Escena

A dormir como hacendado

Para viajeros de lujo pasar una noche en una estancia que tiene más de 350 años la Hacienda Santa Cruz en Mérida, Yucatán
  • Por: Agencia Reforma
  • 22 / Agosto / 2016 -
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A dormir como hacendado

CON CAPILLA. Este lugar cuenta con una pequeña pero hermosa capilla.

Mérida, Yucatán.- La invitación causa emoción hasta en el viajero más cascarrabias: pasar una noche en una estancia que tiene más de 350 años, la Hacienda Santa Cruz.

Resulta imposible no preguntarse qué historias o leyendas se esconderán en este sitio, que se ubica a 15 kilómetros del centro de la Ciudad Blanca.

Tan sólo arribar y poner un pie, el viajero se deja cautivar por este sitio. Hoy convertido en un confortable hotel boutique es ideal para experimentar la cultura yucateca. 

IMPONENTE

Esta imponente construcción data de 1640, cuando era un monasterio franciscano. Sin embargo, en el siglo 19 se convirtió en una importante hacienda en la que se vivió el auge del henequén también llamado “oro verde”. 

En esa época y gracias a las enormes plantaciones se logró la producción del hilo del henequén y con ella una importante derrama económica en la región. Otras haciendas como Yaxcopoil, Temozón y San Antonio Sodzil, entre otras, también gozaron de esa bonanza. 

En la Hacienda Santa Cruz, cientos de peones trabajaron de sol a sol desfibrando la planta para obtener el hilo con el se elaboraban varios productos, principalmente, hamacas.

Como remembranza de aquellos días aún pueden observarse varios detalles. Destaca la diminuta puerta de piedra por la que entraban los trabajadores todos los días.

Llama la atención que sea tan pequeña. Josúe Fuentes, gerente del hotel, señala que varias fincas de la zona tienen una similar. 

“Se hicieron chicas con la intención de que, al entrar, los trabajadores tuvieran que hacer una pequeña reverencia como muestra de respeto hacia el hacendado”, agrega Fuentes.

SE VISTE DE VERDE

Una larga vereda escoltada por una frondosa área da la bienvenida a quienes visitan este hotel. Predomina un olor a pasto mojado. Sucede que durante esta época del año, el dios maya Chaac (de la lluvia) suele hacerse presente, especialmente por las noches.

Distribuidas por los amplios jardines se encuentran las 25 habitaciones de la estadía. Once de ellas están en espacios que antes funcionaban como el cuarto de máquinas de la hacienda, la casa principal y la escuela. En esta última, los peones dejaban a sus hijos. 

El resto de las recámaras son totalmente nuevas.

La zona en la que se tendía el henequén, antes de enrollarlo y transportarlo, hoy aloja el restaurante Valentina; ahí la gastronomía internacional se mezcla con la yucateca. Todos deben probar sus deliciosos papadzules y nadie debe perderse la costilla corta de res en salsa de vino tinto y chiles.

RELOJ NATURAL

Por las mañan-as, más de un huésped despierta al oír un peculiar sonido: “tuc, tuc, tuc”, pareciera que hay un reloj cerca, pero en realidad se trata del famoso pájaro Toh. Este tiene una cola muy singular que mueve a manera de péndulo y, como dato extra, se sabe que sólo habita en lugares cercanos a cavernas y cenotes.  

De hecho, en la hacienda hay un pequeño cenote que resulta el sitio ideal para calmar con un chapuzón el caluroso clima. 

Una capilla también forma parte de esta acogedora hacienda. A pesar de su aspecto sencillo, impone con sus altos techos y vigas. Por las noches, su interior se ilumina. 

Tanto empleados como huéspedes cuentan que -cerca de esta pequeña construcción y poco después del atardecer-, han llegado a escuchar algunos cuchicheos. Incluso quienes duermen en las habitaciones cercanas, aseguran que les han tocado la puerta.

SERES MÁGICOS

Muchos aseguran que se trata de los aluxes, una suerte de seres mágicos mayas -como duendes- a los que les gusta hacer travesurillas.

Tras saber la anécdota, no hay miedo. Al contrario, surge la curiosidad y el deseo por toparse con alguno.

Cuentan los yucatecos que si se les deja un pequeño espejo pueden llegar a entretenerse tanto que hasta se les olvida esconderse y así es más probable verlos.

La realidad es que por más que se anhela su presencia, en esta ocasión ningún aluxe decide hacer la “maldad”. 

No queda más planear el siguiente viaje a Yucatán, para ahora sí concretar un encuentro con alguno de estos duendecillos.

A dormir como hacendado

DE PRIMER NIVEL. Las amplias y lujosas habitaciones de la Hacienda Santa Cruz, en Mérida, los huéspedes evocan la bonanza de antaño.

A dormir como hacendado

UN TESORO. La Hacienda Santa Cruz, en Mérida, data de 1640, cuando era un monasterio franciscano.

A dormir como hacendado

DE PRIMER NIVEL. Las amplias y lujosas habitaciones de la Hacienda Santa Cruz, en Mérida, los huéspedes evocan la bonanza de antaño.


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