Al rescate de una tumba maya intacta desde hace mil 400 años
Arqueólogos mexicanos iniciaron el rescate de una tumba maya, localizada en el interior de la pirámide conocida como Templo XX, en la ciudad de Palenque, en Chiapas. El recinto no ha sido toca- do desde hace mil 400 o mil 600 años. Sólo una cámara de video ha podido ingresar al lugar a través de un orificio de 10 centímetros cuadrados. El lugar tiene tres muros pintados con figuras en color rojo, hombres con penachos y una puerta tapiada. No hay sarcófago. Hace 12 años los investigadores Merle Greene Robertson y Alfonso Morales descubrieron la cripta dentro de la pirámide con un sistema de ecos y ondas, pero los trabajos se detuvieron. Este año reinició el rescate. Primero consolidarán la pirámide, para evitar que se desplome sobre la tumba, y posteriormente llegarán a la recámara funeraria por la misma puerta que cerraron los sacerdotes mayas.A menos de un kilómetro de distancia del famoso Templo de las Inscripciones de Palenque, Chiapas, donde hace 59 años se encontró la tumba de Pakal El Grande, un entierro más antiguo captura la atención de los arqueólogos mexicanos. Alrededor de la pirámide conocida como Templo XX, de 28 metros de altura y 63 metros de frente, trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) laboran para consolidar y, después, descender a una tumba localizada hace 12 años, pero que por primera vez podría revelar sus secretos. La cámara mortuoria, cuyo interior sólo se ha visto gracias a una cámara de video introducida por un orificio de 10 centímetros cuadrados, se halla decorada con pinturas en una gama muy amplia de pigmentos rojos. La sepultura carece de sarcófago y al parecer es 200 años más antigua que la famosa tumba de Pakal, la cual sí tiene como elemento central un féretro tallado en una sola piedra gigante, cubierto por una losa de siete toneladas de peso.La tumba del Templo XX fue descubierta en 1999, durante las exploraciones arqueológicas de Merle Greene Robertson y Alfonso Morales, realizadas con fondos estadounidenses. Green Robertson falleció a los 98 años de edad el pasado viernes 22 de abril en Estados Unidos, sin que hubiera llegado a descender a la tumba que descubrió. En la nueva etapa de investigación, la arqueóloga Martha Cuevas, del INAH, es la responsable científica del proyecto. La prioridad de su plan de trabajo es garantizar la estabilidad del edificio para evitar que una intervención precipitada provoque el derrumbe de la tumba -data de una época contemporánea a la Roma que vivía su ocaso en Europa-, con la consecuente pérdida de información de gran valor."Historiadores del arte y otros investigadores que han visto las imágenes de las pinturas captadas con video opinan que se trata posiblemente de una tumba del período Clásico Temprano Maya, construida aproximadamente en el año 400 después de Cristo, debido al estilo iconográfico con el que están trazadas las pinturas dentro de la cripta por lo que sería 200 ó 300 años anterior a la vida del famoso Pakal", dice en entrevista con emeequis el arqueólogo Carlos Varela, uno de los coordinadores del trabajo en el Templo XX.En el mismo sitio arqueológico, Juan Antonio Ferrer, director del Centro INAH-Tabasco, quien por criterios de cercanía geográfica tiene bajo su responsabilidad administrativa este lugar, explica que en el interior de la tumba hay muchos elementos simbólicos con gran cantidad de información.Todavía no se puede asegurar que haya restos humanos. Algunos antropólogos han dicho, con base en la imagen en video, que se ven formas de huesos, otros descartan que se hallen, pero sí existe evidencia de una especie de ritual: vasos, platos, cuentas de jade y las pinturas de la cámara. "El trabajo de consolidación puede llevar tres o cuatro años y mientras tendremos que vigilar que sigan los desprendimientos del estuco que sostiene las pinturas, lo cual ha ocurrido con el tiempo", detalló Ferrer.Lugar encantadoLa ciudad maya de Palenque tenía 600 años de abandono cuando los primeros frailes españoles llegaron a esa región de la selva en 1567. Los indígenas choles, que habitaban en las cercanías de la antigua urbe, tenían miedo de acercarse a sus terrenos porque estaban convencidos de que era un lugar encantado. La humedad, la neblina y la monumentalidad de los edificios los hacían "ver" espectros.Devorada por una selva ingobernable y sumergida entre los sonidos de aves, monos aulladores y nueve arroyos de agua dulce que la cruzan, la ciudad abandonada era conocida como Otolum o "lugar de los muros fuertes". Por eso, fray Pedro Lorenzo de la Nada tradujo el nombre de la ciudad al castellano como Palenque, que significa fortaleza.Capital de un antiguo imperio que se extendía por tierras de lo que hoy es el norte de Chiapas y el sur de Tabasco, Palenque fue hogar de una larga dinastía de reyes y reinas, cuya historia se ha conocido gracias a que en los muros de sus pirámides y templos esculpieron cientos de inscripciones calendáricas e históricas. Los pocos glifos que sobreviven ayudan a contar la historia de sus habitantes.Gracias a estos glifos o epigramas se conoce el nombre de 20 reyes gobernantes de Palenque en distintos períodos. El más antiguo de ellos es llamado U Kokan Kan, o Serpiente de Espina de Mantarraya, quien, según las inscripciones, llegó al trono en el año 967 antes de Cristo (aC).Después se produce una serie de saltos y huecos en la historia de los reyes, pero aparecen otros 19 soberanos mencionados en las inscripciones. Seguramente hubo más gobernantes de Palenque si se toma en cuenta que el lugar estuvo ocupado más de mil años. El último rey registrado en los glifos murió en 783 dC y se llamó K'inich Kuk Bahlam. Se estima que la ciudad quedó desocupada cerca del año 900 dC.La información obtenida de la tumba del Templo XX aportará piezas clave para la reconstrucción de esta larga historia. En el lugar podrían encontrarse los restos de uno de los primeros gobernantes que detonaron el crecimiento de la ciudad. En orden de relevancia, ésta sería la tercera tumba descubierta dentro de las pirámides en Palenque, pero la más antigua de las tres halladas.Tumbas en pirámidesHace 60 años se decía que una diferencia central entre las pirámides de Egipto y las de México y Centroamérica era que las egipcias enterraban tumbas mientras que en las mesoamericanas no había este tipo de entierros. Esta forma de pensar cambió justo en 1952, cuando los periódicos Excélsior y El Universal informaron al mundo, con grandes encabezados: "Hallan tumba bajo pirámide maya". La noticia provocó furor y decenas de periodistas y equipos de televisión y de cine acudieron al lugar cercano al río Usumacinta.Dos años antes, el arqueólogo Alberto Ruz exploraba la parte alta de la pirámide conocida como el Templo de las Inscripciones, en Palenque. Nacido en Francia y nacionalizado mexicano, el científico encontró unas marcas en el piso de la parte alta de la pirámide y dedujo que una de las grandes rocas con las que estaba construida la plataforma del lugar era en realidad una puerta que conducía hacia otro sitio.Al abrir aquella tapa, entre el temor y la sorpresa de los trabajadores, el arqueólogo Ruz Lhuillier encontró una escalinata que llevaba al corazón del templo. La escalera estaba bloqueada por escombros, lo que obligó a trabajar dos años para limpiar el camino descendente de 71 escalones que condujo hasta el gigantesco sarcófago de piedra del Rey Pakal II o Pakal El Grande."Lo que mis ojos vieron al entrar a la tumba fue lo último que vio algún sacerdote maya al retirarse de la tumba, más de mil años antes", escribió en su bitácora Alberto Ruz.Hoy se ha demostrado que primero se construyó la tumba y encima de ella la pirámide. La obra empezó muchos años antes de que el propio gobernante falleciera y se dejó abierto el sarcófago y el pasillo con la escalinata para que, finalmente, Pakal II fuera enterrado el año en que murió, 683 aC.La famosa tumba de Pakal ha generado todo tipo de mitos e interpretaciones por, entre otros factores, la pesada losa rectangular de siete toneladas que cubre el sarcófago de piedra grabada. En esa tapa aparece grabada la figura del gobernante sentado en una posición semi-reclinada, bajo un árbol en forma de cruz. Los más extravagantes han comparado a esta imagen con un hombre manejando una nave espacial, los epigrafistas dicen que es una escena imaginaria de su descenso al inframundo.Casi 42 años después, en 1994, otro hallazgo arqueológico sorprendió en Palenque. El investigador Arnoldo González descubrió una segunda tumba de la familia real. En una pirámide conocida como el Templo XIII, al oeste del Templo de las Inscripciones, se encontró una escalinata y una recámara funeraria en la que descansaba otro sarcófago de piedra.Al abrir este segundo sarcófago fueron visibles los restos de la Reina Roja, o Tzak-bu Ajaw, quien podría ser la esposa de Pakal II. Al igual que en el primer entierro, en la tumba de la Reina Roja la persona fallecida llevaba una máscara colocada sobre el rostro. Esa tumba está hecha de pequeñas partes de jade y malaquita, por lo cual fue hallada desarmada, después de más de mil 300 años de reposo.Quizá esas dos son las tumbas más majestuosas de Palenque, pero el nuevo proyecto que concentra la energía del Instituto Nacional de Antropología e Historia pude revelar cómo era el mundo, dos siglos antes del gobierno de Pakal El Grande y de la Reina Roja. Antenas para estudiar el sueloSólo los periódicos de la ciudad de San Francisco, California, y un par de blogs especializados en arqueología informaron el 23 de abril pasado la muerte, un día antes, de la investigadora estadounidense Merle Green Robertson, la arqueóloga que vivió 98 años y dedicó gran parte de su vida al estudio de las antiguas civilizaciones mayas.A ella se debe el hallazgo de la tercera tumba de gran importancia localizada hasta ahora en el sitio arqueológico de Palenque. Entre 1999 y 2003, antes de cumplir 90 años, Green Robertson realizó campañas de exploración que condujeron al hallazgo de la tumba del Templo XX. En uno de los montículos de la zona oriente de Palenque, alejado unos 700 metros de la plaza central del sitio, los arqueólogos descubrieron una cripta funeraria encerrada en una pirámide. El lugar sería 200 años más antiguo que la tumba de Pakal. En las campañas de exploración se empleó tecnología que emite ondas al interior del suelo, para localizar estructura construidas por el ser humano y detectar sus puntos débiles."Se utilizó un aparato especial, que emite ondas cuyo recorrido es registrado por diferentes antenas. Hay antenas para tres o para 30 metros. En el caso del Templo XX, se usó una estructura con una antena de 12 metros y se descubrió que, después de una masa continua de piedra, el escaneo mostraba un hueco", explica Juan Antonio Ferrer, director del Centro INAH-Tabasco.Intrigados por la existencia de ese hueco, Green Robertson y Morales cavaron un pozo estrecho, de seis metros de profundidad, que conectaba la cima del templo XX con las piedras que forman el techo de la tumba. Ese techo es una especie de bóveda con el arco característico de la arquitectura maya. Ahí, en la bóveda, abrieron un pequeño hueco, por el cual cabe apenas una mano y una cámara. Sólo así se pudo echar un vistazo al cuarto y confirmar, en 2003, que se trataba de un entierro.Cerca y lejosEl espacio elegido por los antiguos mayas para construir Palenque se localiza en una montaña desde la cual se miran, hacia el norte y noroeste, miles de hectáreas de tierra plana y cultivable. La zona donde vivían los gobernantes estaba protegida de manera natural por una sierra escarpada, de un lado, y por un acantilado, hacia el otro. Dentro de la selva se levantaron conjuntos arquitectónicos de grandes dimensiones. En más de 10 kilómetros cuadrados se emplazaron palacios, templos, altares, zonas habitacionales. Muchos de esos edificios hoy se ven como montículos o cerros cubiertos por centenarios árboles de caoba, chicozapote, cedro, hule, ceiba y capulín, entre otros. Así se miraba también el Templo XX antes de los nuevos trabajos que empiezan a descubrir su fachada. Han pasado 12 años desde que la tumba del Templo XX fue localizada por los arqueólogos, pero hasta hoy nadie ha podido entrar ni ha tocado objeto alguno en su interior. Ha permanecido intacta desde hace mil 400 o mil 600 años. El pasado 15 de abril, en el marco del Primer Seminario Iberoamericano de Periodismo y Patrimonio Cultural, con sede en Palenque, se realizó un nuevo ejercicio para tratar de mirar al interior de la tumba. Esa noche, en el estrecho túnel de seis metros que permite llegar hasta el techo de la pirámide, el reportero Alberto Tinoco, de Noticieros Televisa, y los arqueólogos dirigidos por Martha Cuevas, hicieron una segunda videograbación con un equipo especial, similar a las cámaras con las que se realizan cirugías endoscópicas. El equipo fue prestado al INAH con la condición de que las imágenes serán difundidas después de que las hayan estudiado los arqueólogos. Un breve testimonio de Alberto Tinoco, compartido con emeequis, indica que se observa una cámara de más de dos metros de alto, con el techo en forma de arco maya, con tres muros pintados y una puerta tapiada del lado sur."La cámara no descendió hasta el nivel del piso porque no se quiso modificar el contexto arqueológico, pero sí se alcanzó a apreciar que uno de los muros está más maltratado y que dentro de la tumba hay algunos rastros de comején -polilla-, pero no se sabe qué deterioro pueda provocar el insecto", dijo el único reportero que pudo mirar dentro de la tumba, al aportar también equipo de video especializado y propio.Doce años duró la discusión académica para decidir cómo llegar hasta la tumba y evitar que fuera destruida accidentalmente si ocurría un desplome. El criterio que se impuso dentro del Consejo de Arqueología del INAH fue consolidar toda la pirámide antes de abrir la tumba. Este trabajo podría tardar cuatro años, pero asegura el rescate de toda la información posible.Uno de los temas que más intriga es saber si en la tumba hay restos humanos o no. El arqueólogo Juan Antonio Ferrer opina que los huesos pudieron haber sido removidos para ser utilizados en ritos, como ocurre con las reliquias o huesos de santos, en el cristianismo.
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