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De perros de la calle a héroes

Hace dos semanas en la calle Ámsterdam de la colonia Roma, Rodrigo Estrella escaló la montaña a la que ni el mejor alpinista se atrevería entrar. Subió a los restos de uno de los 38 edificios derrumbados por el terremoto en la Ciudad de México junto con su perro "Yona", una cruza de labrador y golden de dos años.

De perros de la calle a héroes

Era la primera vez que "Yona" realizaba un trabajo de estos y aún no culminaba su entrenamiento. Rodrigo observó la tensión de su animal, congelado y sin saber qué señal dar."'Yona' detectó una persona fallecida y no sabía cómo avisarme porque estos animales huelen la sangre, los tejidos y el humor", explica Rodrigo. Pero cada cuerpo encontrado animaba a seguir; el perro lo hizo hasta quedarse parado en otro punto. Esta vez fue distinto, pues rascó la zona. "Ésa es la señal de que detectó a una persona con vida, y sí: ése fue el primer rescate de 'Yona'".

Después de 100 horas de búsqueda, "Yona" y otros perros de rescate se convirtieron en la última esperanza para seguir encontrando vida. Se contabilizó la participación de al menos 17 canes de la UNAM, la Policía Federal, el Ejército Nacional, la Secretaría de Marina y de equipos de apoyo extranjeros.

Rodrigo Estrella explica la clave para laborar con un perro de rescate: confianza. Cuando un binomio canino entra en acción, la relación hombre animal debe ser sólida.
Ese primer rescate lo vivieron entre lágrimas en los ojos, recuerda Rodrigo. Un triunfo antecedido de una derrota. Compartieron la felicidad de haber salvado una persona y el dolor de haber llegado tarde para rescatar otra.
¿Cómo entrenar a un héroe?
"Yona" encontró cinco personas, dos de ellas con vida, tres perros, dos gatos, un par de pericos y una tortuga. Un can así requiere un año y medio de preparación. "No cualquier persona puede manejarlos. Con un perro rescatista primero se juega a las escondidas para después ponerles escenarios más complicados, aunque en nuestra escuela nunca habíamos encontrado uno tan difícil como el terremoto", explica el instructor.
Este héroe canino fue un accidente, no fue planeado. En su cámada nacieron tres cachorros, pero sólo "Yona" aprobó las pruebas de aptitud para actuar en situaciones como las del terremoto.
Cuando los animales tienen tres meses de nacidos se someten a 25 pruebas de temperamento para evaluar su nivel de reacción, rapidez, temor, olfato, nobleza y actitud, y se les asigna un entrenamiento especial.
El terremoto dejó a Rodrigo una enseñanza: "A pesar de querer rescatar gente, es importante supervisar la condición de tus perros". La pequeña de dos años no fue la única que lo acompañó en las tareas de rescate. También lo hizo Conde, su padre, intoxicado cuando trabajó en el laboratorio químico derrumbado en el número 282 de la calle Puebla.
"Yona" no luce como hace dos semanas. Su cabello café resplandece y no se separa de Rodrigo a pesar de estar en su casa. La confianza los une en todo momento y lugar.

La fábrica de héroes
"Siempre me preguntan por qué rescato animales. Porque pueden ser futuros rescatistas y salvarnos la vida, así de fácil", explica Rodrigo Estrella, quien ha criado más héroes caninos. Antes de "Yona" estaba Conde, su padre de siete años. Ese labrador fue un obsequio de un amigo. El cachorro nació en Guerrero, donde llevó a cabo uno de los trabajos más difíciles.
Fue en Petatlán y Zihuatanejo donde salvó a varias personas que quedaron atrapadas en sus casas tras un derrumbe. Conde, de temperamento fuerte y de gran olfato, fue entrenado como perro rescatista porque en Guerrero, explica Rodrigo Estrella, son comunes los deslaves en las áreas montañosas.
El labrador y su hija "Yona" se formaron en la escuela Stardog, fundada por Rodrigo hace 27 años. Allí no sólo hay perros rescatistas, también guardianes y de asistencia, especializados en atender a personas con discapacidad.
"Le mostramos a la sociedad que los animales cumplen con una función. Los perros pueden ayudar a personas con ceguera, disfuncionalidad, problemas motrices. Queremos contribuir a la sociedad demostrando que no sólo hay que evitar maltratar animales, sino crear una cultura animal adecuada".
En Stardog hay 250 perros registrados y a Rodrigo lo acompañan en su labor dos etólogos certificados y cuatro personas para cuidar a las mascotas. Muchos de estos animales son rescatados de las calles y si están heridos son rehabilitados en cuarentena, educados y puestos en adopción.
Durante el terremoto, el protector animal recuperó tres perros, los cuales ya fueron devueltos a sus dueños, además de gatos y pericos. Calcula que el proceso para devolver el resto de las mascotas será lento, porque los dueños deben esperar la condición de su vivienda.
"Hay muchas personas que encuentran en su mascota el consuelo de todas las situaciones que han vivido. Es una compañía fiel y tenemos alguien con quien platicar. Lo único recomendable es no humanizar a los animales", es un precepto en el que cree Rodrigo.
Un héroe no necesariamente debe trabajar en un derrumbe para serlo, en Stardog han nacido muchos y con distintas funciones: está Coca, labrador de asistencia preparado para apoyar a personas discapacitadas; Tonatiuh, pastor alemán experto en cuestiones de seguridad, y Laica, entrenada para ser compañía de personas mayores de edad.
Cada mes, alrededor de 5 y 7 mascotas que han sido encontradas en las calles son regaladas a las personas que los pidan, pero cuando se trata de perros entrenados, en Stardog venden 1 o 2 al mes.
Los perros especialistas más requeridos son de rescate, guardia y protección, asistencia, servicio y lazarillo; este último puede beneficiar a los 120 millones de personas con alguna discapacidad que, según el Inegi, vivían en el país hasta 2014.

La historia detrás del maestro
Rodrigo Estrella ha realizado estudios de biología y etología, la ciencia del comportamiento animal, y complementó su formación con cursos desde los 11 años, algunos sobre primeros auxilios y rescate.
Tiene varias historias: sacó a un poni de un pozo. Atrapó a un mono araña, luego de 72 horas. Cuando está en sus manos, rehabilita a perros de pelea –pit bulls–.
Su pasión empezó desde los cuatro años y se ha guiado por una idea: los seres humanos necesitan de los animales tanto como estos últimos de los primeros.
Rodrigo creció entre caballos, gallinas, gatos, perros y más animales de rancho. Su padre, Benjamín Estrella, le heredó el gusto por las mascotas, aunque él los convirtió en asistentes y salvavidas de cuatro patas.
"Este no es un trabajo, es mi vida, lo disfruto mucho. Todo empieza cuando te entra la curiosidad por una lagartija y sigue creciendo. Lees libros, recibes enseñanzas. Así sentí cariño hacia los animales y entendí la necesidad de tenerlos en buenas condiciones y fomentar la cultura de respeto hacia ellos", señala Rodrigo.

¿Cómo adoptar una mascota?
Conde terminó su carrera de rescatista, pero seguirá en activo como un perro de terapia. Cada semana, el padre de "Yona" acudirá junto con otras mascotas a escuelas de niños con autismo.
Con la asistencia de los cachorros los niños pueden mejorar su capacidad de atención. El tratamiento es simple: los perros se colocan en medio de los menores y se les estimula a concentrarse en las partes del cuerpo del animal, que permanece inmóvil y cariñoso.
El perro de terapia es un amigo a la medida. También lo son los de asistencia y servicio, porque se adaptan a las necesidades de sus dueños.
"Cuando damos en adopción a un perro evaluamos las condiciones en las que vivirá: si será en una casa, si lo pueden mantener y le brindarán todo lo necesario. También debe prepararse al dueño para dar órdenes. El proceso puede durar meses", explica Rodrigo.
El trámite no es sencillo: se llena un formato para conocer el perfil del interesado y encontrar una mascota idónea; se muestra en foto las opciones a elegir; se hace una visita domiciliaria; se lleva al interesado y al perro a un lugar neutro para conocerse y calificar la química; se entrega al cachorro durante un periodo de prueba, y hay un seguimiento de un año si se queda en la casa.
La mayoría de los perros se regalan a quienes demuestren necesitarlo y comprueben las condiciones para mantenerlo. La escuela Stardog está ubicada en Valle de las Monjas en la Ciudad de México. Puede encontrarse en Facebook con su mismo nombre.
Durante el terremoto muchos héroes de cuatro patas respondieron en uno de los momentos más críticos del país. Conocimos a: "Frida", "Newton" y "Yona", pero en StarDog hay otros 250 héroes anónimos esperando encontrar un hogar para ser la compañía y salvavidas de alguien.




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