¡Hermosa despedida!

• Lo de Pablo ayer fue hermoso.

Después de que en su primero poco pudo hacer y hasta las opiniones se dividieron, todo quedó en expectación para su último toro en la Plaza México, que lo vio debutar hace 24 años, cuando salió en hombros, hecho que se repitió ayer.

El astado “Manuel” de Los Encinos fue el ideal, bravo, templado, con calidad y emotividad. 

Pablo hizo lo que sabe, ser una figura de excepción, no sólo por el dominio de sus cabalgaduras, sino por la certeza en clavar casi todos los adornos -solo uno en el que el toro lo sorprendió y por poco se lo lleva de corbata y tuvo que dejar una banderilla a medio astado-, después de eso todo fue emoción, temple, belleza, cabalgando de costado, de frente con sus caballos “Nómada”, “Berlín”, “Malbec” y el último, “Generoso” con quien cerró su faena con tres rosas y un rejón final entero que puso a la plaza de cabeza.

Al son de Las Golondrinas, el grito de “torero, torero”, y uno muy futbolero “Olé, Olé Olé Holaaaa, Pablo, Pablooo”, que los 46 mil aficionados que agotaron el boletaje le gritaron al rejoneador que, emocionado, recibió las dos orejas, dio una vuelta al ruedo acompañado de algunos pequeños que bajaron desde el tendido, y luego el final, a las 19:23 horas, cuando el caballista español casi pone el pecho en la arena para besarla, se cerró así una etapa en la que la Plaza México la que le dio todo, la fama, el sitio y su cariño, recibió de parte del rejoneador una faena inolvidable que quedará para la historia.