Reynosa

1799-1802 El traslado de la Villa

El expediente de la traslación de Reynosa Díaz a las Lomas de San Antonio, se formó cuando el primer documento fue enviado a San Carlos, la capital del Nuevo Santander (hoy Tamaulipas), y de allí a la Intendencia de San Luis Potosí
  • Por: Antropólogo Martin Salinas Rivera/Cronista Municipal de Reynosa
  • 18 / Julio / 2016 -
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1799-1802 El traslado de la Villa

Lo que conocemos históricamente del traslado de la antigua villa de Reynosa,  desde lo que es ahora la comunidad de Reynosa Díaz a las Lomas de San Antonio (el centro de la actual ciudad), proviene principalmente de un extenso expediente que se encuentra en el Archivo General de la Nación en  México (AGN).  

Este documento fue palografiado y publicado en el Boletín del AGN en 1956; más tarde fue publicado en Reynosa en los años de 1960. 

    Cerca de 50 documentos elaborados entre el 24 de mayo de 1799 y el 14 de octubre de 1802 conforman este expediente que narra el accidentado proceso que logró que  se moviese el primer asentamiento al sitio actual, donde se encuentra esta ciudad. El expediente original es el número 6 del Tomo 208 de  Provincias Internas.  

    La paleografía deja algo que desear;  por  ejemplo,  la palabra Reynosa fue transcrita como Reinosa por el personal del “Boletín,”  siendo que la letra “y” se utiliza para el  nombre de la villa en todos los manuscritos  originales de dicho  expediente del “Traslado.”  Reynosa  se escribió con “y” durante el siglo XVIII cuando se fundó la villa; la “i” aparece esporádicamente en manuscritos coloniales,  ya décadas después que se estableció  la villa y tiene una mayor aceptación durante las primeras décadas del siglo XX.  

La historiografía local ignora o confunde este concepto histórico sobre el origen ortográfico y la evolución de la escritura del nombre de Reynosa. 

EL PRIMER DOCUMENTO

 El primer documento en el dicho expediente tiene la fecha del 24 de mayo de 1799; en éste, el medio Cabildo (nombrado así por el reducido número de regidores) solicita el traslado de la villa al paraje Loma de San Antonio.  

Las peticiones estaban encabezadas por Joseph Francisco Ballí, el Justicia Mayor de la villa, apoyado por un nutrido grupo de vecinos relacionados con el clan de los  herederos del difunto Juan Antonio Ballí.  

Entre estos  se encontraban las matriarcas de Reynosa: doña Rosa María Hinojosa de Ballí y doña Gregoria Ballí de Gómez (anteriormente de Domínguez),  esta última representada por sus dos hijos de su primer matrimonio.

    El expediente de la traslación de la villa de Reynosa, marcado como el número nueve, se formó cuando el primer documento fue enviado a San Carlos, la capital del Nuevo Santander (hoy Tamaulipas), y de allí a la Intendencia de San Luis Potosí.  

Tanto el gobernador de la Provincia  Manuel Ignacio de Escandón (Segundo Conde de Sierra Gorda e hijo del fundador José de Escandón) así como Félix Calleja (Comandante de la Décima Brigada de San Luis Potosi) secundaron la documentación apoyando la petición de los colonos de Reynosa.  

El Comandante Félix Calleja, había visitado e inspeccionado la antigua villa a mediados de la última década del siglo XVIII.  

    Fue el Gobernador Manuel Ignacio de Escandón quien sacó a relucir la Real Orden de 1763 para  el traslado al sitio de Las Lajas dada por el  Rey  de España Carlos III, mencionado en el artículo anterior. 

 El Fiscal de lo Civil recibió los documentos de Reynosa, San Carlos y San Luis para finales de agosto  de 1799. Este incluyó al expediente la Real Cédula, donde se dice que el Rey Carlos III había decidido sobre el traslado de Reynosa a Las Lajas desde 1761. El cumplimiento de dicha Cédula había sido extendida por el virreinato desde 1766; pero esta orden se suspendió no ejecutándose la traslación. 

    El Virrey de la Nueva España,  José Miguel de Azanza (Duque de Santa Fe) pidió a finales de octubre de 1799 se remitiera el expediente  al Gobernador del Nuevo Santander y al Medio Cabildo de Reynosa para que le informaran  sobre el número de familias, tipo te construcciones, tierras de, siembras,  las inundaciones desde el año de 1766 y las condiciones del paraje de San Antonio, el lugar donde se quería mover la villa; ésto para poder darle giro a lo que juzgase conveniente.   El expediente fue enviado a Reynosa desde  la capital de  San Carlos en octubre de 1800, por el Gobernador Interino José Blanco.  

      La contestación por parte del Justicia Mayor de Reynosa sería hasta un año después, en octubre de 1801. Debido a las peticiones se preparó un censo en donde se conoce que los  1,631 habitantes dentro de la jurisdicción de la villa conformaban un total de 332 familias en 1801; población que estaba diseminada en ranchos desde los límites con Camargo  hasta  la desembocadura del río Bravo. En realidad el asentamiento estaba formado por tan solo 62 viviendas. 

     Joseph Francisco Ballí tomó las declaraciones de los vecinos más antiguos de la villa: don Francisco Guajardo, quien tenía 28 años cuando  se fundó la villa; Narciso Cavazos, quien llego de ocho años;  Antonio Margil Cano, quien vino con sus padres a la edad de 2 años. Estos declararon que en el tiempo que se fundó la villa (1749) el  río estuvo localizado a 500  varas de distancia (419 m) hacia el norte del cauce  de ese  año de 1801.  

En las peores inundaciones   llegó a estar  el agua entre  100  y 125 varas (83-104.75 m) de las casas. Comentaron que ya en otras ocasiones les había tocado a los pobladores salir a pie, a caballo y en canoas a las Lomas del Morillo, distantes como dos leguas (8.38 kilómetros) de la antigua Reynosa.

    Don Francisco Guajardo, el más viejo de los tres,  y  Narciso Cavazos recordaron que se llevó  en procesión pública al Señor Sacramentado hasta la orilla del río  y en una ocasión ahí se hizo un altar a San Juan Nepomuceno ( protector frente a las inundaciones); según sus  creencias era para que no entraran las aguas a la Plaza. 

CINCO PUNTOS PARA EL TRASLADO

El 22 de octubre de 1801 junto a estas declaraciones, el Teniente de las Milicias Provinciales, Joseph Francisco Ballí, envió al Virrey y al  Gobernador Interino José Blanco un documento donde exponía cinco puntos explicando la situación precaria del primer asentamiento y los motivos para adquirir la licencia para mudar la villa al paraje San Antonio. 

     Explicó que la expresada villa consistía de 12 casas de adobe y 50 de bajareque y paja, todas las declaraba bastante deterioradas; decía del terreno  que era escaso de materiales de construcción.  

    Sabemos por otros documentos que la primera iglesia de esta villa, también de bajareque  y techo de paja,  se ubicó a 3 kilómetros río arriba en lo que fue la misión San Joaquín del Monte.  

Posteriormente en el siglo XVIII, dentro de la villa se  logró  construir una iglesia de adobe; Joseph Francisco Ballí declaraba en su informe que el edificio de la Iglesia parroquial se encontraba en deplorable estado, en peligro de una fatal desgracia; decía que debido a “las crecientes no se han fabricado casas formales dentro de la propia villa.” 

    El 4 de junio de 1801 (casi a un año que se mudara  definitivamente la  villa), 300 vecinos de los ranchos a lo largo del río  se juntaron para consultar y dar la resolución para fundar su nuevo pueblo, a lo que los más principales se adhirieron al proyecto. 

    En uno de los puntos,  el Justicia Mayor explicaba que el cauce del río se encontraba a mediados del siglo XVIII ( cuando se fundó la villa) a más de 500 varas (419 metros) y que para entonces en 1801 estaba 40 varas (33.9 metros) de la población.  Joseph Francisco Ballí enfatizaba la fuerza de las crecientes del río Bravo, decía que ningún poblador podía asegurar el fruto de sus cosechas.   

Estos mantenían sus posesiones de bienes de campo y sus viviendas por una y otra banda del río. 

    En el paraje San Antonio, explicaba el quinto punto,  no se habían visto consecuencias fatales durante las  inundaciones debido a la firmeza de su suelo. Actualmente sabemos que la Ciudad de Reynosa quedó asentada en un suelo de rocas sedimentarias (de caliche) del Plioceno,  que fueron parte del litoral costero millones de años atrás, rocas que son conocidas geológicamente  como formación Reynosa.  

La primera villa se estableció en la planicie fluvial del río, en los sedimentos de arcilla y arena del Cuaternario, donde no se encuentran  rocas sólidas de ningún tipo.

    Ballí explicó que siendo suyo el sitio de San Antonio cedía el espacio para la nueva fundación.  Firmaba estos cinco puntos  junto con el cura del lugar fray Agustín Lira, el Capitán de Milicias Juan José Ballí, el Alférez don Vicente de Hinojosa, el Sargento Manuel Gómez  y don José María Ballí; a excepción de Fray Lira, todos ellos eran parte de la familia del difunto Juan Antonio Ballí.

    A finales de ese año, el trámite del traslado quedó en mano del nuevo Virrey de la Nueva España, Félix Berenguer de Marquina y FitzGerald, y el nuevo gobernador, el Teniente Coronel Francisco Ixart. 

    Al iniciar el año de 1802, el Fiscal de lo Civil en México exigiría el terreno preciso para el ejido del nuevo asentamiento  de Reynosa.  Más tarde en ese año,  la madre naturaleza se encargaría de darle  un giro drástico al papeleo del proyectado trámite del Traslado.   El desenlace de esa  compleja situación será presentada  en  el próximo artículo.

1799-1802 El traslado de la Villa

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