Charlevoix
Un pedacito de cielo en Quebec
Quebec, Canadá.-
Disfrutar de bellos paisajes y carreteras escénicas; ejercitarse, ya sea realizando largas caminatas o paseos en bicicleta; apreciar las obras de paisajistas y degustar platillos con productos locales y cervezas artesanales, hacen de Charlevoix un sitio digno de una postal.
Esta región, rica en historia, cultura y recorridos ecoturísticos, atrapa al viajero con los exquisitos hospedajes que hay en La Malbaie. Obligatorio es hacer la ruta gastronómica en Isle-aux-Coudres, así como explorar la ciudad de Baie-Saint-Paul, nombrada en 2007 como la “Capital Cultural de Canadá” y en la cual se respira una atmósfera bohemia.
LA MALBAIE UNA LUJOSA ESTANCIA
En la localidad de La Malbaie, hospedarse en el Fairmont Le Manoir Richelieu es un deber. Ubicado entre el río y las montañas, el hotel de cinco estrellas cuenta con 405 habitaciones y ha albergado a diferentes personalidades. Cabe señalar que fue sede de la edición 44 de la Cumbre del G7 celebrada en junio de 2018.
El edificio original data de 1899, pero fue consumido por el fuego en 1928. Un año después, abrió el actual, construido al estilo de un castillo francés con un aire escocés. Cuenta con un campo de golf de 27 hoyos.
Toma nota: este verano festeja su aniversario 120 y sorprenderá a sus huéspedes con una exposición fotográfica dentro del recinto. También habrá conciertos de piano y guitarra, conferencias y otros eventos.
ISLE-AUX-COUDRES PURAS DELICIAS
¿A qué sabe la felicidad? Muchos viajeros coinciden en su respuesta: a las delicias orgánicas que ofrece la Isle-aux-Coudres, en Quebec.
Fue nombrada así por Jacques Cartier debido a sus avellanos silvestres. Al recorrer esta isla, los viajeros tienen la oportunidad de conocer a granjeros y productores de la Ruta del Sabor, un proyecto de la región de Charlevoix que busca promover sus tesoros gastronómicos.
Entre los imprescindibles a visitar está la la casa-museo Les Moulins de l'Isle-aux-Coudres. Durante el recorrido se conoce el proceso de elaboración de harinas de trigo, centeno y trigo sarraceno.
Otra parada obligatoria se hace en la panadería Boulangerie Bouchard, que abrió sus puertas a los comensales en 1945.
Hay que terminar el tour con broche de oro yendo a los famosos huertos de Cidrerie et Vergers Pedneault. El lugar es una especie de ecomuseo, en el que se relata la apasionante historia de la familia Pedneault. En la visita guiada se conocen los procesos de elaboración y degustaciones.
Toma nota: desde La Malbaie hay que hacer un recorrido de media hora en auto por la Route 362 O, para llegar a Saint-Joseph-de-la-Rive. Una vez ahí, hay que abordar un ferry gratuito. Tras un cruce de 20 minutos se llega a Isle-aux-Coudres. Ahí es posible pernoctar en el Hotel Cap-aux-Pierres.
BAIE-SAINT-PAUL PASEO CULTURAL
Un ambiente relajado y arquitectura única presume Baie-Saint-Paul, ciudad en la costa de Quebec, en la que brilla un lado mucho más artístico y bohemio.
Al comienzo de 1980, un grupo de artistas, creado por Gilles Ste-Croix, llevó su talento a las calles de esta villa quebequense que dio origen al núcleo que se convertiría en Cirque du Soleil.
Esta ciudad, fundada hace más de 350 años, se ha posicionado en los últimos años como un auténtico lugar cultural. En sus pintorescas casas se ubican galerías de arte y estudios en los que se muestra el trabajo de pintores, principalmente paisajistas, quienes hicieron de este sitio su hogar.
Toma nota: mientras recorres las calles Saint-Joseph y Saint-Jean-Baptiste, una parada obligada es Saint-Pub Microbrewery, en la que se puede deleitar el paladar con ingredientes y platillos típicos regionales, como el tradicional poutine, así como cervezas hechas en casa.
AROMA A LAVANDA
En el valle de Baie-St-Paul, Louise Vidricaire muestra con orgullo sus tierras e invita a los viajeros a realizar un paseo lleno de aromas en su propiedad, en la que fundó Azulèe.
Apasionada de las flores, a inicios de 2001, dejó su trabajo de estilista de alimentos en Montreal para iniciar con esta compañía en la que cultiva lavanda orgánica comestible certificada.
Como guía de sus jardines, Louise enamora al visitante con diversos aromas. Además de los campos de lavanda, cultiva citronela, cebollín y tulipanes, por mencionar algunos productos.
“Cultivo de forma orgánica porque trato de contribuir a salvar al planeta para nuestros niños. Empecé el proyecto con un pequeño pedazo de tierra en el que no usamos pesticidas, ni fertilizantes comerciales. Sólo los fertilizantes naturales de los animales”, dice la productora, quien en 2015 recibió el Charlevoix Heritage Award.
Durante la visita guiada se explica el proceso de secado de la lavanda y se venden productos como velas, aceite y bálsamos.
Toma nota: existe una opción de visita guiada en la que por diez dólares canadienses puedes tener una degustación a escoger de un pastel de limón, brownies con doble chocolate, ensalada de fruta fresca y limonada casera, platillos que se elaboran con la especialidad de la casa: la lavanda. Más información sobre costos, temporada de visitas y horarios en: https://azulee.ca/
SENDERO DE AVENTURA
Una forma de descubrir la naturaleza y la cultura en Baie-Saint-Paul es a bordo de una eco-bike.
De acuerdo con Chloé Gosselin, guía de la empresa Charlevoix Éco-Mobilité, la mejor forma de conocer esta parte de Charlevoix es a través de este transporte ecoturístico.
“Una opción es el tour gourmet, en el que se recorre los sabores de la ciudad y se termina en la playa de la bahía para disfrutar de un almuerzo con una degustación de quesos y vinos de la región”, detalló Gosselin.
También existen tours wellness como los de meditación y yoga, en los que a lo largo del río San Lorenzo y río Gouffrey se transporta a un estado de tranquilidad y a su vez, se carga de energía.
Toma nota: todos estos recorridos se ofrecen en francés, inglés y español. Para mayor información consulta: https://charlevoixecomobilite.com/
Cómo llegar
Nuestra experiencia: volamos desde la Ciudad de México a la Ciudad de Quebec, haciendo una escala en Montreal con Air Canada. Baie-St-Paul está aproximadamente a una hora y cuarto de Quebec en auto.
La Malbaie, en donde se ubica el hotel, está a una hora y 45 minutos de Quebec en auto.
El Parque Nacional Hautes Gorges de la Rivière Malbaie está a unas dos horas de Quebec en auto.