Tamaulipas

Campaña Militar Constitucionalista

Año 1913, el noreste mexicano, y la ocupación de La Sauteña
  • Por: José María García Báez / Cronista de Río Bravo
  • 13 / Mayo / 2018 -
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Campaña Militar Constitucionalista

Lucio Blanco, Múgica y Caballero en la casa del Administrador de la Sauteña Río Bravo, mayo de 1913.

El viernes se cumplieron 105 años de la ocupación de Río Bravo por una columna armada de soldados constitucionalistas, procedente del Cuartel General Constitucionalista en Monclova, Coahuila, con dirección a Matamoros, Tamaulipas, y encabezada por el revolucionario Lucio Blanco Fuentes. En Río Bravo se encontraba la base administrativa y de operaciones de La Sauteña, una empresa propiedad de Iñigo Noriega, español muy cercano al general Porfirio Díaz.

El antecedente histórico que desembocó en este acontecimiento, se encuentra en el asesinato del presidente Madero, el 22 de febrero de 1913, y la usurpación consecuente de la Presidencia de la República por Victoriano Huerta. Esta acción provocó un levantamiento armado convocado por don Venustiano Carranza, entonces gobernador del estado de Coahuila, quien llamó a desconocer a Huerta como Presidente, y derrocarlo por medio de las armas.

Dicha convocatoria se plasmó en el denominado Plan de Guadalupe, firmado en la hacienda de Guadalupe, en Ramos Arizpe Coahuila, un 26 de marzo de 1913, que fue una proclama a la insurrección cuya finalidad era restaurar el orden constitucional y derribar a Huerta del poder. Lo anterior, motivó el surgimiento del movimiento y el ejército Constitucionalista.

Las operaciones militares desarrolladas en el noreste mexicano, fueron encomendadas a Lucio Blanco Fuentes, quien, según la historiadora Raquel Sagaón (en su trabajo “Lucio Blanco y el Plan de Borregos”), Lucio Blanco fue designado jefe de las operaciones en los estados de Nuevo León Coahuila y Tamaulipas. Al mando de una columna armada, su misión fue la de dirigirse desde la sede militar constitucionalista en Monclova, Coahuila, a la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, para ocuparla con la finalidad de tener una base fronteriza que permitiera a los constitucionalistas, proveerse de armas y pertrechos principalmente, para enfrentar al Ejército Federal de Huerta.

Según testimonios de los generales Juan Barragán y Francisco J. Múgica, principalmente (en aquel entonces jóvenes oficiales de aquella columna militar), refieren en sus memorias que Lucio Blanco, con el grado de teniente coronel otorgado por don Venustiano Carranza, integró su Estado Mayor para las operaciones designadas, con los oficiales Andrés Saucedo, Cesáreo Castro, el Dr. Ríos Zertuche, Alejo González y el propio Francisco J. Múgica como Jefe de aquel Estado Mayor.

Según el testimonio de su Diario de Campaña que llevó Francisco J. Múgica, el domingo 30 de marzo de 1913, Lucio Blanco y sus hombres, en número de 300, salieron de Monclova a Candela, para trasladarse Mamulique, al norte de Monterrey, subiendo entre las sierras de Picachos y S. Clara hacia Cieneguitas y de allí a Cerralvo, que ocuparon el 10 de abril.

En abril 13 arribaron a la Villa de Coss y el 14 a General Bravo, de donde siguieron a General Terán, que cayó el 17 de abril, donde fueron emboscados. A la una de la tarde del 19, atravesaron el río Conchos, lindero de Nuevo León y Tamaulipas.

A las 2 de la tarde del 22 de abril, arribaron a la Villa de Burgos, el 23 a Méndez, el 24 a San Fernando, ocupado a las 11 de la mañana. De allí partieron a Santander Jiménez llegando el 28 de abril. Retornando luego a San Fernando, a donde llegaron nuevamente el 6 de mayo.

El 7 de mayo arribaron a El Soldadito, un rancho propiedad de La Sauteña al norte de San Fernando. Según testimonio de Múgica: 

“La gente principal huyó, llevándose armas y otros pertrechos. Sacamos mil 100 pesos de una caja, recaudamos muchos caballos y tomamos elementos para proveer a nuestra tropa”.

El administrador de El Soldadito era un español llamado Sancho de Luna, quien según la crónica, dejó en su huida un pequeño velíz de mano.

La columna armada continuó con dirección norte a Reynosa, encontrándose el 9 en un rancho llamado Chapul, donde quemaron unos jacales “para quitarle sus dominios a La Sauteña”. Ese mismo día llegaron a El Charco Escondido, célebre localidad que tuvo sus años de bonanza con el Camino Real, donde pernoctaron.

A las 3 de la mañana del día 10 de mayo de 1913, salieron de El Charco desde donde enviaron avanzadas a Reynosa, para quemar puentes y destruir la vía del ferrocarril, con el fin de preparar el asalto a aquella Ciudad, que aconteció el 10.

La batalla en Reynosa inició con escaramuzas desde temprano, trabando combate e indicando Múgica a las 12:15. “Estoy con la extrema retaguardia cubriendo el camino a Charco Escondido… Se combate fuerte…” A las 4 de la tarde de aquel 10 de mayo Múgica consigna: “Estamos dueños de la plaza”.

El domingo, 11 de mayo de 1913, sin precisar la hora, Múgica escribe que se encuentran en la “Hacienda de Río Bravo, antes Columbus (sic), o casco de La Sauteña, de Iñigo Noriega”. Y continúa: “Ya estamos muy agasajados por todos los peones, que son como trescientos los que no tuvieron miedo esperarnos”.

Sin embargo, sí existió inquietud entre algunos habitantes del poblado, quienes huyeron de los revolucionarios, como el caso del profesor de la escuela. El ingeniero Miguel Angel Menéndez Báez, en su trabajo “Diálogos de una Crónica”, da cuenta de lo anterior, y ofrece el testimonio del profesor Moisés G. García, maestro de la escuela para niños de Colombres: “Algunos opinaban que debíamos ver qué sucedía, otros sugerían abandonar el pueblo inmediatamente si queríamos salvar nuestras vidas. Yo decidí ponerme a salvo… Mi casa estaba bien amueblada, tenía bastante ropa y algunas cosas de valor, tomé las alhajas de mi esposa y algún dinero que tenía. Partí en compañía de algunos empleados con dirección al río (Bravo). Usando una carreta para el viaje, que nos condujo hasta la orilla en un lugar en el que había un lanchero, quien nos pasó por unos cuantos pesos...” 

Evidentemente existió el temor fundado entre algunos habitantes, sin embargo otros permanecieron, como el caso del señor De Bruin, ingeniero contratista de las obras de riego, quien obsequió incluso a la tropa, una caja de mil tiros de parque winchester.

Uno de los personajes importantes que no huyeron, fue el gerente de La Sauteña, el español Policarpo Suso. En La Sauteña se encontraban otros personajes extranjeros, como los norteamericanos Luis Kolomos, el mismo De Bruin y el guatemalteco Jorge Moreno, entre otros empleados de la compañía.

Durante la permanencia de los constitucionalistas en Río Bravo, se prepararon para el asalto a la plaza de Matamoros; personajes como César López de Lara, quien arribó el 15 de mayo; Pedro Antonio de los Santos, el 19; Luis Caballero (quien sería después gobernador de Tamaulipas) y su gente el 24 de mayo; y Porfirio Gonzáles con tropas de Nuevo León, sumando una tropa total de unos mil hombres armados.

Finalmente, la tropa se retiró a ocupar Matamoros, el 1 de junio de 1913, a las 6:00 horas.

Campaña Militar Constitucionalista

Estado Mayor. Instituto de Investigaciones Históricas de la Rev. Mexicana.

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Revolucionarios en 1913 en Río Bravo

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 Plano de Campaña

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Periodistas extranjeros

Es interesante que en esos días llegaron periodistas y fotógrafos, de diferentes lugares, como el periodista de The Brownsville Herald, J.M. Stein, quien acudió a entrevistar a Blanco y a Múgica, e incluso, se dice que hasta se tomó una película de los revolucionarios en Río Bravo. Los fotógrafos Robert Runyon, de Brownsville; P. S Glenn, norteamericano y A. Dittman, norteamericano también, documentaron con sus imágenes la presencia de Lucio Blanco y sus soldados.

Durante la permanencia de los Constitucionalistas, que se extendió hasta el 1 de junio por la madrugada, acontecieron eventos diversos y contrastantes, como el caso de un banquete convocado por Lucio Blanco, en el que, a falta del chef, el maquinista de ferrocarril y soldado, Eleuterio Reyna, sirvió como experto cocinero.

También fue fusilado (según Múgica), o ahorcado (según Menéndez), un tejano llamado Juan Alamia, acusado de ser espía de Félix Díaz. Entre las curiosidades, se encuentra el caso de que en La Sauteña había servicio telefónico, y de que un tal Stevens, contrabandeaba armas para los revolucionarios, pasándolas por el río Bravo, a la altura del rancho de los Alacranes.

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