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Circo risas por la paz del Ejército colombiano

Delante del público el payaso se retira el maquillaje y debajo del traje de colores se le ve el uniforme de camuflaje, enseguida se cambia los zapatos anchos por las botas militares y se despide de los asistentes a la función circense del Ejército colombiano en las zonas de conflicto del sur.

El cabo primero de artillería José Salamanca Lagrimitas, de la Fuerza de Tarea Júpiter durante su presentación en el circo Amazonas en Florencia (Colombia). Foto: EFECirco risas por la paz del Ejército colombiano

El espectáculo, que incluye además trapecistas, malabaristas y otros artistas, todos militares, hace parte del Circo Amazonas, una iniciativa de la Fuerza de Tarea Júpiter -integrada en la VI División del Ejército- para tener una relación más estrecha con la gente en las áreas donde operan.



"La motivación es muy grande cuando se está frente al público y mucho más cuando son niños; verlos reír me hace muy feliz", dijo "Zapatico", nombre de payaso adoptado por el soldado profesional Luis Arbey López, un curtido militar que lleva 16 años en el Ejército.



Junto con los también soldados Carlos Augusto Lasso "Cuqui" y Álvaro Prado "Pinito", y el cabo primero de artillería José Salamanca "Lagrimitas", López protagoniza espectáculos de humor en las funciones que la carpa azul del Circo Amazonas lleva a los municipios del departamento selvático del Caquetá, que junto con Putumayo y Amazonas compone el teatro de operaciones de la VI División.



El circo solo tiene en su elenco militares como López, que desde hace tres años y medio compagina sus tareas con las del entretenimiento en las comunidades y que, al igual que sus compañeros payasos, malabaristas o trapecistas, se ha formado en este arte tan diferente al de la guerra.



A las funciones asiste un público diverso, desde estudiantes del colegio Juan Bautista

La Salle de Florencia

, capital del Caquetá, que ríen a mandíbula batiente con los dichos y gestos de los payasos, hasta amas de casa o soldados veteranos que se preparan para dejar las armas después de 20 años de servicio y que en sus últimos meses en las filas entran a un programa llamado "Retiro asistido".



De esta forma, la Fuerza de Tarea Júpiter, creada en noviembre de 2013 y compuesta por 12 mil 450 hombres para apretar la lucha contra la guerrilla de las FARC y otros grupos armados ilegales en el sur de Colombia, combina la estrategia militar con acciones de responsabilidad social para ayudar a la consolidación de la paz.



"Somos conscientes de que la solución a los problemas del país no es solo militar", explicó a periodistas el comandante de la VI División, brigadier general Francisco Javier Cruz, desde su puesto de mando en Florencia.



Eso permite que sus hombres destinen más tiempo a actividades de desarrollo social, como el Circo Amazonas, una idea concebida por el comandante de la Fuerza Júpiter, brigadier general César Augusto Parra, quien llegó al Caquetá con la misión de combatir a la Columna Móvil Teófilo Forero, temible unidad de las FARC que propinó algunos de los mayores golpes sufridos por el Ejército en el pasado.



"No somos solo los soldados del fusil... Estamos cada vez más con la población", explicó el general Parra sobre la función social del Ejército sin descuidar la seguridad ciudadana.



El comandante de la Fuerza Júpiter, que está por cuarta vez destinado en el Caquetá, afirma que lo que se busca con iniciativas como esta es llegar a las aldeas "donde no llega nadie, donde sólo llega el Ejército" con programas que beneficien a la gente.



"Como somos los únicos que nos metemos a veredas (aldeas), conocemos las necesidades de la comunidad, la problemática social, y a raíz de eso hemos generado un programa integrado para llevarles la oferta estatal", afirmó.



Eso incluye campañas de expedición de documentos de identidad, de afiliación al servicio básico de salud o brigadas de salud con especialistas y medicinas traídos de Bogotá, y en el plano recreativo, el circo.



Pero romper el temor de la gente a acercarse al Ejército no es tarea fácil ya que durante décadas esas localidades vivieron atemorizadas por las FARC y evitaban cualquier contacto con los militares para no ser perseguidos por la guerrilla.



"En San Vicente del Caguán la gente ni nos miraba porque les daba miedo, pero ahora la población es afecta al Ejército. Allá tuvimos el circo y me costó trabajo retirarlo", dijo Parra sobre esta localidad en la cual las FARC ejercieron un férreo control, especialmente durante los frustrados diálogos de paz del Gobierno del presidente Andrés Pastrana (1998-2002).



Las cosas han cambiado y el general celebra que ahora, con los planes de consolidación de la paz, algunos apoyados por el Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el ambiente es distinto.



"La gente ya nos ve de una forma diferente, con cordialidad, como los soldados de la comunidad", resume.




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