Áridos y fascinantes

Que este confinamiento te inspire a planear una salida futura por alguno de estos desiertos. 

A veces, los viajeros pueden encontrar todo un mundo de posibilidades en entornos aparentemente inhóspitos. Sucede también que, donde aparentemente no hay nada, uno acaba encontrando todo.

Este es el caso de las zonas desérticas, donde la escasez de agua y las condiciones climatológicas permiten acercarse a vistas sorprendentes mismas que, muchas veces, invitan a soñar. 

GRAN EXTENSIÓN PARA SOÑAR

El Sahara cubre gran parte del norte de África y tiene un área total similar a la de Estados Unidos. Pasa por varios países, pero una buena opción para explorarlo es hacerlo desde Marruecos. Entre sus grandes atractivos se encuentran las dunas de Erg Chebbi, en la zona de Merzouga, que se pueden explorar durante un recorrido en camello. Cada año, varias toneladas de nubes de polvo provenientes del Sahara se trasladan hacia el oeste por el Océano Atlántico y hacia América, aunque en fechas recientes la cantidad ha sido mucho mayor que en ocasiones pasadas.

MUY “OPUESTOS”

Dos peculiares atracciones de Egipto son los desiertos vecinos Blanco y Negro. El primero presume bellas estructuras de piedra caliza con peculiares formas causadas por la erosión.

Hay opciones para acampar en este espacio y admirar las estrellas durante la noche.

El desierto Negro, localizado un poco más hacia el norte, incluye montañas cubiertas por material volcánico como polvo y piedras oscuras. Una opción para explorar ambos lugares es quedarse en la zona de Bahariya, aproximadamente a 360 kilómetros de El Cairo.

COLOR E HISTORIA

Aunque el Simpson es el cuarto desierto más grande de Australia, es uno de los que más llaman la atención por su ubicación en el centro del País. Desde la ciudad de Alice Springs se puede llegar a Rainbow Valley, donde se encuentran acantilados con piedras que aparentan cambiar de color durante el amanecer y el atardecer.

EN CHINA Y MONGOLIA

Por ejemplo, entre el norte de China y el sur de Mongolia se encuentra el Desierto de Gobi, con el sistema de dunas Khongoryn Els que también son conocidas como las “arenas cantantes” debido al sonido  que impera al pasar el viento. Y en la zona conocida como los “acantilados llameantes”, cualquiera quedará encantado con los fósiles de dinosaurio que, por supuesto, está prohibidísimo llevarse.

Por su parte el Desierto del Namib, en Namibia, Angola y Sudáfrica, ofrece bellas e impactantes postales. Imposible no fascinarse con las Dunas de Sossusvlei, que pueden tener más de 300 metros de altura. Una de ellas, conocida como “Big Daddy”, es todo un reto para los aventureros que se animan a caminarla. 

Otro imperdible de ese edén es Deadvlei, ahí destaca un cementerio de árboles que no se han descompuesto debido a la aridez. Por si fuera poco, en este desierto, pocas vistas se comparan con las de la Costa de los Esqueletos, donde las dunas se encuentran con el mar Atlántico.