Reynosa

Comercializan artesanías en el puente internacional

Productos elaborados por gente que llega del interior
  • Por: Blanca I. Zumaya E.
  • 12 / Agosto / 2018 -
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Comercializan artesanías en el puente internacional

Oferta. De todo tipo de artesanías se venden en el puente.

Esfuerzo. Desde hace tres años llega María desde Oaxaca.

El puente internacional que une esta frontera con Hidalgo, Texas, destaca por ser uno de los de mayor flujo vehicular en la zona noreste de México, pero también por ser uno de los sitios que congrega al mayor número de personas indígenas que realizan diversas actividades.

Es común ver en la última parte del territorio mexicano previo al ingreso a Estados Unidos, a mujeres, niños y hombres adultos ofreciendo diversos artículos que van desde comida, dulces, pan, artesanías típicas de sus lugares de origen o simplemente pidiendo dinero.

Desde hace años el cruce fronterizo que une a Reynosa con Hidalgo se ha convertido en un sitio comercial, en donde los automovilistas pueden encontrar productos muy variados desde agua, refrescos, fruta cortada, imágenes religiosas, figuras decorativas, cuadros, pan, dulces y artesanías elaboradas de diversos materiales entre otros.

Cada año, durante el verano, María, una mujer de aproximadamente 60 años de edad, abandona su estado natal, Oaxaca para venir a trabajar a esta frontera durante esta temporada.

Junto a su hijo, un joven que se dedica a la venta de pan de elote, han encontrado el gusto por esta zona que según se cuenta en el sur del país, es una tierra prometedora, en donde la vida se vive mejor, en donde incluso pueden llegar a recibir dólares.

De tez morena, pero con una piel maltratada por los rayos del sol, esta mujer de apenas 1.50 metros de estatura intenta comercializar canastas tejidas de colores llamativos a todo aquel que realiza la fila para internarse a territorio estadounidense.

“Cómprame una canasta… dame un cora”, es una frase que repite constantemente entre los automovilistas, en donde una gran mayoría son connacionales, pero también transitan méxicoamericanos y uno que otro anglosajón.

A través de su mensaje “dame un cora”, María intenta decir en inglés “give me a quarter” lo que equivale a pedir una moneda de 25 centavos de dólar.

María, quien no abandona su típico vestuario, falda larga, blusa de colores llamativos y un rebozo que la cubre de los rayos del sol, dice que desde hace tres años viene a Reynosa a trabajar y posteriormente se regresa a su ciudad natal, en donde la esperan sus otros hijos.

Jesús, su hijo, quien se expresa en español señala brevemente que aquí en esta frontera encuentran una mejor oportunidad para ganarse la vida.

Finalmente señala que ellos mismos preparan el pan de elote y las canastas de hojas de palmas y que aunque la venta en ocasiones no es la esperada, les permite ganarse la vida.

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