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Cada uno decide su andar

Una opción para turistear es Santiago de Compostela: la ruta peregrina más antigua del Viejo Continente

Santiago de Compostela, España

LA INTROSPECCIÓN.Suele apoderarse de los peregrinos durante su andar por el Camino de Santiago, en España.Cada uno decide su andar


Santiago de Compostela, España

Todos los caminos llevan a Roma, dice el dicho popular, pero hay uno de ellos que no tiene como destino a la Ciudad Eterna, sino a Santiago de Compostela: la ruta peregrina más antigua del Viejo Continente.
En este itinerario, el “camino” inicia en Roncesvalles (Navarra), en la frontera con Francia, y consta de 755 kilómetros (km), pero su última etapa (de sólo 115 km) puede ser un espectacular recorrido de 4 o 5 días.
Día 1. De Sarria a Portomarín (22 km)
Esta parte del camino con verdes prados, pequeños puentes que cruzan riachuelos y que unen senderos, así como iglesias románicas, antiguos monasterios y otros secretos que guarda el bosque gallego.Y terminar el día descansando en alguna de las terrazas que miran hacia el embalse del río Miño.
Día 2. De Portomarín a Palas de Rei (24 km)
Las mañanas gallegas (en primavera y verano) suelen ser frescas, pero si no llueve y el sol acompaña, el entorno natural es espectacular. El segundo día se disponen a cruzar la Sierra de Ligonde. Ahí hallarán vacas en prados verdes, aldeas con casas de piedra y bosques dignos de cuentos de hadas.
Día 3. De Palas de Rei a Arzúa (29 km)
 A este tramo se le conoce como “rompepiernas”, debido a las cuestas pronunciadas que hay en sus caminos. Eso sí, pese al cansancio, nadie dejará pasar la oportunidad de comer, en Melide, un buen pulpo y de tomarse una merecida cerveza antes de regresar al camino compostelano.
Día 4. De Arzúa a Santiago (40 km)
Primero, 19 km hasta Rúa, donde pasarán la noche en otro albergue. Y el tramo final lo dejarán para el día siguiente, donde encontrarán caminos sin grandes dificultades, así como uno de los distintivos culturales de la región: los hórreos (antiguos graneros con techos de dos aguas y un crucifijo, típicos sólo en Asturias y en Galicia, y que hoy son una insignia cultural).
Día 5. La llegada a Santiago.
El lugar donde todo el esfuerzo y el sudor tienen su recompensa. La capital gallega, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, recibe a sus peregrinos (301 mil 036, en 2017) con panaderías, tabernas y restaurantes que ofrecen pulpo, empanada, carnes y mariscos. Y, claro, con vino y la típica tarta de almendras.
Entrarán al casco viejo, cruzarán por la Plaza de Cervantes, y sabrán que han llegado a la tan esperada Plaza del Obradoiro (donde están la Catedral de Santiago de Compostela, la Xunta de Galicia, el Hostal de los Reyes y la Universidad de Santiago) cuando escuchen bajo el último puente de la ciudad al gaitero del que tanto les han hablado quienes ya han vivido esta experiencia. Pero cada uno lo hará a su paso, porque a cada peregrino le mueven motivos distintos. Y porque al final, aunque la ruta haya sido la misma, “el camino” es el que cada uno decide andar.
Para saber
La Credencial del Peregrino se consigue en la Oficina de Acogida al Peregrino o en otras instituciones autorizadas por la Catedral de Santiago, como parroquias, Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, albergues de peregrino, cofradías, entre otros sitios.
Ésta debe sellarse dos veces por día en los últimos 100 Km (para los peregrinos a pie o a caballo) o en los últimos 200 Km (para los peregrinos ciclistas), y presentarse para recibir la Compostela (diploma que acredita el final de la peregrinación, cuando se realiza con un sentido espiritual o religioso).
La Compostela, detalla la Oficina, también se concede a personas con movilidad reducida, que utilizan, por ejemplo, silla de ruedas.
Con información de https: www.oficinadelperegrino.com <http://www.oficinadelperegrino.com/>

Santiago de Compostela, España

Todos los caminos llevan a Roma, dice el dicho popular, pero hay uno de ellos que no tiene como destino a la Ciudad Eterna, sino a Santiago de Compostela: la ruta peregrina más antigua del Viejo Continente.

En este itinerario, el “camino” inicia en Roncesvalles (Navarra), en la frontera con Francia, y consta de 755 kilómetros (km), pero su última etapa (de sólo 115 km) puede ser un espectacular recorrido de 4 o 5 días.

Más de la sección

Día 1. De Sarria a Portomarín (22 km)

Esta parte del camino con verdes prados, pequeños puentes que cruzan riachuelos y que unen senderos, así como iglesias románicas, antiguos monasterios y otros secretos que guarda el bosque gallego.Y terminar el día descansando en alguna de las terrazas que miran hacia el embalse del río Miño.

Día 2. De Portomarín a Palas de Rei (24 km)

Las mañanas gallegas (en primavera y verano) suelen ser frescas, pero si no llueve y el sol acompaña, el entorno natural es espectacular. El segundo día se disponen a cruzar la Sierra de Ligonde. Ahí hallarán vacas en prados verdes, aldeas con casas de piedra y bosques dignos de cuentos de hadas.

Día 3. De Palas de Rei a Arzúa (29 km)

 A este tramo se le conoce como “rompepiernas”, debido a las cuestas pronunciadas que hay en sus caminos. Eso sí, pese al cansancio, nadie dejará pasar la oportunidad de comer, en Melide, un buen pulpo y de tomarse una merecida cerveza antes de regresar al camino compostelano.

Día 4. De Arzúa a Santiago (40 km)

Primero, 19 km hasta Rúa, donde pasarán la noche en otro albergue. Y el tramo final lo dejarán para el día siguiente, donde encontrarán caminos sin grandes dificultades, así como uno de los distintivos culturales de la región: los hórreos (antiguos graneros con techos de dos aguas y un crucifijo, típicos sólo en Asturias y en Galicia, y que hoy son una insignia cultural).

Día 5. La llegada a Santiago.

El lugar donde todo el esfuerzo y el sudor tienen su recompensa. La capital gallega, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, recibe a sus peregrinos (301 mil 036, en 2017) con panaderías, tabernas y restaurantes que ofrecen pulpo, empanada, carnes y mariscos. Y, claro, con vino y la típica tarta de almendras.

Entrarán al casco viejo, cruzarán por la Plaza de Cervantes, y sabrán que han llegado a la tan esperada Plaza del Obradoiro (donde están la Catedral de Santiago de Compostela, la Xunta de Galicia, el Hostal de los Reyes y la Universidad de Santiago) cuando escuchen bajo el último puente de la ciudad al gaitero del que tanto les han hablado quienes ya han vivido esta experiencia. Pero cada uno lo hará a su paso, porque a cada peregrino le mueven motivos distintos. Y porque al final, aunque la ruta haya sido la misma, “el camino” es el que cada uno decide andar.

Para saber

La Credencial del Peregrino se consigue en la Oficina de Acogida al Peregrino o en otras instituciones autorizadas por la Catedral de Santiago, como parroquias, Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, albergues de peregrino, cofradías, entre otros sitios.

Ésta debe sellarse dos veces por día en los últimos 100 Km (para los peregrinos a pie o a caballo) o en los últimos 200 Km (para los peregrinos ciclistas), y presentarse para recibir la Compostela (diploma que acredita el final de la peregrinación, cuando se realiza con un sentido espiritual o religioso).

La Compostela, detalla la Oficina, también se concede a personas con movilidad reducida, que utilizan, por ejemplo, silla de ruedas.




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