Afecta también robo de combustible a EUA
El problema se acentúa particularmente en Texas, donde afecta más a pequeños negocios y particulares
Dallas, Texas.- Estados Unidos no está a salvo del problema de robo de combustible, aunque ese ilícito ocurre a una menor escala que en otros países y afecta más a pequeños negocios y particulares que a grandes compañías petroleras.
El problema se acentúa particularmente en Texas, por ser ésta la principal entidad productora de petróleo en todo el país y por existir cientos de pequeños productores, propietarios de pozos que extraen sólo decenas de barriles por día.
Las grandes compañías petroleras podrían no sufrir mucho si se les roba decenas de miles de dólares en petróleo, pero para los pequeños productores y dueños de negocios en Texas, los robos sí son significativos para sus economías.
De acuerdo con el Consejo de Seguridad Energética, un organismo con sede en Houston, creado para proteger a la industria energética de amenazas y robos, entre 10 y 30 millones de barriles de petróleo fueron robados el año pasado a los productores de Texas, lo que representó una pérdida de entre 450 y mil 500 millones de dólares.
Sin embargo, una buena cantidad del robo de petróleo no se denuncia, por lo que cuantificar el problema es difícil.
El Consejo de Seguridad Energética estimó que entre el uno y el tres por ciento de los cerca de 700 millones de barriles producidos en Texas en 2013, fueron robados. De ser correcta la estimación, el robo habría causado pérdidas de hasta dos mil 100 millones de dólares de los productores ese año.
El robo de petróleo y gasolina en Estados Unidos se da principalmente en puntos de almacenamiento, más que en la red de distribución y transporte.
El robo a oleoductos se registra de manera esporádica, y con escaso volumen, debido a que se ha logrado prevenirlo en su mayor parte por el uso de sofisticada tecnología de detección de fugas en las redes de tuberías.
El Consejo de Seguridad Energética, advierte sin embargo que esta modalidad podría aumentar en los próximos años, al incrementarse la red de oleoductos a lo largo y ancho del país.
Los sistemas de robo varían en complejidad. La forma más común de robo de combustible en Texas involucra a los choferes de los camiones de petróleo que conectan una manguera a los tanques de almacenamiento y aspiran hasta casi 200 barriles de crudo.
Los conductores encuentran un sitio intermedio para almacenar el petróleo y se asocian con el dueño de otro pozo que no produce mucho. Ese propietario entrega el petróleo al sistema oficial de oleoductos y se registra con los reguladores de petróleo de Texas, lo que hace que sea legítimo.
Otro esquema común involucra las plantas de disposición de agua salada, donde se procesan las aguas residuales de la producción de petróleo.
Es legal que los operadores de aguas residuales vendan el exceso de petróleo que extraen de su agua. Pero los operadores que roban el petróleo modifican los documentos y mezclan el petróleo robado para un beneficio más grande.
La seguridad en los campos petroleros de Texas y del resto de Estados Unidos se da a través del uso de tecnología por parte de los productores, como sensores y uso de cámaras de televisión y con la vigilancia e investigación por parte de las autoridades.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) creó en el 2008 una fuerza de tarea especialmente para vigilar el robo de petróleo en el oeste de Texas.
En sus orígenes, la fuerza de tarea se centró en prevenir el robo de materiales alrededor de la industria petrolera, principalmente el de cables de cobre, pero más recientemente, el aumento de robos de petróleo se ha convertido en un problema más grande para las autoridades.
Las compañías petroleras en los condados de Midland y Reeves, en el oeste de Texas, reportaron el robo de más de tres mil 200 barriles de petróleo en abril pasado, en comparación con cero reportes en estos condados el año anterior.
Un proyecto de ley aprobado por los legisladores de Texas en la sesión legislativa que concluyó en mayo pasado, busca desalentar el robo de petróleo en la entidad, incrementando los castigos que se impongan a los responsables.
La iniciativa clasifica en delito grave con pena de cárcel si el valor total de petróleo robado es menos de 10 mil dólares, y se eleva a delito de tercer, segundo y primer grado si el valor de lo sustraído sobrepasa los 10 mil dólares y los 100 mil dólares.