¡Con sabor a oro!

Fabila se agenció el bronce en la categoría de 51-54 kilos en el ring nipón gracias en gran parte a la “experiencia” que tenia de toda la vida, pues desde adolescente fue bueno para los golpes, muchas veces obligado por las circunstancias. 

El peleador en la categoría gallo fue el único de los cuatro pugilistas que integraron el contingente de este deporte de contacto en subir al podio en esa cita veraniega. 

“Desde chico me peleaba dos o tres veces en la escuela, y le hablaban a mi papá porque me iban a expulsar, pues me peleaba mucho. Pasé a la Secundaria y lo mismo”, recordó Fabila en entrevista con Grupo REFORMA días antes de que se declarara emergencia sanitaria en México por el Covid-19. 

Sin embargo, esa no fue la única razón por la que se dedicó al deporte de los puños el aún entrenador en su propio gimnasio a un costado de la casa (Tlalpan) que habita desde hace muchos años. 

“Mi papá, que en paz descanse, fue boxeador y destacó mucho. (Pero) me metí también por mis compañeros de la escuela que me provocaban mucho “, añadió. 

Todos esos antecedentes ayudaron a forjar el carácter, ese que le permitió superar las diferencias con quien fuera su entrenador en los Juegos Olímpicos, el argentino Bruno Alcalá, quien nunca le brindó confianza como seleccionado olímpico. 

“Esta medalla me costó mucho porque no compaginaba con el entrenador, un argentino al que no le caía, me decía ‘maricón de mierda’ y yo no estaba acostumbrado a que me trataran así. Me siento orgulloso de mi medalla, la conquisté y tras ganarla (este entrenador) estaba más enojado y me dijo esa medalla debía haber sido de oro”, reseñó Fabila.

El tercer medallista tricolor en boxeo en la historia tuvo que conformarse con el metal de bronce, tras caer en semifinales 4-1 ante el coreano Jeong  Sin-Jo. Pero esa presea supo a oro para la delegación mexicana. 

Hasta el momento se desconoce cuántos boxeadores estarán en el regreso de los Olímpicos al país del Son Naciente, en Tokio 2020 el próximo verano.