras pagar 180 mil pesos.
La familia denunció.
La joven describió el Volvo, el sitio donde la secuestraron, el tiempo de traslado, las voces y el rostro que vio en el espejo.
Acompañando a Valeria en una patrulla, los policías federales recorrieron, en diferentes días y horas, zonas de Coyoacán, Tlalpan y Xochimilco, basados en tiempos de 10 minutos a la redonda del lugar donde la raptaron.
Consideraron antecedentes de secuestros parecidos y cotejaron las llamadas en el banco de voces existente en la Dirección General de Análisis Táctico de la ya desaparecida Agencia Federal de Investigación.
Buscaron autos Volvo de color claro y, en Viaducto Tlalpan, a la altura de la desviación a la carretera federal a Cuernavaca, encontraron uno gris plata.
Lo siguieron por la carretera hasta el kilómetro 29.
5, esquina con la cerrada de Ahuacatitla.
El conductor entró a una casa enorme conocida como rancho Las Chinitas, en la colonia San Miguel Topilejo.

Los policías vigilaron el sitio durante varios días y fotografiaron a quienes entraban y dejaban el lugar.
En una ocasión salió el Volvo, conducido por un sujeto de aproximadamente 35 años de edad, complexión regular, más o menos de un metro 75 centímetros de estatura, tez blanca, cabello oscuro corto y barba de candado.
Fueron detrás de él con sigilo.
Llegó a una casa en la colonia Lomas de Zaragoza, en Iztapalapa.
Permaneció 20 minutos.
Salió y fue a la colonia San Miguel, donde pasó media hora con dos jóvenes y siguió a la colonia Vértiz Narvarte.
Luego regresó al rancho Las Chinitas.

Los federales preguntaron a vecinos y personas que pasaban por ahí quién manejaba el Volvo gris.
Después de dudar, respondieron: Israel Vallarta Cisneros.
Regresaron a las casas del recorrido y tomaron más fotos.
Buscaron a otras posibles antiguas víctimas de la banda, entre quienes encontraron a Elías Nousari Cohen y Shlomo Segal Mizrahi.
Al mostrarles las imágenes reconocieron, "sin temor a equivocarse", el rancho Las Chinitas.

El sábado 3 de diciembre, los agentes visitaron a Valeria.
Le enseñaron varias fotografías.
Reconoció a la persona parada al lado de un Volvo: era el mismo que la sacó de su auto y a quien observó en el espejo durante su encierro.
En otras imágenes descubrió a los hermanos Marco Antonio y José Fernando Rueda Cacho, a quienes conoció en su anterior fiesta de cumpleaños, el número 18.
Los llevó un amigo que le gustaba.

* * *
Israel Vallarta Cisneros nació el 16 de julio de 1970 en el Distrito Federal.
Tiene dos hijos, es católico y comerciante de vehículos y bienes raíces, con un ingreso mensual de 45 mil pesos, según detalló ante la autoridad.

En su primera confesión, el 9 de noviembre de 2005, cuando la AFI lo presentó en televisión como un hombre recién detenido, dijo que tres años antes conoció a un hombre llamado Salustio.
No identificó su apellido, pero sí su apodo o, más precisamente, su clave: Sagitario.
El encuentro ocurrió en una refaccionaria de la colonia Santa Cruz Meyehualco, en Iztapalapa.
Israel había ido por refacciones para los vehículos chocados que compraba.
No encontró las piezas.
Apareció Salustio y le ofreció los accesorios.
Hicieron negocio y tiempo después se encontraron inesperadamente en una ciudad de más de 20 millones de habitantes.

Esta vez Salustio era el cliente, interesado en la camioneta Ford Explorer 1998que Israel vendía.
Se la pidió prestada para probarla.
Israel aceptó y se la entregó por 10 días.
Cuando fue por el vehículo, el hombre dejó las cosas claras, según versión de Vallarta.

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