GRÁFICO: La técnica CRISPR que repara el ADN dañino Los científicos han usado CRISPR, una tecnología que permite modificar el genoma de cualquier ser vivo con mucha facilidad, para corregir la mutación en espermatozoides de un hombre portador de la enfermedad. Los científicos inyectaron al mismo tiempo los espermatozoides y una secuencia de CRISPR con la versión correcta del gen en óvulos donados por mujeres sanas. De los 58 embriones resultantes, 42 se desarrollaron sin la mutación que causa la enfermedad, una tasa de éxito del 72%. Por primera vez se ha logrado que un número sustancial de embriones sean totalmente viables, sin errores genéticos adicionales que podrían causar problemas de salud en un futuro bebé y en sus descendientes. Ninguno de los embriones estaba destinado a implantarse por lo que fueron destruidos en unos días tras la investigación.
En 2015, científicos chinos fueron los primeros en modificar embriones humanos con esta técnica. El trabajo más reciente, publicado este año, consiguió corregir un gen que provoca la beta-talasemia, un tipo de anemia. Pero ninguno de los tres trabajos consiguió curar todas las células del embrión, solo una parte, un problema conocido como mosaicismo, ni evitar mutaciones adicionales en el genoma, lo que desaconsejaba un posible uso terapéutico. Las investigaciones también originaron un debate internacional sobre los límites éticos que hay que imponer a esta tecnología y los cauces legales para aplicarla en los casos adecuados.
Por primera vez se ha logrado que un número sustancial de embriones sean totalmente viables
El avance “abre las puertas a que esta tecnología pudiera llevarse alguna día a la clínica, obviamente con todas las precauciones necesarias y siempre si hubiera consenso en la sociedad y la ley así lo permitiera”, señala el bioquímico español Juan Carlos Izpisúa, investigador del Instituto Salk y coautor de la investigación, publicada hoy en la revista Nature.
El trabajo es fruto de la colaboración entre los mayores expertos mundiales en los diferentes campos implicados. La manipulación de los embriones se ha realizado en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón (EE UU) y ha sido liderada por Shoukhrat Mitalipov, quien ya consiguió la primera clonación terapéutica humana. Entre los firmantes también está el experto en edición genética Jin-Soo Kim, del Instituto de Ciencia Básica de Corea del Sur, así como varios autores del Instituto de Genómica de Pekín y el Laboratorio de Ingeniería de Diagnóstico Molecular Innovador de Shenzhen, que han analizado el genoma de los embriones para comprobar que no portaban errores.
La clave del éxito estaba en inyectar el CRISPR junto con el esperma en el óvulo y no después, cuando ya se ha formado un embrión, como hicieron los investigadores chinos. “Si lo haces en este estadío el proceso es casi perfecto, funciona siempre, pero habrá que ver si funciona igual de bien en cada caso particular”, explica Izpisúa, cuyo equipo en el Salk ha supervisado la edición génica de las células y embriones.
La técnica aún no está lista para usarse en personas. El próximo paso será mejorar su eficiencia. El diagnóstico preimplantacional, que permite analizar el genoma de un embrión generado por fecundación in vitro antes de ser implantado en la madre, tiene una tasa de éxito del 50% (solo la mitad de los espermatozoides lleva el gen defectuoso). El uso de CRISPR eleva ahora esa tasa por encima del 70%, lo que permitiría, por ejemplo, desechar menos embriones en los procesos de reproducción asistida. Pero lo deseable es llegar al 90% o incluso el 100% de efectividad antes de pensar en aplicarla en humanos, explicó ayer Mitalipov durante una conferencia de prensa.
Probar la técnica en personas requiere cambiar las leyes que regulan la reproducción asistida y la investigación en muchos países, incluida España
Otro paso inminente del equipo es corregir las mutaciones en los genes BRCA1 y 2, asociados a un riesgo muy alto de cáncer de mama y ovario, usando la misma técnica. En un paso más lejano, habría que realizar ensayos clínicos para trasplantar “los embriones a las madres y después seguir la salud de sus hijos”, explicó ayer Mitalipov. Este ensayo “requeriría acuerdos parlamentarios para cambiar las leyes de EE UU y muchos otros países. Queda aún un largo camino por delante”, advirtió.
Izpisúa vislumbra dos futuras aplicaciones de esta tecnología. La primera sería en “los precursores de los gametos masculinos y femeninos para parejas con síndromes recesivos muy severos. De esta manera, la corrección génica no se haría en el embrión, sino en las células precursoras de los gametos, y se mitigarían ciertos aspectos éticos y de seguridad”, explica. Con esta intervención se podrían corregir, por ejemplo, las mutaciones de cáncer de mama y ovario.